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jueves, 26 de septiembre de 2019

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES


3 JUNIO DE 2019



Padre Eterno
Hijos míos, vuestro Padre Celestial os da las gracias por haber venido a darme el consuelo y el amor que me es negado en la mayoría de mis hijos.
Por ello, bajo a cada uno de vosotros y vosotras, y os estrecho fuertemente en mis brazos. Quedando todos perdonados como el hijo pródigo por los méritos de la pasión y muerte de mi divino Hijo, vuestro Jesús, vuestro hermano, vuestro amigo, vuestro Dios, vuestro Salvador y Redentor.
Ser obedientes a todo lo que mi Hijo os manda y os dice, pues Él no dudo en dar hasta la última gota de su sangre por cada uno de vosotros, hijos míos.
Ser dóciles a sus enseñanzas al igual que a María, la Inmaculada, mi Hija predilecta.
¡Si supierais el gozo de sus corazones que saltan y se llenan de alegría y de amor! y por unos instantes, todo el dolor es quitado de sus corazones cuando les sois obedientes y hacéis lo que la inmaculada mi Hija predilecta y mi Hijo os dicen.
Mira, que la misión, ya se os ha dicho muy claro. Ser dóciles en las manos de los corazones de Jesús y de María.  
Lo único que vuestro Padre se os pide es que se os conozca por el amor que os tenéis.
Sois humanos y sois imperfectos y siempre surgirá algo, pero ese algo hablarlo con amor y caridad y que salga de vuestros corazones perdonando con infinita misericordia y siendo muy, muy humildes cada uno y cada una.
Y, haceros muy pequeñitos, como ya se os ha dicho. Tan pequeños que nada más seáis vistos por Mí. Porque en ello, está la humildad, y el humilde es ensalzado en gloria y el soberbio es echado al infierno, hijos míos.
Mirar, estar alertar porque no sea la hora de la verdad, de la venida de mi divino hijo y no estéis preparados y os pase como a las vírgenes necias que vino el esposo y las lámparas del amor y la misericordia, de las buenas obras, estaban apagadas.
¿Sabéis donde fueron estas vírgenes, hijas mías?, ¿sabéis donde fueron?
Al fuego eterno.
Esa parábola fue contada también por mi divino Hijo para estos tiempos.
Ir en paz, alegres y contentes porque habéis alegrado y habéis consolado a vuestro Padre tan triste, afligido y dolorido por los pecados del hombre.

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES


1 JUNIO DE 2019



Nuestra Madre
Hijos míos, vuestra Madre Inmaculada con mi divino Hijo, Jesús, nos hemos hecho presentes en este cenáculo formado y dirigido por nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones.
Hoy hemos empezado un mes inmensamente hermoso y misericordioso. El mes del Sagrado Corazón de mi divino Hijo y mes también de mi Inmaculado Corazón.
Os pido que hagáis todos los días la consagración a nuestros corazones que se os dio y en el que podéis, hijos míos, incluir también a vuestros familiares.
Prepararos a consagraros al corazón de mi Divino Hijo con el rosario a su sagrado corazón. En la preparación acercaros a su corazón y decirle con amor: “Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío”.
Quiero que pongáis un altar hermoso y bello este mes a mi divino Hijo. Jesús ha predicado a su Sagrado Corazón y al inmaculado Corazón de vuestra Madre.
Y, de vez en cuando, que pongáis flores rojas para mi Hijo y blancas o rosas para vuestra Madre. Y, reparar con todo ello nuestros corazones por los pecados de la humanidad. Por el dolor y sufrimiento que nuestros corazones tienen, por la perversidad del hombre.
Por tantos olvidos, tanta tibieza y tanto desamor a nuestros corazones, hijos míos.
Que os dejéis llevar por nuestras enseñanzas y las llevéis a cabo, no es difícil, hijos míos. Vuestra voluntad es la difícil. Vencer toda pereza. Toda tentación.
Y todo lo que os impida llevar a cabo nuestras enseñanzas, no solamente en oraciones sino en obras.
Venir a las fuentes del Agua viva que son nuestros corazones, hijos míos y dejaros bañar en ellas.
Y beber en ellas, hijos míos.
Pedir y se os dará. Pedir con fe y con confianza, de lo que hay aquí en el grupo. Sino, hijos míos, no obtendréis nada de lo que os hemos dicho y os estoy diciendo, hijos míos.
Nuestros brazos se abren en cada grupo cuando venís llenos de amor, de fe y confianza.
Y sois atraídos a ellos como un imán.
Los tiempos nuevos como los cielos nuevos y la tierra nueva están a las puertas.
Crecer y dejaros llevar en el Espíritu Santo para que Él obre y hable a través de vosotros, hijos míos.
¡El tiempo ha llegado! A nada debéis temer si venís otra vez os lo voy a repetir: Con fe, con amor, con confianza y esperanza a nuestros corazones a las fuentes de Agua viva.