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jueves, 21 de junio de 2018

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES

22 MAYO DE 2018




Jesús
Hijos míos, nos hemos hecho presentes en este cenáculo formado y dirigido por nuestros Sagrados e Inmaculados corazones.
Hijos míos, manteneros en lo más profundo de nuestros sagrados e inmaculados corazones.
Si, hijos míos, y vuestro Jesús el Hijo del Dios vivo, ya no os pide sino, hijos míos, os ordena que os améis los unos a los otros como a vosotros mismos. Y como Yo os amo a cada uno de vosotros, con vuestras miserias, imperfecciones y faltas, hijos míos. 
No sentiros ninguno mejor que otro porque no lo sois. 
¿Quien sois vosotros, miserables, para rechazar al hermano con una mala palabra, mal gesto y mal modo? Basta ya, y no lo digo por todas.
Os quiero, dentro de todas vuestras aficiones, problemas, dificultades y demás, alegres y contentos porque si confiáis en Mí, así estaréis y no pensar en vosotros mismos. ¡Y pensar más en los demás! 
Mirar el dolor de mi Madre después de mi Pasión, desgarrada, destrozada por tanto dolor inmenso que vosotras aquí en la tierra jamás podréis alcanzar ni entender y en vez de encerrarse en ese dolor mandó a Juan a buscar a los apóstoles para curarle las heridas del miedo que había causado en ellos al desperdigarse y dejarme solo, camino del calvario, hijos míos.
Mirar a mi Madre en el segundo misterio de dolor, de los dolores, que no se preocupó del estado en el que se encontraba, sino que se encaminó deprisa a la montaña, en un burro, no en coches como vosotros, para auxiliar, par socorrer y a atender a su prima Santa Isabel.
Dejaos de meteros en vosotros y daros más a los demás, pero todas, no unas cuantas, sino todas. 

Nuestra Madre
Hijas mías e hijos míos, como este rosario tan querido, tan amada por el cielo, por el Padre, por el Hijo y por el Paráclito y por vuestra Madre Inmaculada para desagraviar a vuestra Madre en tanto dolor y sufrimiento. Al igual, que a mi divino Hijo, su divino y desgarrado rostro por amor a todos vosotros.
Os bendigo In nomine Patri, et filie et Spiritu Santi.
Seguir reparando a vuestro Jesús y a vuestra Madre que tanto alivio y tanto consuelo recibimos, hijos míos. 
Amaros todos hijos míos e hijas mías como mi divino Hijo os ha dicho. No ser bruscos unos con otros sino amables. ¡Dulces como la miel y respetuosos!
Ello repararía tanto, tanto, nuestros corazones y los dolores de nuestra Madre y de vuestro Jesús.
Meditarlo y ponerlo en práctica, hijos míos. 
En todos los lugares del mundo me he manifestado bajo advocaciones diferentes para ser venerada en ellas, en cada advocación he traído y traigo gracias, bendiciones y protecciones. Algunas diferentes según lo que se necesite en los lugares donde me manifiesto.
Y en todas advocaciones para ser honrada en ella, venerada y reparar mis dolores, lágrimas y mi inmaculado corazón desgarrado de dolor por el sufrimiento de los hombres, por los pecados de la humanidad, por el olvido del hombre a Dios, por la pérdida de tantas almas, por la pérdida de la fe en tantas almas consagradas, etc.
Quiero que estos días que quedan del mes de mayo, mes dedicado a vuestra Madre Inmaculada, lo dediquéis a reparar mi Inmaculado Corazón con obras, el santo rosario y sacrificios, hijos míos. 
Venir a Mi como niños pequeños y traerme vuestro amor, vuestros abrazos, vuestros besos, que me sienta amada por todos los hijos, que son multitud los que no me aman. 
Soy Madre de la Iglesia y a pesar de las tempestades y las embestidas contra la Iglesia no perecerá. La tengo cubierta con mi manto, protegida por el Padre Eterno, cuidada por el Espíritu Santo y llevada por mi divino Hijo. 
Defendida por vuestra Madre Inmaculada y Jesús Eucaristía. 
Rodeada por San Miguel y por todos los ángeles que están a sus órdenes y todo el calcañal de vuestra Madre Inmaculada.
Soy Madre del Olvido y todo queda olvidado cuando el hombre viene arrepentido.
Soy Madre del Triunfo, todo el que venga a mí, el triunfo en las almas queda asegurado. El que vive en mí Hijo y en mí no pierde, hijos míos. 
Soy Madre de la Misericordia y la derramo en toda la humanidad, vengo a los enfermos, a los que sufren en cualquier situación y los rayos de amor y misericordia descienden sobre estas almas, en especial en los que acuden a mí. Los alivio, curo y pongo solución a sus situaciones y problemas en el momento de mi divino Hijo y si es bien para su alma, los conforto, los fortalezco, etc. 
Hijos míos, obsequiarme todos los días con la oración del “Acordaos” varias veces al día. Jamás es esta oración desecho a vuestras súplicas. Me abajo a las almas que lo rezan. Inclino hacía ellos mis oídos, todos los recojo en mi Inmaculado Corazón para llegado el momento dar cumplimiento a las peticiones que se me han confiado.
Siempre que venís confiados recibís. Y muchas veces no os dais cuenta porque recibís otras peticiones diferentes a los que habéis pedido porque ello es lo os conviene. 
Jamás el hombre que viene con amor y confianza le dejo que se vaya con las manos vacías.
¡Cuánto os ama mi Inmaculado Corazón!
Poner por obra nuestras enseñanzas, consejos, y venir con amor y confianza que rebosan infinito amor por cada uno de vosotros. 
Pedir mucho por la paz en España, la paz de Dios en ella, que la que tenéis es falsa y está a punto de formarse una revolución. Cuando esto suceda pedir con fuerza que se acabe y no llegue a la guerra civil.
¡Cuánto dolor le queda por pasar a España!
¡Cuántas madres lloraran por sus hijos, la sangre correrá por las calles!
Los templos destruidos y la sangre de nuevos mártires regarán España.
Hijos míos, por favor uniros con todas vuestras fuerzas a mi Inmaculado Corazón y pedir en mi Inmaculado Corazón dolorido que no pase de una revolución. 
En España no hay nadie, muy pocos, apenas nadie, los que cumplen los mandamientos.
Los gobiernos tienen las manos manchadas por el egoísmo del poder y del dinero y en España no hay ninguno que cumpla la voluntad del Padre ni se acuerdan de Él. Y menos de poner en sus vidas los mandamientos.
Cada vez hay más gente parada y pasándolo mal y trabajos mal pagados consentidos por el gobierno que no tiene para cubrir los gastos necesarios.
Son mentirosos, sólo piensan en su bienestar, no en el bienestar del pueblo. 
España, al igual, que el mundo está cubierta de tinieblas. 
MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES

19 MAYO DE 2018



Nuestra Madre
Hijos míos, vuestra Madre del Segundo Pentecostés se ha hecho presente en medio de vosotros. Al igual que estuve en el primer Pentecostés en medio de los apóstoles, hijas mías e hijos míos.
Recogeos en vuestro interior y pedir perdón de corazón de todos vuestros pecados, de todas vuestras ofensas hechas a Dios.
El pecado, sea cual sea la gravedad, ofende nuestros corazones, ya sea grave o leve, hijos míos.
Recogeros y pedir perdón.
Decir contritos y arrepentidos, con el corazón y no con la boca: “Señor mío, Jesucristo…..”
Hijas mías e hijos míos, vosotros y vosotras sois la Iglesia perseguida como lo fue mi divino Hijo y después los apóstoles por defender el Evangelio tal y como fue escrito, regiros por los mandamientos, por amar a mi divino Hijo por la Eucaristía como debe ser amado y recibido, por hacer la voluntad de Dios.
Sois la Iglesia perseguida por los fariseos y ladrones que han entrado en ella. No angustiaros, alegraos y regocijaos cuando os miren, cuando os digan algo porque os estáis asemejando a Cristo.
Defender la tradición, los dogmas y todo lo aprendido por vuestros antepasados y padres, hijos míos.
¡Ánimo, mi verdadera Iglesia! La Iglesia de Cristo, ahora perseguida por los mismos que se llaman suyos. Fariseos y ladrones.
Pero llegará el momento, y no está lejos, de que surgiréis todos bellos y hermosos en la Iglesia triunfante después de la persecución, hijos míos. Pero antes, tenéis que sufrir el calvario. No desanimaros.
Vuestra Madre al igual que estuvo con los apóstoles animándolos, ayudándolos, dándoles fuerzas también lo estoy con vosotros.
Ser dóciles al Padre, al Hijo y al Paráclito porque dentro de un corto tiempo no seréis vosotros sino el Paráclito quien hable a través vuestro. 
Manteneros firme en la fe, en la confianza y en la esperanza. 
Pasado un corto de tiempo, muy poquito tiempo, se va a dar todo lo anunciado porque nos hemos manifestado por el mundo entero y una gran mayoría no ha hecho caso a nuestros mensajes, a nuestra palabra, a nuestro amor y hemos sido rechazados en estas almas.
El pecado abunda cada vez más. Es más perverso, más demoniaco y el hombre se deja engatusar por Lucifer porque no piensa en sí mismo, en disfrutar, en tener y en el poder. 
Por ello, todo lo profetizado se ha empezado a dar y se dará cada vez más fuerte y crueldad según vaya avanzando los días, hijos míos.
Estar preparados, pero no temer, que nuestros corazones son vuestro refugio, son vuestra fuerza, son vuestra ayuda, somos vuestro poder, vuestro amor. Todo lo es en nuestros corazones, hijos míos. 
No flaquear, seguir avanzado y no tengáis miedo. Dejar los templos donde abunden estos sacerdotes hipócritas y fariseos que os quieran hacer lo que es blanco-negro y lo que es negro-blanco, hijos míos. Tienen mucha astucia.
Pedir por todos ellos.
Nuestros corazones están desgarrados por todas estas almas, pastores de la iglesia que en vez de traernos almas y ponerlas en el rebaño de Cristo las están llevando al abismo.
También os digo que esas almas tienen mucha culpa porque les gusta la puerta ancha y no la estrecha.
Pedir mucho al Espíritu Santo, mi divino Esposo, por la conversión de todos los hombres, por la Iglesia, por las almas consagradas, que son los dolores y las heridas más profundas y dolorosas que producen a nuestros corazones.
Para suavizar la revolución en España y que no llegue a la guerra.
Para suavizar la gran guerra que viene a todas las naciones.
No hagáis caso de lo que os digan, son embusteros, nada está bien, hijos míos. Están trabajando en la oscuridad con el enemigo para destruir este mundo y a Dios con él, pero no lo van a conseguir.
Se va a empezar a dar la preparación al primer evento, pero será doloroso, para unos más para otros menos. El primero es el Aviso, hijos míos. 
Pasado un cortito tiempo se dará otro aviso para atraer a los hombres a Dios, el Milagro, y si el hombre sigue testarudo y empedernecido en el pecado, entonces vendrá los tres días de tinieblas.
El juicio de Dios a las naciones, la destrucción de este mundo por Él, no por el hombre de todo lo manchado. Porque todo será purificado y renovado y todo el mal será sumergido al dar el giro la tierra y será todo renovado del amor de Dios Trino y será todo renovado y la tierra también.
Entonces, os dirá mi divino Hijo, venir, benditos de mi Padre, porque habéis resistido hasta el fin y me habéis sido fieles ante las risas, el sarcasmo y la persecución de los míos, hijos míos.
Porque, en verdad os digo, es más doloroso la persecución de los amigos, de los hermanos y de la misma Iglesia a la que pertenecéis, que es la de Cristo, que, de los extraños, hijos míos. 
Y seréis llevado por los ángeles al encuentro de mi Hijo.
Perseverar. Ser muy humildes. No perder nunca la confianza, ni la esperanza ni la fe.
Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a vosotros mismos.
Y ser caritativos y bondadosos unos con otros, hijos míos.
Os bendigo con grandes bendiciones, protecciones y gracias para todos estos tiempos que os he anunciado, queda vuestra Madre del Segundo Pentecostés para ayudaros y sosteneros en los momentos difíciles, hijos míos, por los que tenéis que pasar.
En el poder del Padre, del hijo, mi divino Hijo y del Paráclito. 
Quedad en nuestra paz y en nuestro amor que os ha sido dada, una vez más, esta tarde. Cogerla y adentrarla fuertemente en lo más profundo de vuestro corazón porque la paz del mundo es dañina, es mentirosa, es mezquina, es una falsa paz, hijos míos. 

Vendrán tiempos que no tendréis ni una patata para echaros a la boca. Y pasaréis hambre. Porque el dinero de los avariciosos se va a convertir en paja. 

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES

12 MAYO DE 2018



 Nuestra Madre
Hijos míos, vuestra Madre Inmaculada junto con el patrón de esta villa nos hemos hecho presentes en medio de este cenáculo formado y dirigido por nuestros Sagrados e Inmaculados corazones.
Tanto pecado y tanto dolor hacen desgarrar el corazón de todo un Dios Trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Desagraviar mi inmaculado corazón para evitar tanto mal, que ni siquiera podéis imaginar hasta donde ha llegado la perversidad del hombre.
Orar todos los días el santo rosario, mi plegaria favorita, esa plegaria que pido en todos los lugares donde me hago presente. 
Es la plegaria con la que derrotaremos a Satanás. 
Acudir a vuestro patrón, San Isidro. Pedirle ayuda para vuestras familias y para vuestra vida. Él junto con su santa mujer, santa María de la Cabeza, son los protectores de Madrid, son los protectores de todos los madrileños y familias madrileñas y todos los que habitan en esta villa.
Acudir a él, implorar su protección y la de santa María de la Cabeza. Imitarlos.
Os quiero a todos y a todas que lleguéis a ser lo que fueron San Isidro y santa María de la Cabeza. Podéis conseguirlo.
Ellos están hechos como vosotros. Padecieron y sufrieron y tuvieron sus alegrías como vosotros, pero todo en Dios.
Y lo podéis conseguir, pedirles también ayuda para ser santos como ellos.
Pero les tenéis olvidados, al igual que santa maría de la Cabeza.
Los santos que conocéis y que están en los altares no están por estar sino para que sean vuestro ejemplo. Para que veáis que podéis llegar a esa santidad y para pedirles ayuda porque si no fuera así, no estarían en los altares de mi divino Hijo. 
El Padre y el Paráclito quieren que estén en los altares para que les imitéis y sean vuestro ejemplo. Y, sepáis que podéis como ellos legar a ser santos.
Ellos también cayeron, se levantaron, sufrieron, trabajaron, pasaron por situaciones muy difíciles de dolor y de sufrimiento. 
También tuvieron sus alegrías, pero todo lo llevaron con amor, ofreciéndoselo al Señor, a mi divino Hijo y al Padre.
Y llegaron a obtener la corona de la victoria.
Vosotros y vosotras también lo podéis conseguir, como os he dicho, también caían y tenían sus cosas como las tenéis vosotros. 
Con el inmenso amor que tenían a Dios Padre, a Dios Hijo y al Paráclito, y a mí, la Inmaculada. 
Y seguían el camino trazado por mi divino Hijo con alguna rosa, espinas y piedras en el camino.
Pero no se rendían cuando caían, se levantaban victoriosos de sus caídas, confortados por mí, vuestra Madre. Perdonados.  
Nadie, aquí en la tierra es perfecto pero el amor a Dios, el hacerlo todo en Dios, Dios Padre, Dios hijo y Dios Espíritu Santo suple lo que les falta y han suplido lo que han faltado en esas almas.
Pedir mucho por los pobres pecadores y por los agonizantes.
Y amaros unos a otros como yo os amo. 


San Isidro
La paz de vuestro Dios Jesús, hermanos míos, reine en vuestros corazones.
Os quiero decir que la vida de los hombres y mujeres que estamos gozando de la presencia de Dios no ha sido una vida diferente a las vuestras.
Hemos sufrido como sufrís vosotros, hemos tenido alegrías como las tenéis vosotros, pero siempre todo puesto en nuestro Creador. En este Padre tan lleno de amor y de bondad hacía todos sus hijos que se derriten por sus hijos y cuando van a Él con amor y con fe, el Padre no niega nada. Y les da lo que piden. Según su voluntad y según si es bien para las almas.
Pero, verdaderamente os digo, hermanos míos, que todo el que pide recibe, a lo mejor no lo que está pidiendo, sino algo mejor que vosotros ni ellos sois conscientes de lo que están recibiendo del Padre. 
También hemos caído, también nos hemos levantado llenos de dolor por esas caídas y hemos sido reconfortados por el abrazo y el perdón del Padre. 
También nos ha costado mucho renunciar a las cosas del mundo, pero por amor a Dios lo hemos hecho y nuestra Madre y Jesús nos han ayudado.
Mirar, hermanos, el amor a Dios, el amor al hermano, la humildad y la caridad son las puertas abiertas para entrar a la gloria de la eternidad con Dios. 
Y como ha dicho nuestra Mamá, nadie es perfecto en la tierra, pero Jesús suple en su corazón nuestras imperfecciones. Las mías también y las de mi mujer, María, también las suplió en su sagrado corazón. Por el amor tan inmenso que le teníamos. 
Mirar, contra menos tengáis en este mundo, más libres seréis para hacer la voluntad de Dios. No os apeguéis a nada, solamente al corazón de Cristo. Y ayudar al hermano.
Vuestros tesoros tienen que estar en el corazón de Cristo, con vuestras alegrías, vuestros dolores y sufrimientos y enfermedades y seguir el camino que Jesús y nuestra Mamá del cielo nos han dicho.
Ese camino ensangrentado que Jesús marca al hombre. Ensangrentado por los pies descalzos de Jesús. 
Esa sangre os dirime y os ayuda a llegar al final del camino. En ese camino hay rosas que son las alegrías, hay espinas que son los dolores, hay piedras que son las caídas, unas más agudas que otras. 
Pero el Padre sabe vuestras imperfecciones aquí en la tierra y ella os da las gracias para levantarnos arrepentidos y estrecharnos en sus brazos llenos de amor y 
misericordia cuando pedimos perdón y nos reconciliamos con él, en el sacramento de la penitencia, en la confesión, hermanitos míos.
Todo lo que hagáis, hacerlo siempre pensando en el Señor, en Dios, no os faltarán las espinas, ni los dolores, pero la Madre y Jesús están ahí, para confortaros y daros las fuerzas para seguir adelante.
Y, vuestro Ángel de la Guarda, no olvidaros de él, acudir a él y ser agradecidos con él, que los ángeles de cada uno de la guarda están deseando que las almas a ellos encomendadas acudáis a ellos. 
El Padre lo ha puesto junto a vosotros para ayudaros, cuidaros y protegeros pero tenéis que acudir a ellos y hablar con ellos como habláis entre vosotros, hermanos muy amados míos. 
Yo también me enfadaba mucho cuando se reían de mí o me callaban, pero una vez pasado el momento de ese enfado se lo ofrecía al Señor y yo les perdonaba de corazón, en mi interior.
Mirar por todo lo que pasó, María, mi esposa, fue calumniada, vilmente calumniada. Y lloró amargamente.
Yo también me indigne y hubiera querido ir contra esos hombres y mujeres que la difamaron en esos momentos de cólera. Mi esposa me detuvo. Nos pusimos a orar y todo ello se fue de mi corazón y lo ofrecimos por esas personas que al final ellos mismos confesaron su bajeza y desmintieron todo lo tramado contra mi esposa. 
Hay que perdonar de corazón, el corazón tiene que estar libre de pajas, lleno del amor de Dios para acoger en él a todos los hombres y a vuestros enemigos. Y a los que nos hacen daño en momentos determinado.
Y los podéis conseguir, mi esposa y yo lo conseguimos, con la ayuda de Dios y de la Virgen, vuestra Mamá del cielo y de la tierra, porque en la tierra también está María, la Inmaculada, que siempre está velando, cuidando y protegiendo a los que acuden a Ella, extienden su manto, sus manos.
Os estrecha sumergiéndolos dentro de sus brazos y los lleva al interior de su Inmaculado corazón.
Ser fuertes. Desprendeos de todo. Vivir humildemente.
Amar a Dios y al prójimo y ayudar al hermano.
Con ello, obtendréis una morada en la gloria.
Mi esposa María, vuestra hermana, y yo vuestro hermano Isidro, os bendecimos y os damos nuestra protección que queda grabada en vosotros, pero todo el que necesita pide. Si no nos pedís, ¿cómo queréis que os protejamos y os ayudemos?
MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES

11 MAYO DE 2018



Jesús
Hijos míos, mi corazón lleno de amor y de misericordia os da las gracias por haber acudido a mi llamada.
Por haber consolado a vuestro Jesús, por haberme alegrado y por haber reparado el corazón desgarrado de dolor de vuestro Jesús por una gran multitud de hombres que viven sin mí. Y que por más que me acerco a ellos y les extiendo mis brazos, me rechazan, hijos míos. 
Pedir mucho para que el Espíritu Santo caliente esos corazones que hay en ellos y caigan las vendas de sus ojos y vean sus grandes equivocaciones al vivir sin mí. Y como el hijo pródigo vengan arrepentidos, llenos de dolor por todo el tiempo que han estado en esa gran equivocación y en todo pecado, hijos míos. 
Orar mucho por la conversión de los pobres pecadores.
Orar mucho para que todo mi rebaño se mantenga en él y las ovejas no se dispersen del redil del Buen Pastor, hijos míos.
Orar también por vosotros para que os mantengáis siempre firmes en el amor al Sagrado Corazón de vuestro Jesús, para que no desertéis y os perdáis en el mundo, hijos míos.
Orar por vuestros familiares. Por las almas consagradas, que una gran mayoría, no caminan en mi Sagrado Corazón sino al borde del precipicio del infierno, llevando con ellos a muchas almas. 
Orar mucho por los agonizantes y amar mucho a mi Sagrado Corazón y el Inmaculado Corazón de vuestro Madre, hijos míos. 
Alegrar su corazón, dándola todo vuestro amor, de mil maneras lo podéis dar.
Que seáis el descanso y el consuelo de su Inmaculado Corazón.
¡Cuánto sufre mi Madre!, ¡Cuánto llora mi Madre por la pérdida de tantas almas, hijos míos! 
Y no abusar de mi misericordia en el sacramento de la penitencia. Ir contritos y arrepentidos de corazón para que os dé el abrazo y el perdón y olvide todas vuestras culpas y poner todo de vuestra parte para ir corrigiéndoos en lo que más caéis, hijos míos.
¡Ay, cuántos hijos, cuántos y cuántos hijos abusan de mi misericordia! Incluso en ese abuso se ríen de ella
Es verdad que soy todo amor y perdón, pero también soy justo y a cada uno le daré según haya actuado en esta vida, según sus obras y el amor. 
Y, a los que no me conocieron que negaron conocerme, Yo también les niego y les negaré en la hora de su muerte, hijos míos. 
Soy misericordia, pero a cada uno doy y le daré lo que le corresponde. 
A un alma que toda su vida la ha pasado sacrificada en Mí saliendo de este mundo para adentrarse y vivir solamente en mi corazón, llevando todo con amor, tanto los problemas, las enfermedades como la alegría y desviviéndose por sus hermanos.
No va a ser igual que a otras almas que han vivido en Mí, pero no en Mí enteramente sino en el mundo. No se han entregado enteramente a mi corazón, han orado, han ido a misa, han hecho algunas buenas obras, pero han vivido más en el mundo. A esas almas las daré, pero no como a la primera.  
En la casa de mi Padre hay muchas moradas, muchas, son de gloria y otras no lo son. 
A todas las almas no puedo dar lo mismo porque si no, no sería justo, hijos míos. Daré a cada uno según sus obras, según su amor. 
Y las almas que se salvan en el último momento pasan el tiempo, que es mucho, en el purgatorio. Y van a estas moradas llenas de paz y de amor, pero estas moradas no están llenas constantemente de la Santísima Trinidad. 
A ellas les llega la luz, pero no la abundancia de la luz, ni la gloria. 
A las almas que han vivido en mi corazón y han intentado en toda su vida vivir en mi Corazón y en el de mi Madre, pero no os angustiéis, esas almas están bien. 
Y también nos pasamos por esas moradas. Lo único que se diferencia de las de gloria es que las de gloria está constantemente llena de la Trinidad. Y estas otras si, están llenas de mi amor, de mi paz y de mi luz, pero no están constantemente en nuestra presencia, hijos míos.
¡Hay tantos secretos, tantos misterios que no sabéis ni entenderíais!
Os bendigo en el amor y la misericordia de mi Sagrado Corazón.
En el nombre de Dios Padre, de Dios Hijo, que es Él que os está bendiciendo, y del Paráclito.
Quedad en nuestra paz y en nuestro amor.
MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES

7 MAYO DE 2018



Jesús
Hijos míos, vuestro Jesús, el Pan vivo bajado del cielo, se ha hecho presente, esta tarde, en medio de vosotros. 
Todo el que coma mi cuerpo y beba mi sangre tendrá vida eterna y su alma no perecerá. 
Porque estará siempre fortalecida y viva en Mí. 
Me he querido quedar con vosotros hasta el fin del mundo por amor para que mis hijos acudan ante Mí. Para que me contéis vuestras alegrías y vuestras penas, vuestros problemas y desagraviéis el corazón de vuestro Jesús desgarrado de dolor por la impiedad y el desamor y un número mayor de almas.
Dentro de mi casa, hijos míos e hijas mías, aún con los templos llenos, me encuentro tan solo.
Mis hijos se olvidan que estoy verdaderamente vivo en el sagrario, que los estoy esperando con los brazos abiertos y mis hijos pasan de largo. Se sientan, una gran mayoría en los bancos, y en vez de darme las gracias por haberme quedado por amor a ellos en el sagrario, contarme sus cosas, se ponen a hablar entre sí. La mayoría de las veces cotilleos y murmuraciones, criticando al prójimo.
¡Qué pena y qué dolor siente mi corazón al verme tan olvidado hasta de mis propios hijos! De los que se llaman míos. 
Vosotros y vosotras darme el amor que me es negado en estas almas.
Acercaros al sagrario para que vuestros Jesús pueda reposar en vosotros y contarme vuestras alegrías, contarme vuestros problemas que Yo, verdaderamente, os escucho. Estoy ahí para ayudaros. Daros fuerzas, aumentaros la fe, la confianza y la esperanza. Para confortaros y resolveros tantos problemas. 
¡Si me dejáis resolverlos, hijos míos e hijas mías!
La confianza que yo quiero que me tengáis es plena, creyendo, verdaderamente, que todo lo puedo y que siendo bien para las almas lo doy. Pero en mi momento, no en el vuestro. No me atéis con vuestras impaciencias sino dejarme actuar con plena fe, confianza y esperanza y no olvidaros, ni por un instante que os amo y os llevo grabados en la niña de mis ojos. 
Ni un instante os pierdo de vista. Vosotros a mí, sí. Pero yo a vosotros, no. 
Estar muy unidos a la vid para que los sarmientos, que sois vosotros, estéis llenos de vida, de vida recibida por Mi. 
¡No alejaros que el sarmiento se desprende y se seca, hijos míos!
Manteneros muy unidos, hijos míos, solos no podréis con lo que os viene.
Tenéis que estar estrechamente unidos unos a otros. 
Preparaos y vivir en mi amor para que podáis dar mi amor a los demás. 
Ser muy humildes
La humildad vence todo mal y no estáis ni estaréis solos.
Mi Madre y vuestra, vuestro Jesús, vuestros ángeles de la guarda y santos protectores estamos siempre junto a vosotros, lo que os pasa es que os olvidáis de ello.
Os bendigo en el nombre de mi Padre y el vuestro. 
En el nombre de Dios Padre. En el nombre de vuestro Jesús, que es Él os está bendiciendo, en el nombre de Dios Hijo. 
En el nombre del Paráclito, en el nombre de Dios Espíritu Santo.
Y en el Inmaculado Corazón de mi Madre y vuestra.
Honrarla en este mes de mayo. Darla todo vuestro amor. Llenar su corazón de flores, esas flores son las buenas obras, los sacrificios, los trabajos bien hechos, vuestro esfuerzo, etc. Para desagraviar su Inmaculado Corazón par que se sienta amada consolada y fortalecida en vosotros por todos los que no la aman, hijos míos. 
Esforzaros un poco más y si caéis, levantaros que mi Madre y Yo, vuestro Jesús, os ayudamos.