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martes, 3 de mayo de 2016

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
 
 30 MARZO DE 2016



Jesús
Hijas mías e hijos míos, vuestro Jesús resucitado con mi Madre y vuestra, Madre de la Gracia y amor y misericordia, nos hemos hecho presentes en este cenáculo formado por mi Padre y por mi Divino Espíritu.
Gracias, hijas mías e hijo mío, por haber caminado en este semana de Pasión unidas, acompañando a mi Madre, en el camino del calvario hasta el Gólgota.
Acompañándola en su inmenso dolor, en su agonía, que si no murió fue por una gracia especial del Padre.
Ella tenía que quedar aquí para ayudar a los apóstoles para fundar mi Iglesia, para acogerlos después de que me abandonaron y curar sus heridas, acompañarlos, aconsejarlos como una madre acompaña y aconseja a sus hijos y enseñándolos.
Ella es la Madre dela Sabiduría.
Gracias porque habéis caminado unidas a mi Madre y acompañándome camino de la cruz.
Vuestra presencia, vuestro amor alivió y consoló tanto nuestros corazones que en los vuestros descansamos, en los vuestros nos aliviamos y en vuestros brazos descansó mi Madre cuando caía desmayada porque no podía con el dolor tan inmenso y tan atroz de verme todo despedazado, todo llagado, desgarrado, golpeado a cada paso siendo la risa, la burla de casi todos.
En el desgarro de ver como me despojaron de mi vestidura, el velo que llevaba mi Madre debajo del manto fue el que cubrió mi cuerpo.
Caía mi Madre al suelo de tanto dolor, y vosotras junto a Juan y las mujeres santas sostuvieron a mi Madre y qué deciros, cuánto mis brazos fueron puestos en la cruz, mis manos clavadas, al igual que mis pies uno de los hombros descoyuntados al igual que una de las piernas. Todo mi cuerpo eran chasquidos de huesos al ser clavados al madero para llegar a los agujeros que taladraron en la cruz.
Vuestros brazos sostuvieron a mi Madre.
Cuando la di por Madre en la cruz, mi Madre os abrazó y os besó y os adentró en su Inmaculado Corazón.
Cuando expiré, fue sostenida por vosotros y en su desmayo.
Cuando mi costado fue traspasado por la lanza teníais cogida a mi Madre en vuestros brazos y en la sangre y el agua que brotaron de él, de mi costado, que procedía y procede de mi Sagrado Corazón cayeron sobre vosotras y sobre ti, hijo mío.
¡Qué alegría haber contado con mi pequeño rebaño, qué alegría más grande el haber estado unidas a mí, vuestro Jesús, a mi Madre y vuestra y a la pastorcita que he puesto para llevar este rebaño!
¡Ay de aquel que pone en duda mis palabras, que no hace ni deja hacer!
¡Cuántas cuentas de ello tendrán que dar ante Mí, juez, en el juicio!
Vuestro Jesús os deja libres para actuar y cada alma puede ir donde quiera pero lo que no consiento es que vayan en contra de mis palabras. Invitando a las almas a que estas almas hagan lo que quieran y no lo que Yo digo.
¡Cuántas cuentas tendrán que dar ante Mí, juez, en el juicio porque ello es revelarse contra Mí!
Hijas mías e hijos míos, vuestro Jesús y Madre vuestra os amamos con infinito amor y misericordia pero qué dolor tan profundo nos producen las almas que se llaman mías y se rebelan contra mi palabra.
No sabéis, hijas mías, el dolor tan inmenso que estas almas producen a nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones 
Shalom, hijos míos. 
MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
 
 22 MARZO DE 2016



Jesús
Hijos míos, vuestra Jesús crucificado junto a mi Madre y vuestra al pie de la cruz nos hemos hecho presentes en este cenáculo formado y dirigido por nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones.
Mi paz os doy desde la cruz donde estoy clavado por amor a todo el género humano por ti, por ti, por ti, por ti, por ti, por ti, por todos, hijos míos.
Por todo me tendí en el madero sin ninguna protesta ardiendo en amor por dar la vida por vosotros y todo el género humano, sabiendo que para una multitud de almas, mi sangre, las bofetadas, la flagelación, el cargar con la cruz, las caídas, los clavos clavados en mis manos y en mis pies y mi muerte no les servirían porque ellos me negaría, porque ellos vivirían a su libre albedrío y me repudiarían, negarían conocerme e irían a los abismos.
¡Qué dolor para un Padre ver tanto desamor y tanto odio hacia Él!
Tengo sed mucha sed y, ¿qué recibí y recibo? Vinagre y hiel que queman mis labios, mi lengua, mi garganta y me producen un dolor atroz, porque mi boca , mi lengua, y garganta era una llaga.
¡Qué dolor tan cruento viví y cómo, la mayoría de los hombres en este tiempo en que vivís no entendieron ni entienden la sed que tengo!
Sed de ser amado por mis hijos; sed de ser consolado por mis hijos; sed de que vengan mis hijos a contarme sus alegrías, sus penas y sus sufrimientos y ¿que me encuentro?
Ultrajado al igual que mi Madre en muchas imágenes, pisoteado y vuelto a crucificar en tantas sagradas formas en las que estoy realmente vivo en cuerpo, alma y divinidad.
Pueblo mío, ¿por qué volvéis a flagelarme, a burlaros de MÍ?, ¿por qué desgarráis mi cuerpo?. ¿Porque me cargáis con la cruz, porque me lleváis otra vez a la crucifixión?
Pueblo mío, si todo lo he dado ¿que prueba de amor más grandes podéis pedirme?
Me ofrecí al Padre en rescate por cada uno de vosotros, os recaté del abismo de la cruz, en mi sangre os lavé, os purifique, blanquee vuestras vestiduras para presentaros al Padre y poder anhelar la vida eterna en Él.
Pueblo mío, ¿qué más me pedís? Si estoy a cada instante de vuestras vidas junto a vosotros.
Y en ¡cuántos aún de los que estáis aquí en el grupo, me gustaría que contarais conmigo en todo lo que hacéis, en todo lo que habláis estoy pendiente de cada uno de mis hijos pero os falta fe, confianza plena, hijos míos se hijas mías!
Recordad que en cada instante de vuestra vida, despiertos o dormidos, estoy junto a vosotras.
Madre, ¡Ahí tienes a tu hija! El pequeño y gran perfume de incienso que sube al Padre, nuestra rosa de Pasión.
Hija, ahí tienes a tu Madre. Sigue acudiendo a Ella con esa fuerza, esa fe y esa confianza que tienes que nada te impide estar en Nosotros y a donde te llevamos, hija mía.
Hijas e hijos, ahí tenéis a vuestra Madre.
Madre, aquí tienes a tus hijos y a tus hijas, estréchalos y estréchalas fuertemente en tu Inmaculado Corazón y vela por cada uno y cada una de ellos. 
MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
 
 12 MARZO DE 2016



Jesús
Hijas de mi Sagrado Corazón y del Inmaculado Corazón de mi Madre y vuestra.
Vuestro Jesús junto a mi Madre y vuestra nos hemos hecho presentes en este cenáculo formado y dirigido por Nuestros Sagrados Corazones.
Hijas e hijos de mi amor misericordiosos. Os amo mas que a la niña de mis ojos. En ellos os llevo grabados.
Todo el que cree en Mí no perecerán ni le dejare en esta vida. Siempre lanzaré dardos de mi amor y gracias para llevarlos a mi corazón.
Y a todos los que me amáis y cumplís mi santa voluntad, mi misericordia será mi justicia y no seréis juzgados como merecen vuestros pecados, hijos míos.
Y a los que han agotado mi amor y mi misericordia en esta vida y en la agonía y no han querido mi perdón, mi amor y misericordia y han rechazado mis brazos abiertos para acogerlos e ellos.
Ellos mismos van a los abismos con todo el dolor de mi Sagrado Corazón.
Y creer que no son unos cuántos los que caen si no muchos, hijos míos.
Y mi Sagrado Corazón se desgarra de dolor al ver la pérdida de un alma que se pierde cuando fue creada con tanto amor.
Hijos míos, ser fieles al grupo, una vez más os lo digo, quien no crea que nos manifestamos en él o se quede de los mensajes con lo que os conviene y lo demás lo da por falso. Al igual que hacen muchas almas consagradas con mis palabras (el Evangelio) que se aparte del grupo por el bien de su alma y para no hacerse ella daño y que no me lo haga a Mí.
Hay un dolor inmenso en nuestros Corazones de las almas que no creen en nuestras manifestaciones y apariciones, hijos míos.
Sed muy humildes y sencillos, tener la inocencia del niño y no la soberbia de los mayores, que por mucho que les hable, su soberbia no deja entrar en sus corazones nuestras palabras y amor.
Practicar esta Semana Santa que entra, la humildad para poder llegar a la siguiente semana al Calvario junto a mi Madre y vuestra, a las santas mujeres y San Juan, hijos míos.