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jueves, 30 de junio de 2016

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
 
 30 ABRIL DE 2016




Nuestra Madre
Hijos míos, vuestra Madre Inmaculada junto con mi Jesús y el vuestro nos hemos hecho presentes en este cenáculo formado por nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones.
Hijos míos, vuestra Madre viene llena de dolor por todo el sufrimiento del género humano. Mi corazón se desgarra de dolor al ver a tantos y tantos hijos con tanto dolor y sufrimiento pero ni siquiera con este dolor y sufrimiento que cargan vuelven sus ojos a Dios.
Madres, que sabéis el dolor que causan vuestros hijos en vuestros corazones cuando sufren y más cuando no se dejan llevar por vuestros consejos buenos y sabios y no hacen caso de ellos, os sentís impotentes ante el dolor de vuestros hijos porque no cogen el remedio que les dais, así me siento Yo al ver a mis hijos casi llegada a la desesperación y en vez de pedir ayuda echan la culpa de sus males a Dios.
Mi corazón queda traspasado de dolor al ver tanta ingratitud, tanto desamor al Padre que los ha creado y que esta con los brazos abiertos, esperando una palabra de amor para aliviar sus males, para llenarlos de fuerza y para llevarles el arrepentimiento y obtener el perdón.
Os pido, hijas mías e hijos míos, que oréis por el sufrimiento de todo el género humano para que se ablanden esos corazones duros como témpanos de hielo y miren a su creador y le pidan ayuda para poder aliviar y remediar tanto dolor y sufrimiento como hay en este mundo.
Salgo a sus caminos para llevarles el amor y la misericordia del Padre, de mi Hijo y del Paráclito.
Algunos por las oraciones que se hacen por ellos en sus instantes de dolor vuelven sus ojos a Dios y la alegría de la Trinidad y de mi Inmaculado Corazón es inmensa porque abren las puertas de su corazón a Dios para que pueda ir trabajando en ellos
Y en verdad os digo que todo el que acuda al Padre, al Hijo o al Paráclito o a mi Inmaculado Corazón no es defraudado, hijos míos e hijas mías.
Y nuestros corazones se llenan de inmensa alegría y el cielo se regocija en estos hermanos que abren la puerta de su corazón a Dios. Pero son tan pocos, comparados con la mayoría de las almas que no buscan a Dios en sus sufrimientos sino al contrario, le echan la culpa de ello y ¡cuántos, hijos míos e hijas mías, le maldicen!
Orar mucho por la conversión de los pobres pecadores y por el sufrimiento de vuestros hermanos para que en esos momentos de dolor vuelvan sus ojos a Dios, que es el que los puede ayudar, curar si es bien para sus almas o remediar sus problemas o necesidades o darles la fuerza para seguir adelante.
Ahora rezaréis tres Avemarías por todo el sufrimiento del género humano y en estas tres Avemarías también pediréis por todas las almas que están muriendo y han muerto en los actos terroristas que ha habido y en las catástrofes causadas pro la naturaleza y en las guerras.
Ayudar con estas tres Avemarías a estas almas que están detenidas en el fondo purgatorio, muchas de ellas vayan subiendo escalones para reunirse pronto con nuestro Padre en los cielos y a todas os bendigo y a todos, porque no me olvido de mis hijitos, en el nombre de Dios Padre, que os ama infinitamente y a cada uno y cada una de vosotros y vosotras os lleva en su corazón.
En el nombre de Dios Hijo, mi Jesús y el vuestro, que a todos y a todas os lleva grabados en la niña de sus ojos.
Y en el nombre del Paráclito que os ama y prende fuego a vuestros corazones para que os corrijáis y améis cada día más al Dios Trino.


MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
 
 27 ABRIL DE 2016



Espíritu Santo
La Tercera Persona de la Santísima Trinidad, el Paráclito, me he hecho presente junto con mi Esposa, la Inmaculada y siempre Virgen María.
En este cenáculo formado por los Sagrados e Inmaculados Corazones y el fuego de mi amor.
¿Qué ves, hija mía?

Rosa
Veo un monte, con un valle abajo todo verde con muchas florecillas pequeñas y hermosas de diferentes colores. Esas florecillas se abren como en siete brazos y suben la ladera del monte.
Veo al Paráclito todo vestido de blanco, todo lleno de luz. Su Divino rostro es todo luz y amor.
Veo venir a la Virgen toda vestida de blanco, sus cabellos entre rojizos y rubio oscuro desprenden llamaradas de luz. La veo como se va envolviendo toda en luz y le sale en todo el pecho, veo su Inmaculado Corazón, un rubí inmenso y grande que desprende destellos de luz roja que van cayendo sobre la ladera del monte hacia abajo y va cubriendo todo el valle.
Veo al Señor todo lleno de luz también. Sopla sobre el monte y salen llamaradas de fuego que parecen subir que también van descendiendo por el monte y por todo el valle.
Veo abrirse siete ramales encima del monte donde está el Paráclito y la Virgen, son siete ramas. De esas ramas empieza a surgir mucho agua, cae como cascadas de agua cristalina sobre el monte y va bañando toda la pradera.
Las florecillas las veo más hermosas que antes, es como si estuvieran vivas sobre esta aguas van cayendo también las gracias que van desprendiendo el corazón de la Santísima Virgen. Al igual que el fuego que el Paráclito exhala, sale de su boca, van cayendo también de este fuego sobre  estos ramales de agua cristalina que va bañando todo el monte y todo el valle.

Nuestra Madre
Si, hija mía, el agua es la vida para los que creen y los que se convierten y de ella sacan la fuerza al igual que de las gracias y de los dones que derramo para los hombres y a cada hombre representado en esta visión en florecilla le llega el don o los dones que necesita al igual que las gracias que mi Inmaculado Corazón de vuestra Madre también se derraman abundantemente sobre esta agua para dar fuerzas a los débiles y coraje a los que son fuertes para ellos y sus hermanos.
El agua es la fuente de agua viva que brota constantemente del costado de la segunda persona de la Santísima Trinidad, Jesús, el Hijo del Dios vivo.
Todo el que beba de esta agua, de este fuego y de las gracias de la Inmaculada, vuestra Madre, no perecerá.
El hombre tiene en esta vida todo lo necesario para salvarse.
La Iglesia donde están los sacramentos impartidos por las almas consagradas a las almas que los piden.
Los Evangelios, los mandamientos y a Jesús presente, real y vivo en la Eucaristía y cuando le recibís en vuestro pecho, más todas las gracias extraordinarias que derramamos constantemente sobre la humanidad.
El hombre jamás podrá decir que no ha sido llamado, que no se le han dado gracias, avisos y el amor de todo un Dios tres veces santo para atraerlos cada vez más fuerte a los brazos del Padre.
El mundo ya está avisado, todo él de la Buena Nueva, del verdadero Dios, del verdadero Padre que le creó, del amor tan inmenso que la humanidad tiene el Padre, el Hijo y el Paráclito, que es Él que os habla.
Por todos los confines de la tierra han llegado nuestras palabras, por la Iglesia y por las apariciones de la Inmaculada, del Padre, del Hijo y de Mí, el Paráclito.
El mundo entero ya ha sido evangelizado pero una gran mayoría no han creído a la Iglesia ni en nuestras manifestaciones y viven a su libre albedrío haciendo lo que les viene en gana al margen de Dios, creyéndose cada uno Dios, un dios de sí mismo y rechazando el amor del Dios Trino, de la Inmaculada y se niegan a conocernos.
Todo está en puertas.
El mundo ha llegado a un grado de maldad y de perversidad como jamás se ha dado en la tierra. Estar alerta  a las señales del acontecimiento que pronto se va a dar, el primero de ellos, el Aviso, para atraer a todos los hombres al Padre. Habrá conversiones pero no se convertirá toda la humanidad.
Y eso, hiere fuertemente los corazones de Jesús y de María.
Desgarran estos corazones que tanto amor, Jesús, en la cruz dio la vida por toda la humanidad, por todos los hombres. Estar alertas a las señales que se van a producir antes del Aviso.
Y pedir por los corazones de los hombres, de los pecadores más empedernidos para que el fuego de mi amor derrita el hielo y la dureza de esos corazones y podamos entrar las tres personas en esos corazones y contrito, arrepentidos y llorosos se den cuenta de sus vidas de pecados pidan perdón y el Padre los acoja en su corazón.
Pedir para que esto suceda porque muchas almas se embrutecerán más y solamente una pequeña parte de la humanidad será salvada.
Hijos míos, pedir mucho por la conversión de los pobres pecadores que tanto dolor y tanto sufrimiento nos causan.
Os bendigo como el Padre os bendice por medio de su amor, de su poder y de su fuerza.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Paráclito, que es el que os os está bendiciendo.


MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
 
 23 ABRIL DE 2016



Nuestra Madre
La paz de mi Jesús y el vuestro venga a cada uno de vosotros, hijos míos.
Una vez más, me manifiesto a través del canal escogido por el Padre, por el Paráclito y por nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones para traeros nuestro amor, para ayudaros, para corregiros, para enseñaros y para pedir por esta humanidad que ha perdido todo bien, la mayoría camina por el borde del abismo, para desagraviar nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones de tanto dolor y sufrimiento como nos producen las almas que viven a su libre albedrío, que nos producen una gran mayoría de pastores de la Iglesia, de nuestra Iglesia, en la Iglesia fundada por Cristo, nuestro Jesús.
Mira, hija mía.

Rosa
Veo un mar bien embravecido, oleajes muy altos, hay como rayos. Unas tormentas con unos truenos inmensos. Da miedo porque parece de noche.
Veo una barca grande, grande….

Nuestra Madre
Dame la mano, hija mía.

Rosa
Madre, veo al Papa, veo cardenales contra cardenales, obispos contra obispos, sacerdotes contra sacerdotes, fieles contra fieles….es todo un caos.
Hay una confusión terrible en ella. ¿Esto que es?
Leyes nuevas que parecen buenas pero no lo son.
Veo toda clase de bichos que se filtran por al barca, bichos repugnantes.
La barca parece que se hunde, grandes tormentas vienen sobre ella.
¡Madre, van a perecer los que hay dentro!

Nuestra Madre
No, hija. La tradición la sostiene.
Hijos míos, ¡cuántos modernismos han metido y quieren meter en la Iglesia de Cristo, en nuestra Iglesia, leyes nuevas que parecen buenas pero no lo son!
¡Cuántas almas consagradas dicen que la Iglesia tiene que progresar, tiene que abrirse!
Si, a las almas que se arrepienten, no a ideas nuevas ni modernismos que están haciendo naufragar la barca de Pedro.
Gran confusión hay en ella, esos bichos, hija mía, que has visto son todo lo que quieren meter en la barca.
Quieren acoger en ella a todos, a toda religión. Protestantes, budistas, musulmanes, a toda religión quieren dar cabida en ella sin reconocer la nuestra y de esta forma la barca se va hundiendo cada vez más.
La Iglesia está abierta con las puertas de par en par a otras religiones que admitieran todos sus errores, que se han dado cuenta que la única verdad es la de Cristo y quieren formar parte de ella. Entonces, el Espíritu Santo junto con mi Divino Hijo y el Padre abraza a estas almas y las adentra adentro, no a las almas de otras religiones que permitido por arzobispos, por cardenales y sacerdotes las meten porque ya han metido en ella sin reconocer sus errores y siguiendo la religión que traer cada uno y cada una de ellas.

Arcángel San Miguel
¡Cuánta herejía ha entrado en mi Iglesia, en nuestra Iglesia, hermanos míos!
Soy el arcángel San Miguel.
La Madre no puede seguir por el dolor tan inmenso que sacude su Inmaculado Corazón al ver tantas herejías como hay en la Iglesia y tantas y tantas que quieren meter y quieren dar por buenas.
En mi Iglesia todo está bien, todo está bueno. La Iglesia de todos nosotros y no, hermanitos míos, no es así,
Hay que confesar a Cristo, hay que regirse por los Evangelios y por los mandamientos. Hay que aceptar los dogmas y amar a María, como Madre, Hija y esposa de la Santísima Trinidad, el Templo vivo, como Madre de la Iglesia y Madre de toda la humanidad, como reina y Señora de todo lo creado.

Nuestra Madre
Y corredentora con mi Divino Hijo.
Si, hijos míos, soy Madre corredentora.
Madre que os alumbré con un dolor infinito en mi corazón al pie de la cruz y que mis brazos se extendieron y mi corazón Inmaculado de dolor se abrió y os recibí a todos como hijos de mi Inmaculado Corazón. A todos los hombres de todos los tiempos.
Hija mía, la barca va a la deriva, parece que se hunde, como has visto, entre grandes olas y tormentas pero está sostenida por Jesús, por el Paráclito y por la tradición.
En ella quieren meter tanto lo falso como lo bueno.
La mayoría de las almas consagradas en todos los grados han perdido la conciencia de pecado.
Han hecho un dios a su imagen y semejanza y muchos son los que se parecen a los gobiernos que están en mi Iglesia, en vuestra Iglesia para llenar sus arcas de oro.
La Iglesia de Cristo tiene que vivir en la pobreza en la que fue formada, no en la abundancia en la que vive ahora. Y, es verdad, que da mucho a los pobres pero debían de dar más vendiendo tantas propiedades como tienen y han atesorado para repartirla entre tanto hombre, mujer y niño que se mueren de hambre, como hacían los primeros cristianos, los primeros sacerdotes, los primeros obispos, el primer Papa, se quedaban justo con los necesario y todo lo demás lo repartían a los necesitados según la necesidad de cada uno. Esta es la Iglesia de Cristo, esta la Iglesia nuestra y ésta es la Iglesia que quiere el Padre, el Hijo y el Paráclito.
Cuando parezca todo perdido por los que se han conservado en la tradición y al verdadero Papa, han cumplido los mandamientos y se han regido por el Evangelio descenderé del cielo en una columna y se pondrá en la proa de la barca, vuestra Madre Inmaculada.
Y vendrá otra barca inmensa en la que descenderá del cielo otra columna y mi Divino Hijo, hecho carne en la Eucaristía que todos verán, las dos barcas juntas derrotarán al enemigo.
La Iglesia resplandecerá toda bella y hermosa como el Padre, mi Divino Hijo y el Paráclito la quieren.
Orar, orar mucho por las almas consagradas, por la conversión de los pobres pecadores y por las benditas ánimas del purgatorio que no sabéis los sufrimientos tan terribles que en el purgatorio se pasa. Todas son purificadas en el fuego del Espíritu Santo pero ese fuego quema, abrasa y causa dolores terribles en ellas, Y ahí, no hay tregua ni hay descanso, son almas ardientes en fuego y purificación.
Por ello, cuando las almas aparecen buscando oraciones no pueden tocar a ningún alma de la tierra porque solamente con tocarla la abrasaría.
¿Qué pensáis que el purgatorio es un paseo? No, es un fuego purificador que abrasa y quema y las almas en él , en este fuego sufren terriblemente, hijas mías.
El purgatorio es un acto de misericordia pero en él se purga purificándose el alma y sufriendo terriblemente.
Orar mucho por ellas, ofrecer trabajos por ellas y ofrecer misas por ellas para que sientan un poco de alivio, para que vayan subiendo y saliendo de este lugar de misericordia y de purificación.
¿Os acordáis del rico del Evangelio? El rico del Evangelio al cual mi Divino Hijo se le acercó e intentó de mil maneras que lo dejara todo y su riqueza la diera a los pobres pero ¡Cuánto cuesta esto! Y desolló sus llamadas y terminó en el infierno y no todos a los que se acercó mi Divino Hijo en su vida pública y se acercaron a Él se salvaron. Estaban apegados mucho a este mundo y a sus bienes y se condenaron.
Los brazos los tenéis que tener siempre abiertos para acoger en ellos a los hermanos pero dejaros de sensibilidades y en ese abrazo del acogimiento al hermano llevarle a la verdad.
No dejarlo en el error en el que se pueda encontrar, hijos míos.
Orar mucho por la Iglesia, por el Papa y las almas consagradas.
Orar mucho para que las almas para fieles, buenas y santas proclamen la verdad, el Evangelio y los mandamientos y se opongan a todo lo que no es de Dios, entrar en el Iglesia.
En verdad, os digo hijos míos, que se dará el día en que protestantes y ortodoxos y católicos se unan y sean uno.
Cuando los ortodoxos y los cristianos limen unas fechas y unas contrariedades que hay diferente a la Pascua y a otras fechas en la Iglesia y algunas cosillas por ahí más.
Será los ortodoxos y los católicos una Iglesia y los protestantes se unirán a la Iglesia de Cristo pero no como quieren hacerlo ni como la Iglesia quieren permitirlo sino cuando los protestantes se den cuenta de sus errores en esta religión en la que están, confiesen la fe de Cristo y toda la fe de la Iglesia católica y apostólica entonces las tres ramas serán una.
Orar para que no caigáis en la tentación de la confusión y veáis con los ojos del alma y manteneros en la tradición. En la tradición de vuestros padres.
Os bendigo como el Padre os bendice, en su nombre Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.