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lunes, 27 de abril de 2015

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES

28 DE FEBRERO DE 2015



Jesús
Hijos míos consolar a vuestros Jesús cargado con la cruz de vuestros pecados, de vuestras preocupaciones, problemas, enfermedades, desánimos, vuestros y de toda la humanidad.
Sed mi cirineo aceptando con amor todas vuestras cruces, sin desfallecer, sin desanimaros, que de esta forma recibís la fuerza que toda alma necesita para llevar una parte pequeña de mi cruz.
Confiar en Mí y en mi Madre y vuestra, dejarlo todo en vuestro Jesús y en mi Madre con la confianza que os escuchamos pero no queráis imponernos el día para que terminen vuestros dolores. Dejar a vuestro Jesús hacer que la mayoría de las veces no me dejáis hacer por vuestras impaciencias y por ello no veis rapidez en lo que pedís, algunos de vosotros, que Yo os daré o daré por quien pedís lo que os sea necesario, si es bien para las almas y para vosotros.
Venir sin miedo como la Verónica y enjugar mi rostro para que Yo os enjugue el vuestro. No ser fariseos, seguir a vuestro Jesús en este camino estrecho pero seguro, lleno de luz y de amor que lleva a la eternidad en Mí, con dificultades, con piedras en el camino. Pero si confiáis todos esos obstáculos los podéis, hijos míos, saltar y seguir adelante el camino.
Consolar a mi Madre en la vía dolorosa, darla vuestro corazón para que pueda apoyarse y recibir el amor que le es negado en tantos y tantos hijos.
Vosotros y vosotras, ser como mi discípulo, el amado, extender vuestros brazos y vuestro corazón a mi Madre para que seáis su alivio,  su consuelo, su apoyo y que tenga hijos con los que contar.
Mi Madre y vuestra no cesa un instante de ayudaros, de socorreros, de auxiliaros y ruega incesantemente por cada uno de sus hijos. ¿Qué no daría ella, porque todos escucharán mis palabras, el Evangelio y los pusieran en práctica?
¡Cuántos hijos rebeldes, cuanta ingratitud, cuánta inmoralidad, cuanto pecado, cuanta aberración y cuánto mal que laceran nuestros Corazones.
Qué dolor sienten nuestros Corazones al ver el extravío de tantos y tantos hijos que caminan por el precipicio y cuántos caen a él, sin poder evitarlo porque ellos con su soberbia se tiran a él.
Hijos míos vuestro Padre cargado con la cruz os bendice en el nombre de Dios Padre, el mío y el vuestro, de vuestro Jesús, que es el que os está bendiciendo y del Paráclito. Con la gracia, el amor y la misericordia de mi Madre y vuestra.
MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES

21 DE FEBRERO DE 2015




Nuestra Madre
Hijos míos, vuestra Madre Inmaculada llena de dolor y vuestro Jesús agonizante en Getsemaní junto con el arcángel San Gabriel, nos hemos presentes en este cenáculo formado y dirigido por nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones.
Hijos míos, os pido estar alerta y velar. Velar y consolar a mi Divino Hijo en esta cuaresma.
No dejarnos solos.
Que seáis, vosotros y vosotras, nuestras florecillas, la que Gabriel les presente en el cáliz a mi Divino Hijo para consolarle del desamor y de la maldad que en este tiempo de tanta aberración hay en el hombre y que tanto dolor y sufrimiento causan a nuestro Jesús, que no deja de sudar sangre viendo que su pasión fue inútil para tantos y tantos hijos que le rechazan, que se mofan de Él, que le flagelan, le coronan de espinas, le suben a la cruz sin ningún miramiento y le gritan palabras sacrílegas y una vez más es despojado de sus vestiduras en el pecado de la carne, en el apoyo a las cosas del mundo y quitan a mi Divino Hijo sin ningún miramiento de sus vidas.
Orar, orar y consolar a Jesús de tanto dolor, de tanta angustia que sufre por no poder salvar a toda la humanidad.
Hacer penitencia de buenas obras, de amor al prójimo, de humildad, de caridad y consolar a esta Madre que con los brazos extendidos y desgarrada de dolor al ver a mi Divino Hijo desgarrado en Getsemaní. Y no poder acercarme a Él, limpiarle su sangre, abrazarle, besarle para aliviarle tanto dolor y sufrimiento que los hombres ingratos le causan.
Con el amor al hermano, con la humildad y con el despojo a las cosas del mundo.
¡Que todavía hay almas en este grupo muy apegadas a ellas!
¡Despojaros de todo lo que no sea de Dios y hacer el trabajo de vuestros hogares con amor y no con tanta comodidad como tenéis hoy en día, ofreciéndolo a vuestra Madre y a vuestro Jesús para consolarnos, para alegrarnos y para que apoye mi Divino Hijo su cabeza!
Hijos míos e hijas mías, consolar a vuestro Jesús y al mío. No dejarle solo.
Que siempre tenga vuestro hombro para apoyar su cabeza, donde reciba vuestro amor imperfecto y miserable pero que mi Divino Hijo en su corazón todo se transforma.