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jueves, 26 de septiembre de 2019

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES


1 JUNIO DE 2019



Nuestra Madre
Hijos míos, vuestra Madre Inmaculada con mi divino Hijo, Jesús, nos hemos hecho presentes en este cenáculo formado y dirigido por nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones.
Hoy hemos empezado un mes inmensamente hermoso y misericordioso. El mes del Sagrado Corazón de mi divino Hijo y mes también de mi Inmaculado Corazón.
Os pido que hagáis todos los días la consagración a nuestros corazones que se os dio y en el que podéis, hijos míos, incluir también a vuestros familiares.
Prepararos a consagraros al corazón de mi Divino Hijo con el rosario a su sagrado corazón. En la preparación acercaros a su corazón y decirle con amor: “Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío”.
Quiero que pongáis un altar hermoso y bello este mes a mi divino Hijo. Jesús ha predicado a su Sagrado Corazón y al inmaculado Corazón de vuestra Madre.
Y, de vez en cuando, que pongáis flores rojas para mi Hijo y blancas o rosas para vuestra Madre. Y, reparar con todo ello nuestros corazones por los pecados de la humanidad. Por el dolor y sufrimiento que nuestros corazones tienen, por la perversidad del hombre.
Por tantos olvidos, tanta tibieza y tanto desamor a nuestros corazones, hijos míos.
Que os dejéis llevar por nuestras enseñanzas y las llevéis a cabo, no es difícil, hijos míos. Vuestra voluntad es la difícil. Vencer toda pereza. Toda tentación.
Y todo lo que os impida llevar a cabo nuestras enseñanzas, no solamente en oraciones sino en obras.
Venir a las fuentes del Agua viva que son nuestros corazones, hijos míos y dejaros bañar en ellas.
Y beber en ellas, hijos míos.
Pedir y se os dará. Pedir con fe y con confianza, de lo que hay aquí en el grupo. Sino, hijos míos, no obtendréis nada de lo que os hemos dicho y os estoy diciendo, hijos míos.
Nuestros brazos se abren en cada grupo cuando venís llenos de amor, de fe y confianza.
Y sois atraídos a ellos como un imán.
Los tiempos nuevos como los cielos nuevos y la tierra nueva están a las puertas.
Crecer y dejaros llevar en el Espíritu Santo para que Él obre y hable a través de vosotros, hijos míos.
¡El tiempo ha llegado! A nada debéis temer si venís otra vez os lo voy a repetir: Con fe, con amor, con confianza y esperanza a nuestros corazones a las fuentes de Agua viva.

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