MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
28 OCTUBRE DE 2017
Nuestra Madre
Hijas mías e hijos míos, mis pequeños y mis pequeñas
florecillas del jardín de vuestra Madre, María.
Os recuerdo, que está terminado el mes de octubre
dedicado al santo rosario. Una vez más os digo, aunque sea el santo rosario no
dejar de rezarlo ni un día de vuestra vida.
Y estamos ya casi a comienzos del mes de noviembre.
Mes dedicado a los santos que os han precedido ya y están en los cielos y las
benditas almas del purgatorio. Quiero que en este mes que empieza, ofrezcáis
integro, todos los días, el rosario a las benditas almas del purgatorio y a los
agonizantes.
Como veis, que rápido está pasando el año. Pronto os
encontraréis en Adviento, y ahí sí, quiero que os preparéis en Adviento con la
novena de vuestra Madre de los Nudos.
Para ir desatando de vuestros corazones y quitando
todo el mal que haya en ellos y ayudaros a vivir en el Adviento y la celebración
del nacimiento del Hijo de Dios vivo, mi Jesús y el vuestro.
Que por el sí de vuestra Madre se hizo carne y acampó
entre los hombres. Fue muerto, crucificado, pagando con ello el rescate que el
hombre le debía al Padre por el pecado de Adán y Eva, para abriros las puertas
del cielo. Con su sangre os purificó, os redimió y os salva porque os sigue
purificando en su sangre, redimiéndoos y salvándoos, hijos míos.
Orar mucho por España, esta España de vuestra Madre
que es mi tierra de María, que el enemigo la quiere destruir, pero no podrá con
ella. Sufriréis mucho, sí. Pero si confiáis en todo y en lo que os hemos dado
los sufrimientos os serán acortados y aliviados.
El mal en España ha entrado fuertemente e irá
creciendo cada vez más, hijos míos. Orar mucho para que no llegue a una guerra
y se quede en la revolución, hijos míos.
Orar por todas estas almas que están
produciendo tanto mal a España y a los hermanos. Para ablandar sus corazones y
mi Hijo las pueda atraer a Él.
¡Compadeceos y ser misericordiosos con vuestros
hermanos, los pecadores, hijos míos! Porque vosotros también lo sois, en menor
grado, pero lo sois, hijos míos. No desear nunca el mal de nadie. Porque, ¡ay,
del que desee el mal, le vendrá sobre él!
El cielo se abre y todo un Dios baja al cenáculo
junto con vuestra Madre Inmaculada.
Recordarlo.
Al igual que le dais a la familia cuando viene, a un
amigo, a un hermano, todo lo mejor de vosotros y os preocupáis porque estén
bien, mejor lo tenéis que hacer con nosotros, hijos míos.
Mi Hijo es un Dios cercano, al igual que yo una Madre
cercana que estamos entre vosotros. Pero hay que respetarnos.
Y cuando os corrija mi Hijo o yo, no revelaros. La
revelación es del maligno, hijos míos. Y no disculparos porque así, hijos míos,
pasa a los pecadores. Los umbrales de la muerte y por la rebeldía y la soberbia
van a parar al infierno.
Sed muy humildes que la humildad está el Dios Trino,
en la rebeldía y soberbia está Satanás y sus secuaces.
¡Ay, hijos míos, cuánto os amo!
Mi pequeño y gran jardín de vuestra Madre Inmaculada.
Y no me deis las gracias.
¡Que madre buena no ama a sus hijos, da la vida por
ellos, si fuera necesario!
Como yo lo hago por todos vosotros, mis pequeños y
pequeñas florecillas de mi Inmaculado Corazón.
Hacer que vuestras flores en el jardín de vuestra
Madre, crezcan lozanas y hermosas y ¿sabéis con qué lo podéis conseguir? Con la
humildad.
Os bendigo en la llama de amor de mi Inmaculado
Corazón,
En el poder de Dios Padre, de Dios Hijo, mi amado
hijo Jesús y de Dios Espíritu Santo.
Quedad en la paz y en el amor de la llama de amor de
mi Inmaculado Corazón.