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lunes, 18 de enero de 2016

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES


15 DE DICIEMBRE DE 2015



Rosa
Veo al Señor crucificado, acaba de morir, no debe de hacer mucho rato.
Veo un soldado acercarse con una lanza,
¡Ay! ¿que va a hacer? ¡Dios mío!
Le veo sin piedad meter la lanza en el costado de Cristo.
¡Dios mío¡ Veo salir sangre como asalmonada, rosada y agua.

Jesús
Mira bien, hija mía,

Rosa
¡Dios mío!, la sangre y el agua empiezan a formarse rayos pero no como los vemos asiduamente sino rayos en forma de gotas y caen lleno de luz sobre todas nosotras.

Jesús
Si, hija mía, mi misericordia se ha derramado de una manera muy, muy, muy especial sobre vosotras y sobre ti, hijo mío.
Para vosotras y vosotros, hijo mío, para vosotras y para los demás cuando les digáis: ¡Dios te bendiga!
Mi misericordia se derramará a la otra persona

Rosa
¡Gracias, Señor. Gracias Dios mío!

Jesús
Ante mi nombre todo mal y todo enemigo huye y se esconde. Ante mi nombre los males desaparecen y los problemas se desvanecen.
Con esto no os quiero decir que no vais a sufrir. Claro que sufriréis Conmigo y con mi Madre porque sois alma reparadoras pero vuestros sufrimientos serán una suave delicia y esa suave delicia os hará exclamar más: el que esta Conmigo no esta en mi contra.
Hijos míos, preparar el camino, sembrarlo de luz para uniros a vuestro Jesús Niño y darme el calor y el amor que me es negado en el mundo, especialmente en la Nochebuena. Es donde más siento el dolor y el frío de los corazones que están como témpanos de hielo, que la mayoría no tienen un recuerdo para su Jesús.
Que pasan la noche en juergas y orgías y en la mayoría de las cenas familiares ni siquiera estoy Yo.
El hombre se ha olvidado y se olvida de que vine a este mundo por amor a cada hombre, mujer y niño. Que me hice hombre por todos vosotros, para enseñaros el amor, el perdón y la misericordia, para enseñaros el camino que llega a la vida eterna. Para dar mi cuerpo y mi sangre en el rescate por vuestra salvación y la salvación de todos los hombres. Para abriros las puertas del cielo y reconciliaros con mi Padre y el vuestro.
Y ¡que dolor, qué frio siente mi Sagrado Corazón al llamar esa noche!, porque llamo a las puertas de todos los hombres para que me acojan en sus hogares y la mayoría, esas puertas no se abren  y están frías como témpanos de hielo.
Orar y reparar el dolor de todo un Dios que se hizo hombre por amor a toda la humanidad y ni siquiera el día que se celebra mi cumpleaños hay un pensamientos para el que dio todo por ellos.
Y prepararos porque mi venida está próxima y vendré rodeado de ángeles que tocarán las trompetas de la victoria y juzgaré a los buenos y a los malos.
Orar mucho por la conversión de los pobres pecadores.
Orar mucho por mi Iglesia, por el Papa y las almas consagradas.
Orar mucho por las benditas ánimas del purgatorio.
Por vuestras familias, por los enfermos, por los que pasan hambre, por la situación del mundo, por la necesidad del mundo, hijos míos e hijas mías.






Uniros a nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones dolorosos y reparemos el dolor del Padre. Después recibiréis la bendición de mi Madre y vuestra, la mujer vestida de sol, la de la Apocalipsis, que es mi Madre y se representa en la Guadalupana.
Mi misericordia estará presente y actuará y no os defraudaré.    

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