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martes, 19 de julio de 2016

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
 
13 MAYO DE 2016



Jesús
Mi paz y amor os doy inunden vuestros corazones y arranquen de ellos todas las malas hierbas que crecen de incomprensión y de desamor a los hermanos.
Y que vuestros corazones se llenen de luz y de amor, de inmenso amor al Dios que os dio la vida, al Padre, al Dios que os redimió, al Hijo que es Él que os está hablando y al dios santificador y que purifica vuestras almas, el Paráclito.
¡Ay, hijas míos, que poco lloráis vuestros pecados, el dolor que me causáis con ellos!
En cambio, no soportáis ni la más mínima que os hagan los hermanos, algunas, otras no, y os revolvéis como las culebras contra el hermano o la hermana que os ha ofendido o habéis creído que habéis obtenido ofensa del hermano o de la hermana.
¡Ahí sí os retorcéis y lloráis el dolor que ello os produce, soberbias que sois unas soberbias!
¿Y cuando hacéis vosotros a los demás?
Hijas mías, ¡ay, cuando lo hacéis vosotros a los demás, limpiáis vuestras conciencias quitando la culpa de ese daño quitando a la hermana o al hermano, creyendo que lleváis razón.
Miraros profundamente en el interior de vuestro corazón para que podáis ver vuestras miserias que veis la mota en el ojo ajeno y no veis la viga que lleváis en vuestros corazón.
Os gusta resplandecer, ser las primeras, que os escuchen y ¿cuantas veces os he dicho que los últimos serán los primeros en el reino de los cielos?
Os quejáis de vuestras enfermedades creyendo siempre que estáis peor que el hermano y eso no es así.
¿Cuántos hermanos hay enfermos callan, lo sufren, lo padecen y atienden a otro hermano que está igual o peor que él? Y todo me lo presentan y me lo ponen en mi Sagrado Corazón.
Esta forma de actuar es la que es agradable a mis ojos, es la que alivia mi Sagrado Corazón y es la que obtiene recompensa.
Hijas mías, ser muy humildes que la soberbia es el principio de todos los vicios y la raíz de todos los pecados.
Ser muy humildes, muy humildes para ser grandes ante Mí y en el cielo, hijas mías.
Y orad y pedir perdón por vuestras faltas pero antes miraros por dentro para ver en qué habéis faltado con mucha humildad y venir ante Mí y llorar vuestro pecado, que Yo os cogeré en mis brazos, curaré la herida que esos pecados deja en vosotras, os sanaré, os vestiré de gala y os daré gracia para corregiros de vuestras faltas y crezcáis espiritualmente y podáis reparar en mayor medida mi Sagrado Corazón y el Inmaculado Corazón de mi Madre y vuestra.
Sed muy humildes, muy humildes, amaos unas a otras y todos en nuestros corazones.
Vivir de nuestros corazones que estáis formados en ellos.
El tiempo es corto, se acerca la hora de mi triunfo, de mi Segunda Venida y quiero que voléis a mi encuentro. Llevados por los ángeles ante Mí.
Pero tomaros en serio más la santidad y olvidaros de vosotras mismas y estar siempre dispuestas y dispuestos a ayudaros entre vosotros.

Rosa
Veo al Señor con gran majestad que viene rodeado de ángeles al son de trompetas.
Veo muchos ángeles que bajan a la tierra, cogen almas y las elevan al cielo a su encuentro.
Jesús abre sus brazos llenos de gozo y alegría, sus ojos se llenan de lágrimas del inmenso amor e infinito que le provocan estas almas que le traen los ángeles.
Y en el aire las estrecha a todas fuertemente en su corazón. 

Jesús
Esas almas son las almas de los justos, las almas que han luchado por ser cada día mejor y entre ellas os quiere a vosotros.
Así que dejaros de ser tan necias y empezar a vivir ya, ahora mismo, lo que tantas veces os venimos diciendo sin fijaros en como es el hermanos, porque vosotras, tu, tu, tu, tu y tú mi portavoz, mi rosa de pasión, el perfume de incienso del Padre no son perfectas, ni tú tampoco, hija mía.
Os amo tal y como sois cada una y cada uno.
Amaros vosotras y amar al prójimo como yo lo amo y como quiero que lo améis, hijos míos.
Quiero que lo meditéis, quiero que para vuestra santidad.
Quiero que para mayor santidad vuestra, leáis meditando profundamente los sermones del santo cura de Ars. Que cuando os mando algo, no lo mando por mandar, ni por capricho, os lo mando por vuestro bien.
El camino que llega a Mí es estrecho pero con la obediencia y mis gracias podéis pasar fácilmente por él.

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