MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
10 FEBRERO DE 2018
Nuestra Madre
Hijos míos, os bendigo a todos los presentes en este grupo
formado y dirigido por nuestros sagrados e Inmaculados corazones.
Igual que dije a Bernardette os digo a vosotros en
esta tarde.
Yo soy la Inmaculada Concepción. La concebida en el
vientre de mi madre, Santa Ana, por la gracia de Dios Padre, de Dios Hijo y de
Dios Espíritu Santo.
Sin pecado original. Como muchos sabéis, porque ya os
lo he dicho, fui concebida en el vientre de mi madre, Santa Ana. En la Puerta
Dorada del templo.
Para ser Hija predilecta de Dios Padre. Esposa de
Dios Espíritu Santo y Madre del Verbo, Dios Hijo y Madre vuestra.
Y, ¡qué dolor siente mi inmaculado corazón, al ver
que una mayoría de hombres incluso consagrados no reconoce mi virginidad!
Y me creen una mujer normal al igual que no reconocen
mi Iglesia, la mayoría, que fui concebida por obra del Espíritu Santo. Por el
Padre y por el Hijo y que nací sin el pecado original.
Y, ¡fijaros como está mi Iglesia, vuestra Iglesia! La
Iglesia formada por mi divino Hijo que quieren meter en ella otras religiones,
llamados por las almas consagradas de altos cargos, cristianos.
Que no me reconocen como Madre, que niegan mi
virginidad y que no creen en que nací sin pecado original y sin mancha.
Cuidado, hijos míos, despertad, que estáis dormidos.
Todo ello es para destruir la Iglesia de Cristo. El
enemigo se ha metido en ella disfrazado de cordero.
Y, ¡ay, de las que dudáis, que dolores vais a pasar
cuando veáis la verdad por no haber creído en lo que os hemos venido diciendo!
Si, hijos míos, en la Iglesia de Cristo. En vuestra
Iglesia, en la única y verdadera si pueden entrar porque las puertas están
abiertas, pero contritos y arrepentidos.
Dejando sus ideas y partes de sus creencias atrás y
acogiendo la de la Iglesia católica y apostólica con todos sus dogmas, con la
fe de los antepasados y con la tradición.
El enemigo ha dado un paso gigante y está demoliendo la
Iglesia desde dentro.
Sólo los que se conserven fieles a la tradición de
vuestros padres, a la tradición de la iglesia podrán sobrevivir a todo este
horror que a pasos agigantados se os acercan.
En esta tarde, os doy todas las gracias, bendiciones
y protecciones que el dogma de la Inmaculada Concepción trae a los hombres.
Todas ellas están cayendo sobre todos vosotros y
vosotras como una lluvia suave que penetra en cada poro de vuestra piel.
El dogma os trae también gracias, protecciones y
auxilios para poder llevar y sobrevivir a todo, hijos míos e hijas mías, que
vais a vivir.
Honrar a vuestra Madre. Darme la credibilidad y el
amor que me es negado en los hombres y en mi Iglesia.
Tener siempre en vuestros altares la imagen de
vuestra Madre, la Inmaculada, la Purísima Concepción para reparar todo el dolor
inmenso y todo el daño que me hacen, hijos míos.
Y, despertar de una vez y ver.
Y en mi Iglesia, en vuestra Iglesia, en la Iglesia
fundada por mi divino Hijo y regida por el Espíritu Santo no puede haber
mujeres diáconos ni diáconos tampoco.
Están preparando el camino a las mujeres para más
adelante hacerlas sacerdotes. Retiraros de esos sacerdotes e ir como os he
dicho a los sacerdotes santos.
Pedir mucho por las almas consagradas, hijos míos,
porque están muy confundidas.
Pedir mucho por el Papa porque también está
confundido. Es bueno, pero tiene también mucha confusión, hijos míos.
Pedir por los obispos, cardenales, por todas las
almas consagradas desde el más alto cargo al pequeño y conservaros en la
tradición y en los sacerdotes santos.
El poder de Dios Padre. El amor de mi divino Hijo y
el amor del Paráclito desciende sobre todos vosotros con todas estas bendiciones que os he mencionado y en todos queda la
llama de amor de mi Inmaculado corazón.
Quedad en la paz, en el amor del Sagrado corazón de
mi divino Hijo.
Vosotros no juzgar y pedir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario