Vistas de página en total

viernes, 30 de marzo de 2018

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES

5 FEBRERO DE 2018



Padre Celestial
Hijos míos, vuestro Padre celestial, junto con el corazón de mi Hijo y el Inmaculado corazón de mi Hija, nos hemos hecho presente en este cenáculo pedido por vuestro Padre celestial. Uno de los cenáculos salido de las entrañas de los corazones sagrados e Inmaculados corazones de mi Hijo, Jesús, de la Inmaculada, María, Miriam, como se la llama en el cielo.
El mal crece, las tinieblas invaden cada vez la tierra, el hombre no ha otorgado lo que corresponde a la Inmaculada, el quinto dogma, Madre Corredentora junto a mi divino Hijo, el Redentor, al pie de la cruz.
A la Inmaculada, mi Hija, se le ha dado todo poder para derramar todas las gracias sobre la humanidad. El poder de abogar por todos sus hijos y el poder de salvar todas las almas que acuden a ella y la aman.
El poder de interceder ante mi divino Hijo por tantos y tantos pecadores.
El poder de no negarle absolutamente nada, ni mi divino Hijo, ni el Paráclito, ni Yo, su Padre.
¡Qué dolor tan grande, inmenso, sienten nuestros corazones porque los responsables no han escuchado a los fieles, ni tampoco han hecho caso de tantas y tantas firmas como se han recogido para que fuera proclamado el dogma!
¡Ay, cuánto dolor y sufrimiento se hubieran evitado porque el Paráclito lo hubiera hecho todo nuevo!
Hasta el más pecador se hubiera convertido.
Por ello, los males aumentarán y las tinieblas espesarán cada vez más.
Pero no temáis, vosotros, el pequeño jardín de María, de mi divino Hijo, de vuestro Padre celestial y el Paráclito que nos deleitamos en cada uno de vosotros, no os dejaremos. Siempre estaremos junto a vosotros protegiéndoos.
Lo que iba a ser permitido, lo voy a permitir. Por la terquedad, la necedad, y la ceguera de la mayoría de los hombres.
Los masones, como vosotros los llamáis y otras sectas satánicas han querido y han puesto símbolos en una multitud de rosarios.
De la medalla más conocida que es la Milagrosa y han empezado en algunas imágenes. Todo se hubiera quedado ahí, en símbolos, porque mi poder frente al enemigo es inmenso y el del enemigo nada.
Y la bendición de Dios Padre, de Dios Hijo y Dios Espíritu Santo lava, quita todo mal. Pero van a llegar más lejos y lo dejo, como os he dicho antes, por la terquedad, la soberbia, la necedad de los hombres.
Van a hacer rituales contra todo esto que ellos han fabricado para introducir el mal a través de estos objetos en vuestros cuerpos, en vuestras mentes, en vuestros hogares y en vuestras familias.
Por ello, romper todos los rosarios y deshaceros de ellos.
La medalla de la Milagrosa, de momento, dejarla porque no han conseguido en ella, todavía lo que ellos han querido. Han hecho una leve variación para ver si los fieles se dan cuenta y protestaban. Estas medallas todavía valen, pues en ellas, no está todo el mal de Satanás.
Y al ser bendecidas por mi Hijo, por mi Hija, o por Mí o por el Paráclito, todo rastro del pequeñito mal que han puesto, ha desaparecido. 
Pero no quiero que compréis ninguna medalla más de la Milagrosa. No comprarlo porque van a meter más profundamente el mal en ellas. Y mis almas consagradas no hacen nada para combatirlo, hijos míos.
Este mal viene por no haber sido proclamado el dogma a su debido tiempo.
Gracias por haber venido a dar el amor que me es negado de otros hombres, de tantos hijos ingratos que no me reconocen, que me han olvidado, que se han alejado de Mí, y de tantos hombres que me quieren quitar de la faz de la tierra, y no podrán hacerlo, hijos míos.
Os amo, os quiero tanto, que mira, hija mía. Mira
  
Belén
Veo el pecho del Padre lleno de luz, una luz muy grande. Con inmensos rayos.
La luz va dejando un espacio en el pecho del Padre.
Dios mío, veo el corazón del Padre. ¡Que corazón!
Late como un corazón humano.
¡Señor, no hagas eso, por favor que me da miedo!

Padre Celestial
No tengas miedo, hija mía, porque veas partirse mi corazón, no del todo, es la puerta por donde meto a mis hijos amados.
Mira. Mira bien, hija mía.

Belén
Señor, no hay fondo
Es todo luz por dentro, rojo y luz.

Padre Celestial
Si, hija mía, aquí están las entrañas de mi amor y misericordia para todos vosotros y para toda la humanidad y aquí estáis vosotros. 
Cuando intentáis hacer mi voluntad, esas miserias las transformo en virtudes.
Sois humanos y no sois perfectos porque no podéis serlo.
Solamente en mi gracia lo sois y os dejo caer para que veáis lo que sois sin nosotros.
Pero os levanto, os abrazo, os perdono, lavo vuestras heridas y vuestros pecados en la sangre del cordero. Y os dejo más blancos que la nieve
Y ahora seguir obsequiando con el rosario que tanto alegra mi corazón. Tanto gozo recibo en él, alivio y consuelo, hijitos míos e hijitas mías.
Recordar que os amo.
Y todo mi poder lo dejo a un lado y me hago uno de vosotros, mis hijos queridos.
Mis hijas queridas que con tanto amor os creé y con tanto dolor os dejé bajar a la tierra. Pero siempre estoy junto a vosotros y a vosotras. Recordarlo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario