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jueves, 18 de septiembre de 2014

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES


2 DE AGOSTO DE 2014



Nuestra Madre
La paz, hijos míos e hijas mías llegue a vuestros corazones. Cogerla, guardarla muy dentrde ellos. 
Todos sois introducido en mi Inmaculado Corazón, este Inmaculado Corazón lleno de amor infinito e inmensamente grande para acoger en el a todos mis hijos.
Pero ¡que dolor siente mi Inmaculado Corazón al verme rechazada en tantos, al ver como caminan por el camino de la perdición!
¿Que madre no sufre por sus hijos?
Pues figuraos el dolor que os producen vuestros hijos. ¿Cómo vuestra Madre no va a sufrir por toda la creación, por todos los hombres que han sido creados a imagen y semejanza de Dios, por todos mis hijos a quien di a luz al pie de la cruz?
En la cual mi Divino Hijo os puso bajo mi protección, bajo mi ayuda, dando a toda la humanidad por hijos de María y dándoos a vosotros, hijos míos, a la Madre de Dios por Madre vuestra.
¿Os habéis parado alguna vez a pensar y a meditar la grandeza que mi Hijo os dio de ser hijos míos?
Mi corazón se desbordaba de gozo, de amor y de alegría al ser madre de toda la humanidad, de cada uno de vosotros y vosotras.
Y una madre ¿no escucha las súplicas de sus hijos?, hijos míos, ¿cómo no voy a escuchar Yo las vuestras?
Todas son recogidas en mi Inmaculado Corazón y entregadas desde mi Inmaculado Corazón a mi Divino Hijo, que os ama más que a la niña de sus ojos y que os tiene y os lleva grabado en ellas, hijos míos.
Recordar que estáis siempre, a cada momento, hijos míos, en su presencia porque Él no quita la vista de cada uno de vosotros.
Si Él no os niega nada de lo que le pedís, porque os ama hasta la locura; menos cuando vuestras intenciones son presentadas por mi Inmaculado Corazón.
Pero no seáis impacientes, Dios os prueba. Creer con firmeza, con fe, con esperanza y confianza que todo ello y más recibiréis en el momento de Dios, que es el momento justo aunque creáis vosotros y vosotras que el momento es el momento en el que lo estáis pidiendo.
No, hijos míos e hijas mías, tener paciencia, perseverar, orar y vuestra Madre os promete que si es bien para vuestras almas y las almas por las que pedís, vuestras intenciones son cumplidas y se os dará en el momento dispuesto por Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.
No desesperar, hijos míos, confiar.
En estos momentos, el Paráclito está derramando lluvia de gracias sobre todos vosotros y vosotras, con grandes protecciones y bendiciones. Cogerlas en vuestros corazones.
Y mi escapulario os va tocando uno por uno quedando otra vez sellados en él. El os protegerá de tantos peligros como os acechan, de tanto mal como os viene a este mundo creado por Dios y destruido por el hombre, hijos míos.
Contra tanta enfermedad creadas en laboratorios y esparcidas para, hijos míos, asesinar a muchos hombres y mujeres porque los médicos no encontrarán remedios para ellas.
Y, ánimo, hijos míos e hijas mías, que no estáis solos; todo un Dios se inclina a vosotros; todo un Dios os lleva en sus brazos, y todo un Dios no os quita la vista de encima, como un padre no se la quita a sus hijos pequeños.

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