MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
2 DE AGOSTO DE 2014
Nuestra Madre
La paz,
hijos míos e hijas mías llegue a vuestros corazones. Cogerla, guardarla muy
dentrde ellos.
Todos sois
introducido en mi Inmaculado Corazón, este Inmaculado Corazón lleno de amor
infinito e inmensamente grande para acoger en el a todos mis hijos.
Pero ¡que
dolor siente mi Inmaculado Corazón al verme rechazada en tantos, al ver como
caminan por el camino de la perdición!
¿Que madre
no sufre por sus hijos?
Pues
figuraos el dolor que os producen vuestros hijos. ¿Cómo vuestra Madre no va a
sufrir por toda la creación, por todos los hombres que han sido creados a imagen
y semejanza de Dios, por todos mis hijos a quien di a luz al pie de la cruz?
En la cual
mi Divino Hijo os puso bajo mi protección, bajo mi ayuda, dando a toda la
humanidad por hijos de María y dándoos a vosotros, hijos míos, a la Madre de
Dios por Madre vuestra.
¿Os habéis
parado alguna vez a pensar y a meditar la grandeza que mi Hijo os dio de ser hijos
míos?
Mi corazón
se desbordaba de gozo, de amor y de alegría al ser madre de toda la humanidad,
de cada uno de vosotros y vosotras.
Y una madre
¿no escucha las súplicas de sus hijos?, hijos míos, ¿cómo no voy a escuchar Yo
las vuestras?
Todas son
recogidas en mi Inmaculado Corazón y entregadas desde mi Inmaculado Corazón a
mi Divino Hijo, que os ama más que a la niña de sus ojos y que os tiene y os lleva
grabado en ellas, hijos míos.
Recordar
que estáis siempre, a cada momento, hijos míos, en su presencia porque Él no
quita la vista de cada uno de vosotros.
Si Él no os
niega nada de lo que le pedís, porque os ama hasta la locura; menos cuando
vuestras intenciones son presentadas por mi Inmaculado Corazón.
Pero no
seáis impacientes, Dios os prueba. Creer con firmeza, con fe, con esperanza y
confianza que todo ello y más recibiréis en el momento de Dios, que es el
momento justo aunque creáis vosotros y vosotras que el momento es el momento en
el que lo estáis pidiendo.
No, hijos
míos e hijas mías, tener paciencia, perseverar, orar y vuestra Madre os promete
que si es bien para vuestras almas y las almas por las que pedís, vuestras
intenciones son cumplidas y se os dará en el momento dispuesto por Dios Padre,
Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.
No
desesperar, hijos míos, confiar.
En estos
momentos, el Paráclito está derramando lluvia de gracias sobre todos vosotros y
vosotras, con grandes protecciones y bendiciones. Cogerlas en vuestros
corazones.
Y mi
escapulario os va tocando uno por uno quedando otra vez sellados en él. El os
protegerá de tantos peligros como os acechan, de tanto mal como os viene a este
mundo creado por Dios y destruido por el hombre, hijos míos.
Contra
tanta enfermedad creadas en laboratorios y esparcidas para, hijos míos,
asesinar a muchos hombres y mujeres porque los médicos no encontrarán remedios
para ellas.
Y, ánimo,
hijos míos e hijas mías, que no estáis solos; todo un Dios se inclina a
vosotros; todo un Dios os lleva en sus brazos, y todo un Dios no os quita la
vista de encima, como un padre no se la quita a sus hijos pequeños.
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