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jueves, 18 de septiembre de 2014

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES


9 DE AGOSTO DE 2014

Jesús
Hijos míos, el amor y la misericordia como ya os hemos dicho antes están presentes entre vosotros. Pero no olvidéis que también soy justicia y a cada uno le daré según sus obras.
El hombre se ha olvidado de la justicia de Dios y camina a su libre albedrío creyendo que todo es perdonado, todo pecado excusado y han olvidado que soy también juez y mi justicia es también misericordia.
¡Cuánta confusión, cuánto error ha llegado a la tierra creyendo que aquí en la tierra ya están pasando el purgatorio y han dejado de creer en el infierno y el hombre piensa que todos los hombres están salvados!, ¡que gran equivocación, hijos míos!
Todos han caído o la gran mayoría en los tentáculos que ha extendido Lucifer. El hombre camina sin remordimientos en su vivir, en su albedrío.
Y, en verdad, os digo que muchas almas caen diariamente al abismo del infierno.
Y, a vosotras madres educar bien a vuestros hijos, a los que tenéis pequeños y a los que tenéis mayores.
¡Cuántas veces os he dicho que no les deis todo lo que pidan! Y mis palabras caen como piedras que rebotan en vuestros corazones.
A los que no trabajan darles lo que necesiten comida y vuestro techo, no que algunas madres os veis mal porque no habéis sabido decir no a tiempo y os están llevando a pasar grandes calamidades.
¡Basta ya! Darles de comer, darles el techo de vuestro hogar, lo demás que se lo busquen.
Buscando trabajo y si no encuentran que se conformen con lo que tienen y no pagar vosotras sus errores y sus vicios, sacrificándoos y algunas sacrificando a sus hermanos para dar gusto, hijos míos, a los placeres de sus hijos.
En verdad, que os he dicho muchas veces, que os ayudéis unos a otros cuando se necesita el pan en las casas o las familias no tienen para llegar a final de mes y pagar los gastos más esenciales, y lo sigo diciendo pero no para seguir manteniendo los errores de vuestro hijos.
Tenéis que poner fin a ello. Ellos ven que sacan de sus madres para pagar sus vicios y lo que no es vicio, mientras no digáis NO, ellos no recapacitarán y seguirán sacrificándoos hasta exprimir la última gota de vuestra sangre.
¡Desprendeos de las cosas del mundo! Mirar solo a vuestro Jesús y a mi Madre y vuestra.
Vivir más o menos como vivimos en Nazaret.
¡Ay, de aquellos que les cuesta tanto desprenderse de lo material y dar al que lo necesita y teniendo dice que No!
Todo se volverá paja en sus manos y llegado el momento nada en estas almas se multiplicará porque estas almas no han tenido misericordia ni caridad con los hermanos que verdaderamente lo necesiten y han necesitado.
Hay otros que piden por vicio, es verdad, y que para comer y para llegar a fin de mes no lo necesitan, pero hay otros que sí,  para ellos os pido que ayudéis cada uno y cada una con los que podáis, según lo que tengáis cada uno y cada uno, hijitos míos.
Vuestro Jesús está a las puertas. Ya vengo. Todo está a punto de ser cumplido.
La naturaleza se revuelve cada vez más contra el hombre y volcanes surgirán en lugares que ahora parece imposible que vaya a ver algunos.
Otros dormidos se podrán en erupción y destruirán pueblos y ciudades.
Todo ello, hijos míos, se lo ha buscado el hombre por su perversidad y su caminar si Mí.
El hombre se ha erigido Dios y el castigo cae sobre él.
Pedir por la conversión de los pobres pecadores, por las vuestras y la de vuestros familiares y ser fieles todos al grupo, a los Sagrados  e Inmaculados Corazones de Jesús y de María. Estos corazones que os aman inmensamente y se desbordan en amor por cada uno de vosotros aunque muchas veces recibimos ingratitud al no regiros por lo que os decimos, hijos míos.
Pero recordar que todo aquel que pisáis y camináis en mis huellas ensangrentadas con dificultad, con sufrimiento, con dolor, tenéis el camino seguro a la eternidad.

Nuestra Madre
Hijitos míos, hacer caso a vuestro Jesús, no lacerar su corazón. Amarle y serle obedientes todos.
Nuestros Corazones aman inmensamente más a los que sufrís y a los que os sacrificáis, porque sois hijos e hijas de mis Dolores y de la Pasión de mi Divino Hijo.
¡Si supierais las almas que evitáis con ello que caigan al infierno, no os quejaríais tanto!
¡Ánimo, hijitas mías e hijo mío!
Ser todos uno en nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones. Amaros entre vosotros como se amaban los primeros cristianos. Ayudaros unos a otros, que se os conozca por el amor que os tenéis y la caridad que empleáis con los hermanos.

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