MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
9 DE AGOSTO DE 2014
Jesús
Hijos míos,
el amor y la misericordia como ya os hemos dicho antes están presentes entre
vosotros. Pero no olvidéis que también soy justicia y a cada uno le daré según
sus obras.
El hombre
se ha olvidado de la justicia de Dios y camina a su libre albedrío creyendo que
todo es perdonado, todo pecado excusado y han olvidado que soy también juez y
mi justicia es también misericordia.
¡Cuánta
confusión, cuánto error ha llegado a la tierra creyendo que aquí en la tierra
ya están pasando el purgatorio y han dejado de creer en el infierno y el hombre
piensa que todos los hombres están salvados!, ¡que gran equivocación, hijos
míos!
Todos han
caído o la gran mayoría en los tentáculos que ha extendido Lucifer. El hombre
camina sin remordimientos en su vivir, en su albedrío.
Y, en
verdad, os digo que muchas almas caen diariamente al abismo del infierno.
Y, a
vosotras madres educar bien a vuestros hijos, a los que tenéis pequeños y a los
que tenéis mayores.
¡Cuántas
veces os he dicho que no les deis todo lo que pidan! Y mis palabras caen como
piedras que rebotan en vuestros corazones.
A los que
no trabajan darles lo que necesiten comida y vuestro techo, no que algunas
madres os veis mal porque no habéis sabido decir no a tiempo y os están llevando
a pasar grandes calamidades.
¡Basta ya!
Darles de comer, darles el techo de vuestro hogar, lo demás que se lo busquen.
Buscando
trabajo y si no encuentran que se conformen con lo que tienen y no pagar
vosotras sus errores y sus vicios, sacrificándoos y algunas sacrificando a sus
hermanos para dar gusto, hijos míos, a los placeres de sus hijos.
En verdad,
que os he dicho muchas veces, que os ayudéis unos a otros cuando se necesita el
pan en las casas o las familias no tienen para llegar a final de mes y pagar
los gastos más esenciales, y lo sigo diciendo pero no para seguir manteniendo
los errores de vuestro hijos.
Tenéis que
poner fin a ello. Ellos ven que sacan de sus madres para pagar sus vicios y lo que
no es vicio, mientras no digáis NO, ellos no recapacitarán y seguirán
sacrificándoos hasta exprimir la última gota de vuestra sangre.
¡Desprendeos
de las cosas del mundo! Mirar solo a vuestro Jesús y a mi Madre y vuestra.
Vivir más o menos como vivimos en Nazaret.
¡Ay, de
aquellos que les cuesta tanto desprenderse de lo material y dar al que lo
necesita y teniendo dice que No!
Todo se
volverá paja en sus manos y llegado el momento nada en estas almas se
multiplicará porque estas almas no han tenido misericordia ni caridad con los
hermanos que verdaderamente lo necesiten y han necesitado.
Hay otros
que piden por vicio, es verdad, y que para comer y para llegar a fin de mes no
lo necesitan, pero hay otros que sí,
para ellos os pido que ayudéis cada uno y cada una con los que podáis,
según lo que tengáis cada uno y cada uno, hijitos míos.
Vuestro
Jesús está a las puertas. Ya vengo. Todo está a punto de ser cumplido.
La
naturaleza se revuelve cada vez más contra el hombre y volcanes surgirán en
lugares que ahora parece imposible que vaya a ver algunos.
Otros
dormidos se podrán en erupción y destruirán pueblos y ciudades.
Todo ello,
hijos míos, se lo ha buscado el hombre por su perversidad y su caminar si Mí.
El hombre
se ha erigido Dios y el castigo cae sobre él.
Pedir por
la conversión de los pobres pecadores, por las vuestras y la de vuestros
familiares y ser fieles todos al grupo, a los Sagrados e Inmaculados Corazones de Jesús y de María.
Estos corazones que os aman inmensamente y se desbordan en amor por cada uno de
vosotros aunque muchas veces recibimos ingratitud al no regiros por lo que os
decimos, hijos míos.
Pero recordar
que todo aquel que pisáis y camináis en mis huellas ensangrentadas con
dificultad, con sufrimiento, con dolor, tenéis el camino seguro a la eternidad.
Nuestra Madre
Hijitos
míos, hacer caso a vuestro Jesús, no lacerar su corazón. Amarle y serle
obedientes todos.
Nuestros
Corazones aman inmensamente más a los que sufrís y a los que os sacrificáis,
porque sois hijos e hijas de mis Dolores y de la Pasión de mi Divino Hijo.
¡Si supierais
las almas que evitáis con ello que caigan al infierno, no os quejaríais tanto!
¡Ánimo,
hijitas mías e hijo mío!
Ser todos
uno en nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones. Amaros entre vosotros como se
amaban los primeros cristianos. Ayudaros unos a otros, que se os conozca por el
amor que os tenéis y la caridad que empleáis con los hermanos.
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