MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
22 DE NOVIEMBRE DE 2014
Rosa
Veo como la Virgen está
derramando sobre ellos muchas gracias pero también veo muchas almas que acogen
los rayos y se llenan de luz, una luz que les penetra de verdad en su interior
como está penetrando en la mayoría de los corazones aquí presentes, de todos
aquellos que de corazón cogen las gracias que la Madre está derramando sobre nosotros.
Veo muchos, muchos templos donde veneran a la Reina y
Madre de cielos y tierra bajo la advocación de la Milagrosa.
Todos van con amor a nuestra
Madre y ponen a sus Divina plantas, a sus pies, todos sus problemas, dolores y
sufrimientos, y son tantos los que acuden a la Madre.
La Virgen altísima se agacha,
acaricia las cabecillas de las almas y coge todas las peticiones, los rayos de
sus manos, al acariciarlos, penetran en ellas y las peticiones van subiendo al
cielo.
Y con la mirada al cielo, Nuestra
Madre, implora por cada petición de sus hijos.
Veo llegar al Padre y a Jesús, el
Espíritu Santo se pone a la izquierda, Jesús a la derecha y el Padre detrás de
la Virgen.
¡Que hermosura, Dios mío, que
hermosura!
El Padre coge todas las
peticiones de la mano de la Virgen y las lleva a su corazón.
Veo al Padre llorar al ver tanto
sufrimiento y dolor en las peticiones de sus hijos, la Virgen implora por
ellas, el Padre Eterno la dice que su corazón de Padre se ablanda ante el dolor
de sus hijos y que la mayoría de las intenciones y peticiones que se han hecho
en los templos a petición de nuestra Madre, la mayoría les será concedidas, a
los hijos que con amor han ido a postrarse al pie de la Madre, en este día tan grande
de la Medalla Milagrosa.
Padre Eterno
A todos os serán concedidas
vuestras plegarias y las que hace el mundo a mi Hija predilecta en el momento
justo, en mi momento, en el momento de vuestro Padre celestial.
Otras tendrán que sufrir por ser
la cruz que hay que llevar, pero la gracia que ha derramado y derrama la Madre
hoy, el Padre abre su corazón y de él sale una fuerza inmensa, es la fuerza que
el Padre nos da para llevar la cruz con amor, sin desesperación ofreciéndolo
por el bien de las familias y de la humanidad.
Y, en verdad os digo, a todos los
que están creyendo en estas las palabras del Padre que la cruz os va a ser
suavizada.
Muchos problemas, dolores,
enfermedades y sufrimientos irán cayendo pero recordar que sin cruz no podéis
estar porque vendrán otras cruces, pero en mi fuerza, al ser suavizada, las
podréis llevar.
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