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martes, 13 de enero de 2015

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES

28 DE NOVIEMBRE DE 2014



Jesús
Hijos míos, quiero que os unáis al dolor de vuestro Jesús crucificado y reparéis los salivazos, las bofetadas, los golpes, los latigazos, las caídas con la cruz , el despojo de mis vestiduras, la subida a la cruz, las llagas de mis manos y de mis pies por los clavos, la agonía, el desgarro de mis huesos en la cruz, que con tanto amor lo padecí por amor a todo el género humano y ¡cuánto desamor encuentro en esta humanidad!
Todavía me siguen crucificando, todavía siguen mofándose de Mí, todavía siguen golpeándome y flagelándome y todavía sigo en Getsemaní.
Yo les doy amor y os doy amor y, ¿que me dais? La esponja con la hiel y el vinagre. Tengo sed, hijas mías e hijos míos, dadme de beber, trayéndome a las almas, traerlas a Mí, que yo desclavo mis brazos de la cruz y los estrecho en mi cuerpo llagado, desgarrado y los cubro de mi sangre y los reconcilio con el Padre.
Tener piedad de vuestro Dios que sigo sufriendo por las almas, por todos los hijos ingratos que me rechazan y se olvidan de Mí, viviendo a su libre albedrío.
Y, ¡cuántas llagas y desgarros recibo, más profundas aún, que esos latigazos, me llegan a los huesos, de los que os llamáis míos y os regís por el mundo!
Y, otra vez, vuelvo a exudar sangre en Getsemaní, por la desconfianza que veo en los míos, por la falta de fe y por el desamor a Mí, su Dios y a sus hermanos.
Aquí en la tierra, cuando se pasa por exámenes terminada la carrera o los cursos, son muchos los exámenes o las asignaturas que en los cursos hay, pero Yo, el juez de vivos  y muertos, cuando lleguéis a mi Divina presencia, solamente juzgaré al hombre de una asignatura, del amor.
Meterlo en los más profundo de vuestro corazón, el amor abarca toda las virtudes, el que ama no falta, hijos míos.
Despojaros de las cosas del mundo que son cadenas que lleváis cada uno arrastrando y esas cadenas os apartan de Mí.
Ayudar al que lo necesita porque me ayudáis a Mí.
Amar al hermano es amarme a Mí.
Sed muy humildes y quitar la poca o mucha soberbia que lleváis todos y todas en vuestro interior.
Revestíos de la humildad de mi Madre y hacer de ella vuestro ejemplo y vuestro modelo a seguir. Y, dejar ya de vivir como vivís, a medias.
Dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César, porque a los tibios, Yo los vomito de mi boca.
Os hemos dado tanto: talentos, enseñanzas, consejos para que lo viváis y, ¿que habéis hecho con ello?
Dejaros de mediocres y empezar ya a vivir y a poner en práctica todo lo que os hemos dicho, os hemos enseñado, hijos míos.
Caminar en las huellas de vuestro Jesús empapadas en la sangre que derramé por amor a todos vosotros y vosotras y a toda la humanidad y que sigo derramando y vertiendo a todas las almas que me la piden.
Que ella sea vuestra túnica para que siempre estéis lavados, purificados, perdonados, curados, liberados  y santificados y salvados, hijos míos.
Mi venida está cerca, prepararos con las lámparas encendidas, no sea que llegado el momento os encuentre como las vírgenes necias y cuando queráis entrar al banquete de bodas os diga: No os conozco. Y os cierre las puertas.
Si supierais ¡cuánto os amo, con un amor infinito! y en la niña de mis ojos os llevo grabados y grabadas.
Levantaros, poneros a caminar y no os quedéis mirando al cielo como cuando ascendí a él.
Los apóstoles y la gente que me veía subir se quedaron todos embobados, viéndome ascender y mandé un ángel para que les dijera, que no se consigue lo que dejé escrito tiempo después en los Evangelios, por mis apóstoles, mirando al cielo sino trabajando y llevando el Evangelio grabado a fuego en los corazones al igual que los mandamientos.

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