MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
26 DE NOVIEMBRE DE 2014
Espíritu Santo
Yo soy el Paráclito, Yo soy el
Espíritu de amor, de verdad y de justicia y abraso los corazones de las almas
que no se me resisten y los incendio en el amor del Dios Trino.
Yo soy el que está en cada alma,
el soplo de vida en cada corazón y muevo al hombre a la verdad y al arrepentimiento
sincero si ha faltado, en los corazones puros, mansos y humildades.
Pero la mayoría de los corazones
de los hombres están congelados y el fuego de mi amor no puede penetrar en
ellos y la conciencia de estas almas, que en una gran mayoría se han perdido, y
en otras poco a poco se van perdiendo y disfrazan la mentira de verdad
hasta llegar al punto en que ya no saben distinguir la moralidad y el pecado.
Para estas almas todo está bien y nada es pecado.
Soplo sobre ellas más fuerte aún
para derretir ese hierro, esa coraza que han levantado en sus corazones pero no
me dejan entrar y las lucecitas que pequeñas, como chispas que suelen penetrar,
las rechazan sin ningún temor.
Mantener vuestros corazones puros
y sinceros para que pueda seguir habitando en ellos y les pueda dar luces y
remordimientos para saber los momentos que habéis obrado mal y vayáis al
arrepentimiento.
Pero no pongáis excusas porque
ello endurece los corazones y mirar hijas mías e hijo míos, como están una gran
mayoría ya de almas, embrutecidas con el pecado y no saben distinguir porque
así lo han querido ellos, el bien del mal.
Orar y pedir mucho por la
conversión de estas pobres almas de los pecadores, la palabra que es el Hijo,
Jesús, ya dejó dicho: "Cuando vuelva otra vez, encontraré fe en el tierra, alimentar
vuestra fe con los sacramentos de la oración, con el rosario y la santa misa y
las visitas a vuestro Jesús sacramentado".
Dejar vuestros corazones libres
de todo apego para que los dones que necesitáis cada uno y cada una vayan
creciendo porque los dones están en vosotras y en ti, hijo mío, al igual que en
todas las almas, miembros del grupo, los tenéis que dejar florecer y salir con
mucha humildad y con mucho amor y caridad con lo que ya os he comentado hace un
momento.
Preparaos en este Adviento al
nacimiento de Jesús, al niño Dios que viene por amor a toda la humanidad, a
todas vosotras y a ti, hijo mío.
Quiero que cada semana que vaya
pasando, no solo encendáis una vela, sino que hagáis un propósito y pongáis en
práctica algo de lo que más os cueste, empezando por la humildad.
Que vuestros corazones sean la
cuna de amor donde Jesús encuentre el calor que le falta por el desamor de los
hombres, que vuestros corazones sean esas pajas calentitas y esos pañales
llenos de amor, donde Jesús se encuentre reconfortado, calentito y amado.
El fuego de mi amor abrasa
vuestros corazones y os bendigo con el amor de Dios Padre y su infinita
misericordia.
Con el amor de Dios Hijo y su
infinita misericordia.
Con el amor del Paráclito que os
está bendiciendo y con el fuego que llevo a los hombres de amor y misericordia.
Quedad en la paz del Dios Trino y
en el Inmaculado Corazón de vuestra Madre Inmaculada.
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