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miércoles, 4 de noviembre de 2015

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES


3 DE SEPTIEMBRE DE 2015


Jesús
Hijitas mías e hijitos míos, vuestra Jesús Sacramentado, el Hijo del Dios vivo, la Segunda persona de la Trinidad se ha hecho presente, me he hecho presente, en este cenáculo formado por mi Sagrado Corazón Eucarístico.
Hija mía, ¿qué ves?

Rosa
A un ángel que me coge la mano. 
¡Uy, este templo ya lo conozco!
Seguimos avanzando por todo el pasillo. Al llegar un poco antes del altar, el sagrario que está enfrente, mi ángel de la guarda se tumba con el rostro en tierra. Yo me arrodillo.
Del sagrario salen grandes rayos de luz. Esta todo iluminado. Entre los rayos se ven unas palabras como de oro en relieve: Jesús, Hombre, Salvador.
¡Que hermosura!
Los rayos van desapareciendo y cuando ya ha desaparecido todo, mi ángel se pone en pie y yo con él. Al sagrario le cubre como un velo blanco transparente por los lados.
Me sube al altar y en un rinconcito de la parte izquierda ahí nos quedamos los dos.
Se me ha olvidado deciros que va a empezar la santa Misa.
Toda la iglesia está llena de gente. Empiezan con los cánticos de entrada y sale el sacerdote.
La gente se pone en pie para recibirle y empieza la santa misa normal pero veo venir a la Virgen toda vestida de blanco con una multitud de ángeles y San José y se ponen enfrente del altar de rodillas y todos los ángeles igual.
La misa va transcurriendo normalmente. El sacerdote cuando dice “Oremos”, los ángeles se ponen en pie porque están orando al Padre.

Jesús
Si, hijos míos, no esperar a levantar al corazón sino cuando oigáis “Oremos”, todos en pie. Porque en esos momentos tiene que recoger vuestro corazón el amor del Padre. Y de vuestro corazón, el Padre cogerá las súplicas que se han hecho y se hacen en la santa misa y el agradecimiento por todo lo que os da.

Rosa
Llega el momento de la consagración. Al elevar la Sagrada Forma veo al Padre y al Paráclito y de ellos salen rayos. Un rayo muy grande, muy grande amarillo por todo alrededor. Está cubierto de blanco ese rayo amarillo. Se filtra a la Sagrada Forma.
Veo abrirse la tierra. ¿Qué es esto?
¡Ay, ay, que me coge!, ¿quienes son? Veo brazos y cabezas…..El purgatorio se ha abierto y las almas benditas del purgatorio están recibiendo el agua de la gracia y del amor y de la misericordia del Cordero de Dios que está bajando y de su Preciosa Sangre. Están apagando su sed. Algunas tienen la boca cosida, otras no tienen ojos. 
El sacerdote con mucho amor consagra, muy despacio, inclina sus rodillas en el suelo y va bajando poco a poco la sagrada forma hasta dejarla en la patena; coge el cáliz con un amor infinito, lo eleva arriba, ve a Jesús crucificado, que lo sujeta el Padre y el Paráclito; y su sangre va cayendo al cáliz. ¡Ay, Dios mío!
El cáliz rebosa y un ángel se acerca con mucha reverencia llevando otro cáliz, y deposita en ese cáliz sangre de nuestro Señor y va rociando como con un guisopo a todas las almas del purgatorio y a todos los que están en la santa misa. El padre eleva el cáliz arriba y va bajando despacio, despacio, se arrodilla ante el cáliz y prosigue la santa Misa.

Jesús
Habéis visto, hijos míos hijas mías, lo que un santo sacerdote hace y se produce con su santidad porque arrebata todas las gracias del Hijo, del Padre y del Paráclito para que en esa santa misa se de gloria a la Santísima Trinidad de verdad, se perdonen todos los pecados veniales y el purgatorio reciba el agua que las almas necesitan para calmar su sed, la misericordia y el consuelo de nuestro Dios Trino, de nuestra Madre Inmaculada, y digo nuestra Madre, porque también es mía que soy Jesús.
Al igual que todos los devotos de San José que están purgando también reciben mucho alivio, consuelo y muchos son los que escalan algún peldaño como has visto, hija mía; no las tengas miedo. Otras como has visto, sus vestiduras quedan más blancas que la nieve y suben con los ángeles y mi padre putativo San José al cielo. El pecado, hijas mías, el pecado deforma y envilece y en el purgatorio están las almas tal y como han vivido en ésta tierra, y se ve toda la fealdad de cada una en el pecado; según se haya pecado así en la tierra así están en el purgatorio.

Rosa
Señor ¿y en todas las santas Misas ocurre esto?

Jesús
Cuando el sacerdote es santo sí, y todas las súplicas de todos los oyentes son oídas y llevadas al Padre por el sacerdote que en su interior pide por todos los presentes.
Esto os quería decir esta tarde, la grandeza de oír una misa santa porque está un sacerdote santo, los beneficios que se reciben en ella tanto los que lo están oyendo como el purgatorio a través de sacerdotes santos.
Vosotras y vosotros, hijos míos hijas mías, ser conscientes cuando vais a comulgar que no es una sagrada forma o una forma como queráis vosotros y vosotras decir, es vuestro Jesús a quién recibís en ella, escondido en ella, que vengo a tomar posesión de vosotros a correr por vuestras venas, a hacerme uno con cada uno con cada una de las almas que me reciben en gracia.
Y ahí estoy escondido realmente presente en cuerpo, sangre, alma y divinidad para ser vuestro alimento, vuestra fuerza, vuestro consuelo en las atribulaciones, vuestro Cirineo y para evitaros tantos males como ya os he evitado y más que os evitaré.
Los hombres me piden milagros, nada más que quieren ver y no ven el gran milagro que constantemente se está produciendo en mi Iglesia; en el momento de la consagración en que vengo en cuerpo, sangre, alma y divinidad para quedarme con vosotros y en el sagrario; y lo hago todo por vosotros y vosotras y ¿que recibo tantas veces en él? Olvido, tibieza, rutina cuando van a comulgar de mi cuerpo y de mi sangre y sacrilegio cuando me reciben en pecado, ¡qué dolor más grande siente mi Sagrado Corazón Eucarístico en esos momentos!
Ir a recibir a vuestro Jesús con mucho amor, humildad y caridad y decentemente vestidas. Mujeres cubrir con decencia vuestros cuerpos ante vuestro Dios que viene a hacerse uno con cada alma que me recibe.


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