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sábado, 29 de abril de 2017

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
 

17 DICIEMBRE DE 2016



Nuestra Madre
Hijos míos, la Sagrada Familia, mi esposo San José, mi Jesús niño y vuestra Madre Inmaculada nos hemos hecho presentes en este cenáculo formado y dirigido por nuestros Corazones.
Pocos días quedan para terminar este año de dolor producido por la ingratitud de tantos, tantos y tanos hijos que se han hundido en el precipicio y otros que caminan por él.
Con la alegría de los justos de todos vosotros con vuestras virtudes y defectos que habéis consolado, enjuagado, nuestros corazones y nuestros rostros.
Por ello, hijos míos, el martes ofreceréis el santo rosario, las llagas y cada oración del tercer martes de dolor para desagraviar nuestros corazones, para enjugar nuestras lágrimas, el rostro de mi Divino Hijo de tanto dolor, de tanto desprecio como hemos recibido a lo largo de este año, tanta ingratitud a tanto amor que hemos derrochado y hemos dado a todas las almas y que tantas y tantas almas lo han pisoteado.
El primer sábado que empecéis el cenáculo de Año Nuevo lo ofreceréis para que nuestros corazones os den la fuerza y la valentía y el gozo de cada dolor de este año, de sufrirlo por Jesús reparando con ello nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones.
¡Ay, hijos míos, que año nuevo os espera!
Pero a nada debéis temer los que coméis, vivís y bebéis de las enseñanzas de nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones y lleváis a cabo todo lo que a lo largo de estos años os hemos venido enseñando y también corrigiendo, aunque tengo que decir que cuando os corrijo, ¡ay, como sale la soberbia!
No aceptáis vuestra falta y os reveláis incluso llegáis hasta a dudar.
Y un padre y una madre aman con toda su alma, todo su corazón y todo su ser a sus hijos, los buenos padre y las buenas madres porque hay otros que matan a sus hijos en sus vientres y no se preocupan de los hijos que tienen en este mundo.
Pero como os he dicho, un buen padre y una buena madre aman con toda su alma, con todo su ser a sus hijos y los miman, los acaricia, los enseña y los corrige, tal y como como los Sagrados e Inmaculados Corazones hacen con vosotros en el grupo.
Pedir mucho la humildad para cuando seáis corregidos aceptéis la corrección, pidáis perdón y os enmendéis.
Pues todos los que habéis seguido las enseñanzas de este grupo, de este cenáculo dirigido por nuestros corazones a nada debéis temer.
Todos vais a entrar de una manera muy especial en el arca de nuestros corazones a primeros de año y recibiréis en ellos todos lo que necesitas para llevar este año de dolor y sufrimiento y a nada debéis temer porque estáis en nuestros corazones.
No ír a picar de un grupo en otro, hijitos míos.
Que más o menos en todos decimos lo mismo y en vosotros vienen las confusiones
Si seguís a los corazones de Jesús y de María en este grupo, seguir fieles a ellos y no picar de un lado al otro.
Que mirar las confusiones que ha habido con el Aviso, con las fechas, etc.
Que han venido de otros lugares.
Y sí, la gran gracia del Aviso está muy cerca, pero nadie sabe la hora, nadie, ni el día. Porque en verdad, el Padre sí que lo revelo a algunas almas privilegiadas pero ese día y esa hora han pasado porque el Padre tuvo misericordia de este mundo y os dio un tiempo más.
Por ello, nada y nadie sabe el día, el año y la hora, hijos míos.
Ya lo dijo mi Divino Hijo que nadie sabe de su venida, solo el Padre y lo tenéis en las escrituras.
Pero está muy cerca las señales y los eventos. Os están llevando a él.
Procurar tener el alma limpia y estar en gracia y tener algunos alimentos y demás para esos días, hijos míos.
Y prepararos el día 24 ya 25 a las 12h. Los que estéis en los templos y los que no podéis en vuestros hogares, arrodillaos, adorarle y glorificarle por todos los hombres que no lo hacen y calentarle en vuestros brazos con vuestro amor del frío que tiritará, de la frialdad de tantos y tantos corazones, hijos míos.
Coger al Niño en vuestros brazos y calentarle con vuestro amor, más que con vestiditos, ni con mantitas sino con el amor que salga de vuestros corazones.
Y el último día del año, reparar este año de dolor que los hombres ingratos han causado a nuestros corazones y también dar gracias cada uno y cada una por todo lo que nuestros corazones os han dado este año, meditad en ello.
Hijos míos e hijas mías, os bendigo junto con San José y el Divino Infante, mi Divino Hijo, con muchas gracias, bendiciones y protecciones y con la alegría y el gozo de mi Divino Hijo para estos días de Navidad.
Que vuestros corazones sean el pesebre calentito y lleno de amor que derrita el hielo con que cubren a mi Divino Hijo la ingratitud de los hombres.
Con estas gracias os bendigo y los objetos religiosos os los bendecimos con grandes gracias, protecciones y bendiciones para vuestros hogares, para las familias y para todos los moribundos.
El poder y el amor de Dios Padre desciende sobre vosotros y los objetos religiosos.
El poder y la misericordia de Dios Hijo, mi Divino Hijo, desciende sobre vosotros y los objetos religiosos.
La fuerza, el fuego y la sabiduría del Paráclito desciende sobre vosotros y los objetos religiosos.
La sabiduría cae en vosotros y los objetos religiosos.
Y mi Esposo San José os da una gracia, una protección y una bendición a cada uno de vosotros de llevaros en su corazón y ser vuestro gran protector y vuestro padre putativo aquí en la tierra el tiempo, hijos míos, que en ella estéis.
Él os librará de muchos peligros, será vuestro auxilio y vuestro socorro en los momentos más difíciles y vuestro gran abogado, intercesor, Conmigo, en la hora de vuestra muerte.

San José
El poder de Dios Padre, hijos míos, desciende sobre vosotros.
La misericordia de Dios Hijo desciende sobre vosotros.
El fuego del Paráclito desciende sobre vosotros.
Y el amor de vuestro Padre San José, que es el que os está bendiciendo, desciende en vosotros y en vuestros corazones. 

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