MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
17 DICIEMBRE DE 2016
Nuestra Madre
Hijos míos, la Sagrada Familia, mi esposo San José,
mi Jesús niño y vuestra Madre Inmaculada nos hemos hecho presentes en este
cenáculo formado y dirigido por nuestros Corazones.
Pocos días quedan para terminar este año de dolor
producido por la ingratitud de tantos, tantos y tanos hijos que se han hundido
en el precipicio y otros que caminan por él.
Con la alegría de los justos de todos vosotros con
vuestras virtudes y defectos que habéis consolado, enjuagado, nuestros
corazones y nuestros rostros.
Por ello, hijos míos, el martes ofreceréis el santo
rosario, las llagas y cada oración del tercer martes de dolor para desagraviar
nuestros corazones, para enjugar nuestras lágrimas, el rostro de mi Divino Hijo
de tanto dolor, de tanto desprecio como hemos recibido a lo largo de este año,
tanta ingratitud a tanto amor que hemos derrochado y hemos dado a todas las
almas y que tantas y tantas almas lo han pisoteado.
El primer sábado que empecéis el cenáculo de Año
Nuevo lo ofreceréis para que nuestros corazones os den la fuerza y la valentía
y el gozo de cada dolor de este año, de sufrirlo por Jesús reparando con ello
nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones.
¡Ay, hijos míos, que año nuevo os espera!
Pero a nada debéis temer los que coméis, vivís y
bebéis de las enseñanzas de nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones y lleváis
a cabo todo lo que a lo largo de estos años os hemos venido enseñando y también corrigiendo,
aunque tengo que decir que cuando os corrijo, ¡ay, como sale la soberbia!
No aceptáis vuestra falta y os reveláis incluso
llegáis hasta a dudar.
Y un padre y una madre aman con toda su alma, todo su
corazón y todo su ser a sus hijos, los buenos padre y las buenas madres porque
hay otros que matan a sus hijos en sus vientres y no se preocupan de los hijos
que tienen en este mundo.
Pero como os he dicho, un buen padre y una buena
madre aman con toda su alma, con todo su ser a sus hijos y los miman, los acaricia,
los enseña y los corrige, tal y como como los Sagrados e Inmaculados Corazones hacen
con vosotros en el grupo.
Pedir mucho la humildad para cuando seáis corregidos
aceptéis la corrección, pidáis perdón y os enmendéis.
Pues todos los que habéis seguido las enseñanzas de
este grupo, de este cenáculo dirigido por nuestros corazones a nada debéis
temer.
Todos vais a entrar de una manera muy especial en el
arca de nuestros corazones a primeros de año y recibiréis en ellos todos lo que
necesitas para llevar este año de dolor y sufrimiento y a nada debéis temer porque
estáis en nuestros corazones.
No ír a picar de un grupo en otro, hijitos míos.
Que más o menos en todos decimos lo mismo y en
vosotros vienen las confusiones
Si seguís a los corazones de Jesús y de María en este
grupo, seguir fieles a ellos y no picar de un lado al otro.
Que mirar las confusiones que ha habido con el Aviso,
con las fechas, etc.
Que han venido de otros lugares.
Y sí, la gran gracia del Aviso está muy cerca, pero
nadie sabe la hora, nadie, ni el día. Porque en verdad, el Padre sí que lo
revelo a algunas almas privilegiadas pero ese día y esa hora han pasado porque
el Padre tuvo misericordia de este mundo y os dio un tiempo más.
Por ello, nada y nadie sabe el día, el año y la hora,
hijos míos.
Ya lo dijo mi Divino Hijo que nadie sabe de su
venida, solo el Padre y lo tenéis en las escrituras.
Pero está muy cerca las señales y los eventos. Os
están llevando a él.
Procurar tener el alma limpia y estar en gracia y
tener algunos alimentos y demás para esos días, hijos míos.
Y prepararos el día 24 ya 25 a las 12h. Los que
estéis en los templos y los que no podéis en vuestros hogares, arrodillaos,
adorarle y glorificarle por todos los hombres que no lo hacen y calentarle en
vuestros brazos con vuestro amor del frío que tiritará, de la frialdad de
tantos y tantos corazones, hijos míos.
Coger al Niño en vuestros brazos y calentarle con
vuestro amor, más que con vestiditos, ni con mantitas sino con el amor que
salga de vuestros corazones.
Y el último día del año, reparar este año de dolor
que los hombres ingratos han causado a nuestros corazones y también dar gracias
cada uno y cada una por todo lo que nuestros corazones os han dado este año,
meditad en ello.
Hijos míos e hijas mías, os bendigo junto con San
José y el Divino Infante, mi Divino Hijo, con muchas gracias, bendiciones y
protecciones y con la alegría y el gozo de mi Divino Hijo para estos días de
Navidad.
Que vuestros corazones sean el pesebre calentito y
lleno de amor que derrita el hielo con que cubren a mi Divino Hijo la
ingratitud de los hombres.
Con estas gracias os bendigo y los objetos religiosos
os los bendecimos con grandes gracias, protecciones y bendiciones para vuestros
hogares, para las familias y para todos los moribundos.
El poder y el amor de Dios Padre desciende sobre
vosotros y los objetos religiosos.
El poder y la misericordia de Dios Hijo, mi Divino
Hijo, desciende sobre vosotros y los objetos religiosos.
La fuerza, el fuego y la sabiduría del Paráclito
desciende sobre vosotros y los objetos religiosos.
La sabiduría cae en vosotros y los objetos
religiosos.
Y mi Esposo San José os da una gracia, una protección
y una bendición a cada uno de vosotros de llevaros en su corazón y ser vuestro
gran protector y vuestro padre putativo aquí en la tierra el tiempo, hijos
míos, que en ella estéis.
Él os librará de muchos peligros, será vuestro
auxilio y vuestro socorro en los momentos más difíciles y vuestro gran abogado,
intercesor, Conmigo, en la hora de vuestra muerte.
San José
El poder de Dios Padre, hijos míos, desciende sobre
vosotros.
La misericordia de Dios Hijo desciende sobre
vosotros.
El fuego del Paráclito desciende sobre vosotros.
Y el amor de vuestro Padre San José, que es el que os
está bendiciendo, desciende en vosotros y en vuestros corazones.
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