MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
9 DICIEMBRE DE 2017
Nuestra Madre
Hijos míos, vuestra Madre Inmaculada, la mujer
vestida de sol, nuestra Señora del Apocalipsis se ha hecho presente en medio de
vosotros. en este grupo formado y dirigido por nuestros sagrados e Inmaculados
corazones.
Hijas mías e hijos míos, despertad que algunos estáis
todavía aletargados.
El tiempo del apocalipsis ya empezó y algunos de los
sellos ya han sido rotos.
Ser obedientes a lo que nuestros sagrados e
inmaculados corazones os venimos pidiendo desde el comienzo.
Ser todos y todas una y uno en nuestros sagrados e
inmaculados corazones.
Los cuatros jinetes del apocalipsis ya están en la tierra.
Uno trae el hambre.
Otro trae las plagas. Otro trae muerte, destrucción y
guerra. Otro trae terremotos, tsunamis, inundaciones de ciudades y pueblos,
volcanes en erupción y muchos más que saldrán de las entrañas de la tierra.
Están preparados para actuar a la orden del Padre.
Por ello, hijos míos e hijas mías de mi inmaculado
corazón, que os repitamos tantas veces, por donde tenéis que pasar y pisar.
¡Como os tenéis que comportar¡, ¡Como tenéis que renunciar a las cosas del
mundo, como amaros unos a otros!
¡Como ser humildes y tantas y tantas otras cosas como
os hemos ido diciendo!
Os quiero a todos y a todas escalando escalones
espirituales. Subiendo para arriba, no estancados incluso, algunos, en vez de
subir, bajáis.
Os quiero en lo más profundo de mi inmaculado
corazón. Yo soy el arca, la protección para todo el que vive la voluntad del
Padre, del Hijo y del Paráclito.
Y de todos los que nos hacéis caso, hijos míos.
Tiempos peores que los que vivís os esperan y cada
día que pasa va a ser peor, hijos míos.
No quiero asustar, quiero que estéis preparados. Que
en mí y en mi Hijo nada tenéis que temer. Pero tenéis que ser obedientes.
Tenéis que coger nuestras enseñanzas y llevarlas a cabo para que vuestras
oraciones, vuestras súplicas lleguen todas perfectas al Padre de mis manos,
hijos míos.
Todo este tiempo puede ser acortado y algunas cosas
abolidas por mi Inmaculado Corazón.
Pero también de vosotros, mi calcañal, depende,
contra más en gracias estéis, más fuerza tienen vuestras oraciones, vuestras súplicas.
Es tiempo de muchos sacrificios, de mucha oración y de darse a los demás.
El que ora y no labora, hijos míos, de nada le sirve.
La oración tiene que estar unida a las obras de amor
y misericordia, de caridad.
El purgatorio está lleno de almas que han orado mucho
y han pensado que con la oración ya tenían bastante y han dejado al hermano. No
se han entregado al hermano y no han estado en los momentos que el hermano le
han necesitado.
Sólo de una asignatura vais a ser examinados y
examinadas cuando estéis delante de mi Hijo: del amor.
No de las riquezas o no riquezas que hayáis tenido
aquí en la tierra. Y de otras muchas cosas de nada os sirve.
Sólo el amor y la oración es la que os eleva como
antorchas de incienso hacia el Padre, hijos míos e hijas mías.
Prepararos con actos de amor, de caridad a recibir un
año más a mi divino Hijo, vuestro Jesús, que tirita de frío en el pesebre por
el hielo de tantos y tantos corazones que en esa noche no se acuerdan de Él.
Sino solamente en comer bien y en el libertinaje, hijos míos.
Que vuestras cenas sean sencillas, como una noche más
y a las 12 de la noche coger a vuestro Jesús y rociarle de vuestros besos, por
vosotros, vuestros familiares y los corazones fríos como témpanos de hielo,
hijos míos.
Y os vuelvo a repetir: hacernos caso, seguir nuestras
enseñanzas. Ser humildes y aceptar cuando os corregimos y seguir el camino
ensangrentados en las huellas ensangrentadas de mi divino Hijo.
Vosotros sois mi calcañar, con vosotros cuento y por
encima del mal está la mujer vestida de sol, la Inmaculada, nuestra Señora,
como me decís en la tierra, del Apocalipsis. Y mi corazón al igual que el de mi
Hijo, triunfarán.
Y todo mal será destruido, pero para ello necesito
almas puras de corazón limpio, obedientes para llevar a cabo todo este tiempo
de mal que hay y que se aproxima para eliminarlo.
Mi divino Hijo está en puertas, cuando todo sea
purificado, Él entrará en la tierra, todo rodeado de ángeles y de las almas que
volarán a su encuentro y juzgará. A los cabritos los pondrá a la izquierda y a
las ovejas a la derecha. Y será el rechinar de dientes.
Entonces los ángeles cogerán a las ovejas, las
subirán por los aires y la tierra pegará el vuelco, quedando sumergida tal y
como la veis ahora y surgirá toda bella y hermosa como al principio cuando fue
creada por el Padre, hijos míos.
Preocuparos más de las cosas de Dios y dejar todo lo
demás en sus manos. Que, si os preocupáis de las cosas de Dios, Él se preocupa
de las vuestras, pero tenéis que tener la confianza firme y una fe firme en
ello, hijos míos e hijas mías.
Estar preparados y amar al hermano como a vosotros
mismos.
En el nombre y en el amor de Dios Padre.
En el nombre y en amor y en el poder de Dios Hijo.
En el nombre, el amor y en el fuego del Paráclito.
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