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domingo, 11 de febrero de 2018

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES

9 DICIEMBRE DE 2017



Nuestra Madre
Hijos míos, vuestra Madre Inmaculada, la mujer vestida de sol, nuestra Señora del Apocalipsis se ha hecho presente en medio de vosotros. en este grupo formado y dirigido por nuestros sagrados e Inmaculados corazones.
Hijas mías e hijos míos, despertad que algunos estáis todavía aletargados.
El tiempo del apocalipsis ya empezó y algunos de los sellos ya han sido rotos.
Ser obedientes a lo que nuestros sagrados e inmaculados corazones os venimos pidiendo desde el comienzo.
Ser todos y todas una y uno en nuestros sagrados e inmaculados corazones.
Los cuatros jinetes del apocalipsis ya están en la tierra. Uno trae el hambre.
Otro trae las plagas. Otro trae muerte, destrucción y guerra. Otro trae terremotos, tsunamis, inundaciones de ciudades y pueblos, volcanes en erupción y muchos más que saldrán de las entrañas de la tierra. Están preparados para actuar a la orden del Padre.
Por ello, hijos míos e hijas mías de mi inmaculado corazón, que os repitamos tantas veces, por donde tenéis que pasar y pisar. ¡Como os tenéis que comportar¡, ¡Como tenéis que renunciar a las cosas del mundo, como amaros unos a otros!
¡Como ser humildes y tantas y tantas otras cosas como os hemos ido diciendo!
Os quiero a todos y a todas escalando escalones espirituales. Subiendo para arriba, no estancados incluso, algunos, en vez de subir, bajáis.
Os quiero en lo más profundo de mi inmaculado corazón. Yo soy el arca, la protección para todo el que vive la voluntad del Padre, del Hijo y del Paráclito.
Y de todos los que nos hacéis caso, hijos míos.
Tiempos peores que los que vivís os esperan y cada día que pasa va a ser peor, hijos míos.
No quiero asustar, quiero que estéis preparados. Que en mí y en mi Hijo nada tenéis que temer. Pero tenéis que ser obedientes. Tenéis que coger nuestras enseñanzas y llevarlas a cabo para que vuestras oraciones, vuestras súplicas lleguen todas perfectas al Padre de mis manos, hijos míos.
Todo este tiempo puede ser acortado y algunas cosas abolidas por mi Inmaculado Corazón.
Pero también de vosotros, mi calcañal, depende, contra más en gracias estéis, más fuerza tienen vuestras oraciones, vuestras súplicas. Es tiempo de muchos sacrificios, de mucha oración y de darse a los demás.
El que ora y no labora, hijos míos, de nada le sirve.
La oración tiene que estar unida a las obras de amor y misericordia, de caridad.
El purgatorio está lleno de almas que han orado mucho y han pensado que con la oración ya tenían bastante y han dejado al hermano. No se han entregado al hermano y no han estado en los momentos que el hermano le han necesitado.
Sólo de una asignatura vais a ser examinados y examinadas cuando estéis delante de mi Hijo: del amor.
No de las riquezas o no riquezas que hayáis tenido aquí en la tierra. Y de otras muchas cosas de nada os sirve.
Sólo el amor y la oración es la que os eleva como antorchas de incienso hacia el Padre, hijos míos e hijas mías.
Prepararos con actos de amor, de caridad a recibir un año más a mi divino Hijo, vuestro Jesús, que tirita de frío en el pesebre por el hielo de tantos y tantos corazones que en esa noche no se acuerdan de Él. Sino solamente en comer bien y en el libertinaje, hijos míos.
Que vuestras cenas sean sencillas, como una noche más y a las 12 de la noche coger a vuestro Jesús y rociarle de vuestros besos, por vosotros, vuestros familiares y los corazones fríos como témpanos de hielo, hijos míos.
Y os vuelvo a repetir: hacernos caso, seguir nuestras enseñanzas. Ser humildes y aceptar cuando os corregimos y seguir el camino ensangrentados en las huellas ensangrentadas de mi divino Hijo.
Vosotros sois mi calcañar, con vosotros cuento y por encima del mal está la mujer vestida de sol, la Inmaculada, nuestra Señora, como me decís en la tierra, del Apocalipsis. Y mi corazón al igual que el de mi Hijo, triunfarán.
Y todo mal será destruido, pero para ello necesito almas puras de corazón limpio, obedientes para llevar a cabo todo este tiempo de mal que hay y que se aproxima para eliminarlo.
Mi divino Hijo está en puertas, cuando todo sea purificado, Él entrará en la tierra, todo rodeado de ángeles y de las almas que volarán a su encuentro y juzgará. A los cabritos los pondrá a la izquierda y a las ovejas a la derecha. Y será el rechinar de dientes.
Entonces los ángeles cogerán a las ovejas, las subirán por los aires y la tierra pegará el vuelco, quedando sumergida tal y como la veis ahora y surgirá toda bella y hermosa como al principio cuando fue creada por el Padre, hijos míos.
Preocuparos más de las cosas de Dios y dejar todo lo demás en sus manos. Que, si os preocupáis de las cosas de Dios, Él se preocupa de las vuestras, pero tenéis que tener la confianza firme y una fe firme en ello, hijos míos e hijas mías.
Estar preparados y amar al hermano como a vosotros mismos.
En el nombre y en el amor de Dios Padre.
En el nombre y en amor y en el poder de Dios Hijo.
En el nombre, el amor y en el fuego del Paráclito.

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