Vistas de página en total

lunes, 12 de agosto de 2019

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES


9 MAYO DE 2019



Jesús
Hijos míos, vuestro Jesús, el Hijo del Dios vivo se ha hecho presente en medio de vosotros. 
Os pido a todos que cuando deis limosna, no hacer como los fariseos. Darlo para que lo vea la gente. Sino que vuestra mano derecha no sepa lo que da la izquierda.
Al igual, que cuando hagáis penitencia o ayuno, estar contentos y alegres. No poner cara de demacradas ni demacrados para que los hombres os vean, pues todo esto no tiene ninguna recompensa ni ningún valor, hijos míos.
Al igual, que si lleváis con amor los sufrimientos de esta vida, ya sean problemas o enfermedades sin quejaros tanto como os quejáis, hijos míos. Gran recompensa tendréis en el cielo y aquí en la tierra si lo ofrecéis a nuestros corazones en reparación a tanto dolor y sufrimiento como recibimos de tanta ingratitud de tantos hijos que no quieren saber nada de su Dios, ni de su santa e inmaculada Madre, hijos míos.  
Y, por la conversión de vuestros familiares y del mundo entero.
¡Ay, cuánto os quejáis cuando tenéis problemas o dificultades!
Pero no aguantáis la cruz bien. La lleváis medio caída, quejándoos. Y, creer, hijos míos, que la cruz que lleváis cada uno es una gracia de vuestro Jesús para cada uno de vosotros y cada una de vosotras, hijos míos e hijas mías. 
Es una gracia que comparto al daros un pedacito pequeño de la mía. La cruz que lleváis no es vuestra, sino es mía.
Las gracias, los tesoros que os doy en este mundo son la corona de espinas. Los azotes, las llagas, los clavos y la cruz, hijos míos, os adorno con las joyas más hermosas y preciosas que no hay ni siquiera en este mundo y os quejáis. 
¡Cada uno y cada una lleva la cruz que puede soportar!
Yo no doy más que lo podías llevar, hijos míos. Pero llevarlo con dignidad, con amor y con humildad para vuestra salvación, para la salvación de vuestros familiares más cercanos y tantas almas como están a punto de perderse en los infiernos.
Arrancar de mi Padre, que suavice aunque sea un poco, todo lo que os viene a esta tierra. Por vuestros pecados, recordarlo, por vuestros pecados y los pecados del mundo entero.
Os oigo echar la culpa a este político, al otro, al otro. Pero tenéis lo que habéis merecido con vuestros pecados, hijos míos.  
¡Cuántas veces salimos al encuentro del hombre, llamando a las puertas de sus corazones y recibimos desprecio, burlas y la palabra: no te conozco!
El mundo, la mayoría, se ha olvidad de Dios.
Y, de esa mayoría, ¡la mitad ha creado un Dios a su imagen y semejanza! Y, esos son los que se llaman hijos míos. Que creen lo que les conviene y lo que no, lo desechan.
¡Ay, hijos míos, que dolor tan inmenso llevo en mi sagrado corazón por el desamor de los hombres y la pérdida de tantas almas que por no haber almas que se sacrifiquen por estos hermanos, caen en la profundidad del infierno!
Orar mucho por la conversión de los pobres pecadores, ofrecer vuestras cruces de cada día por ellos. En vez de quejaros tanto y salvar almas con mi gracia y con mi poder, hijos míos.
Y no, que de esta forma, perdéis, quejándoos, las gracias par ello, hijos míos.
Sois almas reparadoras y las almas reparadoras sufren con mi Madre al pie de la cruz.
Ya vendrán tiempos, si perseveráis, en que todo dolor cesará y viviréis en la gloria y en el amor y la felicidad del Dios Trino y en la gloria eterna, hijos míos.
Os bendigo con muchas gracias, protecciones y bendiciones muy, muy especiales para que en cada una y en cada uno se cumpla fielmente mi santa voluntad.
No decir, ¡Si Dios mío! y cogerlas y ponerlas en práctica para que den fruto.
In nomine Patri, et Filie et Spiritu Sancti.
Ir todos en mi paz y en mi amor, hijos míos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario