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viernes, 21 de febrero de 2014

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
11 DE ENERO DE 2014




La Virgen
María, Madre de Dios, La Purísima, la Inmaculada me he hecho presente en este hogar tan amado de Nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones, porque en él resides tú hija mía.
Al igual que me hago presente en el Cenáculo y Haré Trasmitidas estas Mis Palabras.
Hijos Míos, prepararos en este año que entra y que ya haya entrado cuando se lean estas Mis Palabras en el grupo, con las armas del Santo Rosario, Crucifijos, Imágenes, la Biblia, todo ello Bendecido, agua y sal Bendecida y Exorcizada.
El tiempo que queda cada vez es más corto y el enemigo de las almas está más fuerte y furioso. Y más mal se desencadenará en la Tierra con más violencia. Naturaleza, familia, en la sociedad, en el gobierno, en la bolsa, etc. 
Permitido por el Padre para la Purificación de las almas y por la conversión de muchas de ellas y que vuelvan como el hijo Pródigo a los Brazos del Padre.
El paro no disminuirá como dicen, grandes fríos como el que estáis pasando o más, al igual que grandes calores se darán en la tierra.
Enfermedades nuevas que los médicos no saben que enfermedades son y las llaman virus. Por estar viviendo estos médicos al margen de Dios, el Espíritu Santo no puede soplar en ellos y poner en su corazón las causas de estas enfermedades y remedios. Tiran palos de ciego, por todo esto y más que no os quiero asustar y que se revelará en su momento.
Volcanes entrarán en erupción, otros dormidos se despertarán y otros se formarán.
Grandes tornados, terremotos, tsunamis se desencadenarán y pueblos y ciudades desaparecerán. Plagas de insectos, otros bichos desconocidos invadirán muchos pueblos y ciudades.
Ir protegidos con las armas del Santo Rosarios, Crucifijos y tener todos en vuestros hogares  la Biblia Bendecida, además de objetos e Imágenes Religiosos que ya tenéis, agua bendita y exorcizada y sal bendita y exorcizada.
La sal, llevaréis siempre con vosotros unos granos para ahuyentar a Satanás y sus secuaces, y no se puedan acercar del todo a vosotros, hijos míos.

Pondréis también en vuestros hogares, salones, habitaciones, cerca de la puerta, lo más cerca posible, cocinas, terrazas, un taponcito de sal, para protegeros del mal de afuera, hijos míos.
Gracias os doy a todos hijos míos, por el consuelo que habéis dado en estas fiestas a Nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones. Y alguno de vuestros antepasados que estaban en el purgatorio, en la Nochebuena salieron, quedando salvadas y limpias sus vestiduras y sus culpas en el momento en el que se cumplía la hora del Nacimiento del Niño Dios, Mi Divino Hijo.  Y la de otras almas, millares que salieron en esa noche Santa, hijos Míos.
Y habéis arrancado Gracias a Nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones, al igual que al Corazón del Padre, a muchas conversiones y suavizar algunos eventos de los que os vienen pequeñitos Míos.
Os Amo.

El Padre Eterno
Sí hijitas mías, si sois dóciles a mis llamadas y os entregáis enteramente a Mí, como tú pequeño perfume de Incienso, Tu Padre Eterno, Yo obraré prodigios en cada uno de vosotros por vuestra fidelidad a Mí. Vuestro Padre, el que os ha creado, el que os he amado y ama más que a toda la Creación.
Por vosotros, pequeños míos, mandé a mi Hijo a que se hiciese Hombre por vuestra salvación y Mi Divino Hijo ardía en Amor por hacerse hombre para vuestra salvación y para enseñaros el camino que lleva a la eternidad en Dios, hijos míos.
La Paz, el Amor y la Misericordia y el Poder de vuestro Padre Celestial, desciende sobre vosotros, sobre vuestros hogares y familiares.
Colgantes religiosos, con grandes bendiciones, protecciones y Gracias de vuestro Padre Eterno en Mí, en Mi Amor, en Mi Paz, en Mi Misericordia y con Mi Poder, para libraros de todo mal, enfermedades que os vienen a la Tierra, de Satanás, enemigos y legiones infernales.
El Poder de vuestro Padre Celestial desciende sobre vosotros. El Poder de Dios Hijo Desciende sobre vosotros, vuestros hogares. El Poder de Dios Espíritu Santo, el Paráclito, desciende sobre vosotros, vuestros hogares.
La Gracia la Paz, la Protección, la Ayuda, el Amor y la Misericordia de la Sagrada Familia, Desciende sobre vosotros y vuestras familias, el Poder de Dios Padre, que es el que Os Bendice con la Sagrada Familia, de Dios Hijo y de Dios Espíritu Santo desciende sobre vosotros, hijos míos.

San Juan
Hijos míos, habéis visto cómo vuestro Jesús, como el Padre y el Paráclito, no abandonan a los suyos, a los que obedecen.
Sí, hermanitos míos, el último aliento de fuerza, lo recibí de mi primo Dios, estaba lleno de fuerza y de poder por el Padre, para preparar y allanar los caminos, para cuando fuera el tiempo de la predicación de Jesús.
En todo momento en el que me llevó mi madre al desierto para que no me matara Herodes, por mandato de Nuestra Madre Inmaculada, de los Ángeles y del Padre. En todo momento estuve socorrido, por el Padre y los Ángeles. Mi madre Santa Isabel tenía que volver a casa con mi padre. Me tenía que dejar en una cueva cuando era chiquitito y los Ángeles y el Padre me cuidaron.
Mi madre tenía que estar de regreso a casa, para que la gente mal intencionada, no avisara a los soldados de que estaba escondida conmigo y la pudieran matar, como a las otras madres de los niños.
Desde entonces, desde que mi madre venía a visitarme, estuve protegido por el Padre y los Ángeles. Nada me faltó, el Padre me mandaba animalillos para que jugara con ellos, era muy feliz. Y me iba llenando de fuerza y de poder, para allanar los caminos del Señor. Para que cuando Él saliera a predicar hubiera gente ya dispuesta, almas para escucharle, hermanos míos.
Muchas veces fui, que vi a mi primo, en los Evangelios y en la Biblia no lo pone. Pero muchas veces estuve con Él, la última fue para cumplir la voluntad de Dios de su bautismo, del Padre y de Él.
Que quiso ser igual  en todo a nosotros menos en el pecado. Y en ello, aunque estaba lleno de fuerza en su aliento, me dio una fuerza más especial para recibir el martirio al que estaba destinado, por no someterme a los caprichos y pecados de Herodes y de muchos fariseos.
El Padre, nuestro Padre, nuestro Espíritu Divino, nuestro Jesús nunca nos abandona si estamos junto a ellos. Y nos manda en todo momento los auxilios y socorros que necesitamos y las ayudas. Ya sean directamente del cielo o a través de los hermanos. Confianza, confianza y fe debéis de tener. Mucha humildad, mucha caridad y amor a Dios y al prójimo.
Acudid a vuestro hermano Juan, cuando necesitéis mi ayuda y fuerza, que yo os la daré.


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