MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
11 DE ENERO DE 2014
La Virgen
María, Madre de Dios, La
Purísima, la Inmaculada me he hecho presente en este hogar tan amado de
Nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones, porque en él resides tú hija mía.
Al igual que me hago
presente en el Cenáculo y Haré Trasmitidas estas Mis Palabras.
Hijos Míos, prepararos en
este año que entra y que ya haya entrado cuando se lean estas Mis Palabras en
el grupo, con las armas del Santo Rosario, Crucifijos, Imágenes, la Biblia,
todo ello Bendecido, agua y sal Bendecida y Exorcizada.
El tiempo que queda cada
vez es más corto y el enemigo de las almas está más fuerte y furioso. Y más mal
se desencadenará en la Tierra con más violencia. Naturaleza, familia, en la
sociedad, en el gobierno, en la bolsa, etc.
Permitido por el Padre
para la Purificación de las almas y por la conversión de muchas de ellas y que
vuelvan como el hijo Pródigo a los Brazos del Padre.
El paro no disminuirá como
dicen, grandes fríos como el que estáis pasando o más, al igual que grandes
calores se darán en la tierra.
Enfermedades nuevas que
los médicos no saben que enfermedades son y las llaman virus. Por estar
viviendo estos médicos al margen de Dios, el Espíritu Santo no puede soplar en
ellos y poner en su corazón las causas de estas enfermedades y remedios. Tiran
palos de ciego, por todo esto y más que no os quiero asustar y que se revelará
en su momento.
Volcanes entrarán en
erupción, otros dormidos se despertarán y otros se formarán.
Grandes tornados,
terremotos, tsunamis se desencadenarán y pueblos y ciudades desaparecerán.
Plagas de insectos, otros bichos desconocidos invadirán muchos pueblos y ciudades.
Ir protegidos con las
armas del Santo Rosarios, Crucifijos y tener todos en vuestros hogares la Biblia Bendecida, además de objetos e
Imágenes Religiosos que ya tenéis, agua bendita y exorcizada y sal bendita y
exorcizada.
La sal, llevaréis siempre
con vosotros unos granos para ahuyentar a Satanás y sus secuaces, y no se
puedan acercar del todo a vosotros, hijos míos.
Pondréis también en
vuestros hogares, salones, habitaciones, cerca de la puerta, lo más cerca
posible, cocinas, terrazas, un taponcito de sal, para protegeros del mal de
afuera, hijos míos.
Gracias os doy a todos
hijos míos, por el consuelo que habéis dado en estas fiestas a Nuestros
Sagrados e Inmaculados Corazones. Y alguno de vuestros antepasados que estaban
en el purgatorio, en la Nochebuena salieron, quedando salvadas y limpias sus
vestiduras y sus culpas en el momento en el que se cumplía la hora del
Nacimiento del Niño Dios, Mi Divino Hijo. Y la de otras almas, millares que salieron en
esa noche Santa, hijos Míos.
Y habéis arrancado Gracias
a Nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones, al igual que al Corazón del Padre,
a muchas conversiones y suavizar algunos eventos de los que os vienen
pequeñitos Míos.
Os Amo.
El Padre Eterno
Sí hijitas mías, si sois
dóciles a mis llamadas y os entregáis enteramente a Mí, como tú pequeño perfume
de Incienso, Tu Padre Eterno, Yo obraré prodigios en cada uno de vosotros por
vuestra fidelidad a Mí. Vuestro Padre, el que os ha creado, el que os he amado
y ama más que a toda la Creación.
Por vosotros, pequeños míos, mandé a mi Hijo a que se hiciese Hombre por vuestra salvación y Mi Divino
Hijo ardía en Amor por hacerse hombre para vuestra salvación y para enseñaros
el camino que lleva a la eternidad en Dios, hijos míos.
La Paz, el Amor y la
Misericordia y el Poder de vuestro Padre Celestial, desciende sobre vosotros,
sobre vuestros hogares y familiares.
Colgantes religiosos, con
grandes bendiciones, protecciones y Gracias de vuestro Padre Eterno en Mí, en
Mi Amor, en Mi Paz, en Mi Misericordia y con Mi Poder, para libraros de todo
mal, enfermedades que os vienen a la Tierra, de Satanás, enemigos y legiones
infernales.
El Poder de vuestro Padre
Celestial desciende sobre vosotros. El Poder de Dios Hijo Desciende sobre vosotros,
vuestros hogares.
El Poder de Dios Espíritu Santo, el Paráclito, desciende sobre vosotros,
vuestros hogares.
La Gracia la Paz, la
Protección, la Ayuda, el Amor y la Misericordia de la Sagrada Familia,
Desciende sobre vosotros y vuestras familias, el
Poder de Dios Padre, que es el que Os Bendice con la Sagrada Familia, de Dios
Hijo y de Dios Espíritu Santo desciende sobre vosotros, hijos míos.
San Juan
Hijos míos, habéis visto
cómo vuestro Jesús, como el Padre y el Paráclito, no abandonan a los suyos, a
los que obedecen.
Sí, hermanitos míos, el
último aliento de fuerza, lo recibí de mi primo Dios, estaba lleno de fuerza y
de poder por el Padre, para preparar y allanar los caminos, para cuando fuera
el tiempo de la predicación de Jesús.
En todo momento en el que
me llevó mi madre al desierto para que no me matara Herodes, por mandato de
Nuestra Madre Inmaculada, de los Ángeles y del Padre. En todo momento estuve
socorrido, por el Padre y los Ángeles. Mi madre Santa Isabel tenía que volver a
casa con mi padre. Me tenía que dejar en una
cueva cuando era chiquitito y los Ángeles y el Padre me cuidaron.
Mi madre tenía que estar
de regreso a casa, para que la gente mal intencionada, no avisara a los
soldados de que estaba escondida conmigo y la pudieran matar, como a las otras madres de los
niños.
Desde entonces, desde que mi
madre venía a visitarme, estuve protegido por el Padre y los Ángeles. Nada me
faltó, el Padre me mandaba animalillos para que jugara con ellos, era muy
feliz. Y me iba llenando de fuerza y de poder, para allanar los caminos del
Señor. Para que cuando Él saliera a predicar hubiera gente ya dispuesta, almas
para escucharle, hermanos míos.
Muchas veces fui, que vi a
mi primo, en los Evangelios y en la Biblia no lo pone. Pero muchas veces estuve
con Él, la última fue para cumplir la voluntad de Dios de su bautismo, del
Padre y de Él.
Que quiso ser igual en todo a nosotros menos en el pecado. Y en
ello, aunque estaba lleno de fuerza en su aliento, me dio una fuerza más
especial para recibir el martirio al que estaba destinado, por no someterme a
los caprichos y pecados de Herodes y de muchos fariseos.
El Padre, nuestro Padre, nuestro Espíritu Divino, nuestro Jesús nunca nos abandona si estamos junto a ellos. Y nos manda en todo momento los auxilios y socorros que necesitamos y
las ayudas. Ya sean directamente del cielo o a través de los hermanos.
Confianza, confianza y fe debéis de tener. Mucha humildad, mucha caridad y amor
a Dios y al prójimo.
Acudid a vuestro hermano Juan, cuando necesitéis mi ayuda y fuerza,
que yo os la daré.
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