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viernes, 21 de febrero de 2014

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES


18 DE ENERO DE 2014



La Virgen
Sin pecado, hija mía, fui concebida, Señor y Dios mío, cúbreme en tu Preciosa Sangre, hija mía. La sangre del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo estás cubierta.
Escribe, mi rosa de pasión, sin miedo, estas mis palabras:
Vuestra Madre Inmaculada y la Santísima Trinidad nos hemos hecho presentes en este cenáculo formado y dirigido por nuestros Sagrados e  Inmaculados Corazones.
Hijos míos, mi mensaje esta tarde va a ser corto para dar paso a mi hijo muy, muy  amado al igual que de la santísima Trinidad esta alma consagrada a Dios, predilecta, el padre R., esta alma que mi Divino Hijo y mi Inmaculado Corazón os ha traído para que os ayude, os corrija y os dirija.
Él os hablará, inspirado por el Espíritu Santo y el Paráclito que habita en él.
Os quiero advertir, hijos míos, que corren aires que no son nuestros sino del enemigo de las almas.

El hombre sólo nace una vez, por lo tanto solo tiene una vida para merecer el cielo o el infierno. Como os hemos dicho tantas veces. El Padre en su infinito amor por el hombre le ha dotado de libertad, no le ha hecho su esclavo para que el hombre decida por sí mismo. Y el Padre respeta la libertad del hombre. Y la libertad del hombre es lo que ata a mi Divino hijo Jesús, nuestro Dios para atraer a los hombres, cuando estos hombres niegan a Dios, niegan su existencia y reniegan de Él en esta vida.
Y, en los últimos instantes de su vida, en los que mi Divino Hijo les llena de gracia para arrepentirse y pedir perdón de su vida de pecado y está con los brazos abiertos ofreciéndoles su amor, su perdón y su misericordia y aún en estos momentos estas almas por la soberbia y  el desamor que ha habido en ellas toda su vida le dicen no. Y estas almas con todo el dolor del Sagrado Corazón de Jesús van al infierno maldiciendo a Dios.
Otras almas se arrepienten en los últimos momentos por las gracias abundantes que vuestro Divino Jesús derrama sobre ellas.
Al igual que como las anteriores, si estas almas se arrepienten y piden perdón por sus pecados, mi Divino Hijo las estrecha en sus brazos, las perdona y van a lavar y a purgar sus almas al purgatorio. Al igual que las que mueren creyendo en Dios piden perdón por no haber sabido llevar sus cruces y no habido todo el amor que debía haber habido en ellas que hubiera tenido que tener a Dios y al prójimo.

Y en esta vida no han podido purificar sus almas porque estas faltas siempre han estado en ellas, también van a tener que purificarse y blanquear sus almas en el purgatorio.
Todas las almas van con alegría, con inmenso agradecimiento por la misericordia de Dios que ha tenido para con ellas, sabiendo que un día unas están más tiempo y otras menos saldrán del lugar de la purificación para morar con Dios en la eternidad eternamente.
El purgatorio fue creado por el Padre con infinito amor y misericordia para que estas almas después de purificar sus culpas vivieran eternamente con el en el cielo, después de ser redimidas todas las almas por la pasión de mi Divino Hijo Jesús, vuestro Dios, vuestro Salvador y Redentor.
Luego están las almas que mueren y van derechas al cielo como las llamáis vosotros junto al Padre, al Hijo, al Espíritu Santo, junto a mí, junto a los ángeles y todos los santos que moran en el cielo con Dios.

Hijitos míos, estas almas son las que han dado la vida por Jesús, en la tierra, en el martirio, las que se han mantenido fieles a Jesús, llevando su vida con amor, todo el dolor que han padecido con amor ya sean problemas, enfermedades, dolores causados por los hombres, familiares, infinidad de contrariedades, hijos míos, dando  ejemplo con sus vidas llenas de dolor a las demás almas, ofreciendo su vida por los demás, ofreciendo su vida en reparación al Sagrado Corazón de Jesús y a mi Inmaculado Corazón, ayudando y amando a los hermanos, y amando a Dios sobre todas las cosas, sin quejarse y aceptando todo los que Dios ha permitido a estas almas. 
Estas almas lo han llevado todo con mucho amor y humildad haciendo todo el bien a todas las almas que mi Divino Hijo les ponía en el camino.
¡Cuántos desastres y calamidades y tantas cosas han evitado estas almas¡ Al igual que las almas que como éstas, todavía viven en la tierra, hijitos míos. 
Tener cuidado, hijos míos, que el enemigo de las almas no os confunda. Hay falsos profetas y ha habido que les han seguido y les siguen, almas inocentes que se dejan embaucar por ellos, creyendo lo que estos falsos profetas les dicen o decían.
Lucifer es muy astuto y sabe cómo embaucar a las almas haciendo creer que vienen de Dios porque estos falsos profetas también hablan de Dios.

No del infierno y del purgatorio. O bien, otros les niegan el infierno y el purgatorio y otras verdades de la Iglesia. Pero sí hablan de la reencarnación y de que todos estas salvados.
No escuchar ni creer esto que todo esto no viene de Dios sino del enemigo de las almas. 
El hombre sólo nace una vez y no una, y otra, otra, otra y otra. Eso no es verdad, hijos míos,  sólo se nace una vez y en esta vida hay que darle conocimiento a Dios, amándolo sobre todas las cosas, seguir sus huellas, sus enseñanzas, que están en los Evangelios, en las Escrituras y el amor al prójimo como a uno mismo.
Sed muy humildes y mansos de corazón, hijitos míos. Sed unos con Dios.
Ahora el padre os dará la bendición a vosotros y a todo lo que habéis traído a bendecir.
Hijito mío, tan amado de mi Inmaculado Corazón, cuida este rebaño que he puesto bajo tu dirección, cuida de tus padres, hermanos, a todos los llevo en mi Inmaculado Corazón, los cuido como la gallinita cuida a sus polluelos, los protejo, los ayudo y los adentro en lo más profundo de mi Inmaculado Corazón.

Ánimo, siempre hijito mío, que tu mamá del cielo siempre está contigo.

La paz, el amor de mi Inmaculado Corazón, hijitos míos, desciende sobre vosotros.

La paz, el amor y la misericordia del Dios Trino, la Santísima Trinidad desciende, hijitos míos, también sobre cada uno de vosotros, mis pequeños y amados hijos.

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