MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 

SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES

21 DE ABRIL DE 2015

Nuestra Madre

Shalom, hijos míos.

Hijas mías, e hijo mío vuestra Madre Dolorosa al pie de la cruz donde esta mi Divino Hijo crucificado, nos hemos hecho presentes en éste cenáculo formado y dirigido por nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones.

Aunque es tiempo de Pascua mi Divino Hijo sigue muriendo en los gobiernos corruptos, en las almas rebeldes que no aman a mi Divino Hijo, ni a Dios Padre ni al Paráclito y viven a su libre albedrío.

Mi Divino Hijo sigue muriendo en la cruz en las almas de los científicos, que con sus inventos siembran la muerte y juegan a ser más que Dios, mi hijo sigue muriendo en los sacerdotes rebeldes, en los modernistas, apóstatas que han hecho un Dios a su imagen y semejanza.

Mi Divino Hijo sigue muriendo en las almas que se llaman suyos y como éstos sacerdotes, cogen lo que les conviene del Evangelio, el Evangelio de mi Divino Hijo, de sus enseñanzas y lo que les gusta del mundo.

Mi Divino Hijo sigue muriendo en los que tienen el poder de este mundo, que lo que quieren es llevar a la destrucción, que dicen una cosa y luego hacen otra, que solo viven para ellos y dejan a los pueblos morirse de hambre.

Digo pueblos porque ya no es uno ni dos, en todas las naciones, en la mayoría, la gente, mis hijos pasan necesidad; los aprietan tanto sin compasión ni misericordia que los llevan al suicidio.

Es tiempo de Pascua, pero de dolor, porque la mayoría de los hombres viven al margen de Dios, esto es un Sodoma y un Gomorra; y no hay cuenta atrás.

Los eventos se están precipitando, y las señales se os están dando diariamente, pero habrá una gran señal, cuando empiece la crudeza.

Los días se van a acortar, por un acontecimiento cósmico y ya no serán 24 horas sino 12, pero alegraos y regocijaos  porque los días de esta forma se irán acortando, los ángeles están sellando ya en la tierra, las casas, los hogares de los hijos de Dios y todo lo demás perecerá.

El dinero al que tanto se adora será destruido.

Orar, sacrificaos, haced penitencia y ayunos para cortar todo este tiempo y abolir algunos eventos porque sino será terrible.

Orar por el santo Padre, el cisma se está viniendo visiblemente, orar más; hay que contrarrestar las fuerzas del mal hijas mías e hijos míos.

Hay más mal que bien y el infierno ya está en la tierra, llamad a vuestros ángeles custodios para que os ayuden, a los arcángeles; hijos míos apenas queda tiempo, preparaos que la misericordia se esta acabando para dar paso a la justicia de Dios.

Ayudarme a salvar almas, sed devotas y devotos de mis dolores y lágrimas y de mi Hijo crucificado.

Extiendo mi manto negro sobre vosotros aquí esta tarde y os cubro en él y os sello con una gran protección para que no flaqueéis, no seáis cobardes, y sigáis firmes en las huellas de mi Divino Hijo, otra protección cae sobre vosotras y sobre ti hijo mío.

Para protegeos contra las legiones infernales que ya están en la tierra, contra el propio Lucifer y vuestros enemigos, una gran gracia os doy a las que sois devotas de mis dolores y me honráis en ellos diariamente.

Esta gran gracia es la de escuchar todas vuestras peticiones, ruegos y súplicas que os serán concedidas si no van en contra de la voluntad de mi Divino Hijo, y en la hora de vuestra muerte me veréis y seréis llevadas y llevados de mi mano y la de mi Divino Hijo a la gloria eterna.

Os protegeré y os protegeré en vuestras familias poniendo paz en ellas, daré a vuestra mente y a vuestro interior luz divina. Os ayudaré en todo lo que emprendáis y en todo momento, día y noche a vuestro lado estará la Madre Dolorosa.

Prepararos en cuerpo y alma para vivir los últimos acontecimientos que están en puertas y que no termináis de creer.

Vivid humildemente como viví con mi Divino Hijo y José en Nazaret, y dar a los hijos lo necesario y no más porque sino los echaréis a perder.

Vigilarlos, sabed lo que hacen vuestro hijos y no fiaros de ellos, muchos dicen la verdad pero otros no.

Estad pendientes de ellos y sabed lo que hacen y lo que no, no escondáis la cabeza como la avestruz.