MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
18 OCTUBRE DE 2016
Nuestra Madre
Hijitos míos, vuestra Madre Dolorosa con mi Divino
Hijo crucificado nos hemos hecho presente en este cenáculo dirigido y formado
por nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones.
Los pecados de la humanidad han traspasado la bóveda
del cielo, en este mundo pesa el pecado por todas partes en unas ciudades y
pueblos más que en otros, pero todo está contaminado y sumido en tinieblas.
Sólo las lucecitas de los hijos e hijas juntos y
juntas, alumbran estas tinieblas que cada día son más extensas, nos hemos
manifestado en todos los pueblos de la tierra y pocos han hecho caso a nuestros
avisos, a nuestras llamadas de amor y al cambio de su vida.
Dentro de poco nuestras voces callarán y será el
gemido del dolor en toda la tierra lo que solo se oiga. La misericordia para
esta humanidad ingrata llega a su fin y pronto el trueno de la justicia Divina
se hará en toda la tierra, sólo las almas que permanecen en las arcas de Nuestros
Sagrados e Inmaculados Corazones se salvarán y sus almas no perecerán. Estas
arcas son los grupos formados por nuestros Corazones.
Por ello, os pido que, puesto que ha llegado el
momento, que vuestra unión, todos y todas unidas y unidos, seáis uno en mi
Divido Hijo.
No es tiempo de malos pensamientos contra los
hermanos y malos entendidos, sino de una unión verdadera que salga de lo más
profundo de vuestros corazones. De cómo respondáis a nuestras enseñanzas y
consejos, así será la conversión de vuestros familiares.
No podéis
decir que os amáis y luego no os llevéis bien entre vosotros.
Amaros, ayudaros y ser todos uno.
Y los que lo estéis pasando mal, si tenéis una o más
casas venderlas. De nada en un poco tiempo os van a servir y no sacrificar al
hermano.
Ayudar al hermano que no tiene nada que vender, pequeñitos
míos y verdaderamente lo necesita.
No seáis necios y hacer casos de todo lo que os hemos
venido diciendo, hijitos míos.
Seguir fieles a nuestras llamadas, a nuestros pedidos
y nuestras enseñanzas y a los lugares que os mandemos.
El rechinar de dientes para una tercera parte de la
humanidad está llegando, orar y pedir al Padre por nuestros Sagrados e
Inmaculados Corazones que salve a una parte más de la humanidad.
Orar, orar y reparar. Orar y amar, orar y que la
oración os salga de lo más profundo de vuestros corazones con obras, que la
oración sin obras no tiene valor. Recordarlo.
Ser todos uno para serlo también en nuestros Sagrados
e Inmaculados Corazones.
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