MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
21 OCTUBRE DE 2016
Jesús
Mi amor y mi fuerza caen sobre todos vosotros.
Gracias, mis pequeñas almas, por haberos reunido en
esta noche. Atraídos por la llamada de vuestro Jesús para acompañar y consolar
en esta cruda agonía en que fui sumergido, en la cual pasaron ante mí todos los
pecados de los hombres, pasados, presentes y futuros y todos cayeron para
rescatar las almas, para reconciliarlas con el Padre y para obtener la vida
eterna.
Ello me hizo sudar sangre por todos los poros de mi
piel al ver que para una mayor parte de la humanidad, este sacrificio de amor
iba a ser en vano.
El inocente, el puro, cargo con todas vuestras
culpas.
La justicia del Padre cayó sobre mí sin piedad para
poder pagar vuestro rescate y el rescate de toda la humanidad y reconciliaros
con el Padre. Le perdisteis al igual que toda la humanidad la unión con Él, al
entrar el pecado por el primer hombre y la primera mujer.
Pero que en vez del hombre haber expiado ese pecado
fue cayendo cada vez más en pecados más terribles y más agonizantes hasta
llegar a esta situación en que la tierra va a ser abolida con la justicia de mi
Padre.
El trueno de la justicia va cayendo sobre vosotros.
Sólo las almas de los justos, de los que me amarían
hasta el fin que me trajo Gabriel en el cáliz fueron las que me dieron las
fuerzas para llegar hasta el fin, para dar por completo mi vida por todos los
hombres y mujeres de todos los tiempos.
Hijos míos, que no os pase como a los apóstoles que,
en vez de unirse a rezar, vencidos por Satanás, se aislaron unos de otros y
fueron derrotados por el enemigo de las almas. Así os pasaría a vosotros
también si no camináis unidos.
Manteneros unidos porque solos no vais a poder seguir
y caeréis y os costaría mucho, mucho, mucho volver a levantaros.
Os pido unión, que estéis todos unidos para que todos
seáis uno conmigo.
Orar y reparar por vosotros, vuestros familiares y
por el mundo entero.
En esta Hora Santa mi sangre ha sido derramada sobre
los presentes y sobre todos los objetos religiosos.
Ella será la fuerza que necesitéis en los momentos
más difíciles por los que tengáis que pasar. En mi sangre derramada en
Getsemaní, Yo os levantaré. Yo os abrazaré, Yo os curaré, en el Espíritu Santo
obraréis.
El poder y el amor de Dios Padre desciende sobre
vosotros.
La fuerza de vuestro Jesús, que es Él que os está
bendiciendo, y mi amor desciende sobre vosotros.
El fuego y el amor del Paráclito desciende sobre
vosotros.
Quedaos en mi paz y en mi amor y en la fuerza que os
he dado bañados en la sangre que derramé en Getsemaní.
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