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domingo, 1 de enero de 2017

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
 
10 OCTUBRE DE 2016



Padre Celestial
Hijitos míos, vuestro Padre celestial que está entre vosotros anide en vuestros corazones.
Gracias mi pequeño rebaño por consolar y alegrar el corazón de vuestro Padre.
Tengo misericordia de este mundo gracias a los elegidos, pero el pecado ha llegado a tal perversidad que si no intervengo pronto todos pereceréis.
Por ello, pronto, muy pronto se verá el brazo de vuestro Padre caer sobre la tierra y beber el cáliz de la amargura que los hombres han llenado con tanto pecado y aberración.
Pero todos mis pequeños hijos que estáis en los corazones de mi Divino Hijo, en mi Hija predilecta y en vuestro Padre a nada tenéis que temer.
La Santísima Trinidad os ayudará a beber el cáliz de la amargura que cada una haya producido con sus pecados.
Por ello, hijos míos corregiros, no ser testarudos y testarudas. Amaros, amar a Dios sobre todas las cosas.
Amaros en el grupo y corregiros de vuestros grandes defectos para que el cáliz de la amargura que bebáis os sea llevadero. Amar a vuestros enemigos, amar al que os cae mal. Daros al alma que más os cueste porque allí está mi Hijo y la Inmaculada y estoy Yo.
Pero mi corazón hoy rebosa de alegría por haberos sacrificado y haber escuchado mi llamada.
Sed muy humildes, el que quiera ser el primero entre sus hermanos que se haga muy pequeño y sea el último.
No intentar sobresalir, que eso no me agrada ni destacar tampoco.
Sed dóciles, humildes, aceptaros, amaros porque de esta forma consoláis a vuestro Padre. Reparáis los Corazones de Jesús y de María y el Paráclito actúa más fuerte en vosotras.
Imitar a vuestra Madre que se abajó a tal grado de pasar desapercibidas y ser la última que poco se sabe de ella, para enseñaros la humildad.
Sólo se sabe de ella a través de las revelaciones dadas a almas que hemos revelado su vida como María de Agreda.
Leer la “Mística Ciudad de Dios” y aprender de la más humilde de todas las mujeres de todos los tiempos.
Preparaos con oraciones, sacrificios, ayunos los que podáis, con la oración del santo rosario, los sacramentos y la santa misa al primer evento que es el Aviso.
Os bendigo en el amor de mi Sagrado Corazón al igual que a todos los objetos religiosos que habéis traído y tenéis en vosotros con grandes gracias, protecciones y bendiciones muy, muy, muy especiales para todos los tiempos, Aviso hasta llegar al milagro y desde el milagro hasta el castigo.
Hasta los cielos nuevos y la tierra nueva para la protección de vuestros hogares, la conversión vuestra y de vuestros familiares y de los pobres pecadores, para los enfermos de alma y de cuerpo, para la juventud, los ancianos.
Estos ancianos que han perdido la dignidad y la moral y están dando mal ejemplo a los jóvenes y a los adolescentes.
Todos han quedado bendecidos con estas gracias y muchas más.
Quedad en la paz que os da vuestro Padre Celestial.

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