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jueves, 21 de junio de 2018

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES

19 MAYO DE 2018



Nuestra Madre
Hijos míos, vuestra Madre del Segundo Pentecostés se ha hecho presente en medio de vosotros. Al igual que estuve en el primer Pentecostés en medio de los apóstoles, hijas mías e hijos míos.
Recogeos en vuestro interior y pedir perdón de corazón de todos vuestros pecados, de todas vuestras ofensas hechas a Dios.
El pecado, sea cual sea la gravedad, ofende nuestros corazones, ya sea grave o leve, hijos míos.
Recogeros y pedir perdón.
Decir contritos y arrepentidos, con el corazón y no con la boca: “Señor mío, Jesucristo…..”
Hijas mías e hijos míos, vosotros y vosotras sois la Iglesia perseguida como lo fue mi divino Hijo y después los apóstoles por defender el Evangelio tal y como fue escrito, regiros por los mandamientos, por amar a mi divino Hijo por la Eucaristía como debe ser amado y recibido, por hacer la voluntad de Dios.
Sois la Iglesia perseguida por los fariseos y ladrones que han entrado en ella. No angustiaros, alegraos y regocijaos cuando os miren, cuando os digan algo porque os estáis asemejando a Cristo.
Defender la tradición, los dogmas y todo lo aprendido por vuestros antepasados y padres, hijos míos.
¡Ánimo, mi verdadera Iglesia! La Iglesia de Cristo, ahora perseguida por los mismos que se llaman suyos. Fariseos y ladrones.
Pero llegará el momento, y no está lejos, de que surgiréis todos bellos y hermosos en la Iglesia triunfante después de la persecución, hijos míos. Pero antes, tenéis que sufrir el calvario. No desanimaros.
Vuestra Madre al igual que estuvo con los apóstoles animándolos, ayudándolos, dándoles fuerzas también lo estoy con vosotros.
Ser dóciles al Padre, al Hijo y al Paráclito porque dentro de un corto tiempo no seréis vosotros sino el Paráclito quien hable a través vuestro. 
Manteneros firme en la fe, en la confianza y en la esperanza. 
Pasado un corto de tiempo, muy poquito tiempo, se va a dar todo lo anunciado porque nos hemos manifestado por el mundo entero y una gran mayoría no ha hecho caso a nuestros mensajes, a nuestra palabra, a nuestro amor y hemos sido rechazados en estas almas.
El pecado abunda cada vez más. Es más perverso, más demoniaco y el hombre se deja engatusar por Lucifer porque no piensa en sí mismo, en disfrutar, en tener y en el poder. 
Por ello, todo lo profetizado se ha empezado a dar y se dará cada vez más fuerte y crueldad según vaya avanzando los días, hijos míos.
Estar preparados, pero no temer, que nuestros corazones son vuestro refugio, son vuestra fuerza, son vuestra ayuda, somos vuestro poder, vuestro amor. Todo lo es en nuestros corazones, hijos míos. 
No flaquear, seguir avanzado y no tengáis miedo. Dejar los templos donde abunden estos sacerdotes hipócritas y fariseos que os quieran hacer lo que es blanco-negro y lo que es negro-blanco, hijos míos. Tienen mucha astucia.
Pedir por todos ellos.
Nuestros corazones están desgarrados por todas estas almas, pastores de la iglesia que en vez de traernos almas y ponerlas en el rebaño de Cristo las están llevando al abismo.
También os digo que esas almas tienen mucha culpa porque les gusta la puerta ancha y no la estrecha.
Pedir mucho al Espíritu Santo, mi divino Esposo, por la conversión de todos los hombres, por la Iglesia, por las almas consagradas, que son los dolores y las heridas más profundas y dolorosas que producen a nuestros corazones.
Para suavizar la revolución en España y que no llegue a la guerra.
Para suavizar la gran guerra que viene a todas las naciones.
No hagáis caso de lo que os digan, son embusteros, nada está bien, hijos míos. Están trabajando en la oscuridad con el enemigo para destruir este mundo y a Dios con él, pero no lo van a conseguir.
Se va a empezar a dar la preparación al primer evento, pero será doloroso, para unos más para otros menos. El primero es el Aviso, hijos míos. 
Pasado un cortito tiempo se dará otro aviso para atraer a los hombres a Dios, el Milagro, y si el hombre sigue testarudo y empedernecido en el pecado, entonces vendrá los tres días de tinieblas.
El juicio de Dios a las naciones, la destrucción de este mundo por Él, no por el hombre de todo lo manchado. Porque todo será purificado y renovado y todo el mal será sumergido al dar el giro la tierra y será todo renovado del amor de Dios Trino y será todo renovado y la tierra también.
Entonces, os dirá mi divino Hijo, venir, benditos de mi Padre, porque habéis resistido hasta el fin y me habéis sido fieles ante las risas, el sarcasmo y la persecución de los míos, hijos míos.
Porque, en verdad os digo, es más doloroso la persecución de los amigos, de los hermanos y de la misma Iglesia a la que pertenecéis, que es la de Cristo, que, de los extraños, hijos míos. 
Y seréis llevado por los ángeles al encuentro de mi Hijo.
Perseverar. Ser muy humildes. No perder nunca la confianza, ni la esperanza ni la fe.
Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a vosotros mismos.
Y ser caritativos y bondadosos unos con otros, hijos míos.
Os bendigo con grandes bendiciones, protecciones y gracias para todos estos tiempos que os he anunciado, queda vuestra Madre del Segundo Pentecostés para ayudaros y sosteneros en los momentos difíciles, hijos míos, por los que tenéis que pasar.
En el poder del Padre, del hijo, mi divino Hijo y del Paráclito. 
Quedad en nuestra paz y en nuestro amor que os ha sido dada, una vez más, esta tarde. Cogerla y adentrarla fuertemente en lo más profundo de vuestro corazón porque la paz del mundo es dañina, es mentirosa, es mezquina, es una falsa paz, hijos míos. 

Vendrán tiempos que no tendréis ni una patata para echaros a la boca. Y pasaréis hambre. Porque el dinero de los avariciosos se va a convertir en paja. 

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