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domingo, 30 de diciembre de 2018

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES

1 OCTUBRE DE 2018




Padre Celestial
Hijos míos, vuestro Padre os da las gracias por haber acudido a mi llamada.
Esta llamada que os hago a todo el grupo a vuestro corazón. Gracias, hijos del corazón amoroso, misericordioso de vuestro Padre celestial.
Gracias, hijos míos, por haber acudido al encuentro de vuestro Padre que os estaba esperando para acogeros y estrecharos fuertemente en ellos, hijos míos. 
Recordar que os amo y os llevo siempre presente en mi corazón. Mis manos siempre están extendidas para ayudaros, para acariciaros y mi corazón para amaros.
Recordarlo, hijas mías e hijos míos.
Yo os bendigo, en esta tarde, en mi corazón. 
Hoy, primer día del mes de octubre. Mes dedicado a mi Hija predilecta, Miriam. 
Mes del santo rosario obsequiarla con el rosario diariamente para obtener la paz en España y en el mundo. Para abreviar la purificación y que sea más ligera, hijos míos. Para atraer a muchas almas a mi corazón. Para aliviar y curar a los enfermos de cuerpo y de alma.
Para atraer la paz y el amor a las familias que tanta falta hace, hijos míos.
Para sanar a la Iglesia que está cruelmente herida y desgarrada por los malos pastores que hay en ella, desde los más altos hasta los más pequeños.
Pedir por el Papa para que haga nuestra voluntad, no la voluntad del hombre.
Y por todas las almas consagradas, hijos míos.
Pedir en el rosario por las almas benditas del purgatorio para que su sufrimiento sea más ligero, sea aliviados y acortados y suban a mis brazos que las anhelo tanto, que me gustaría tenerlas a todas junto a Mí. 
Pedir por los agonizantes para que se arrepientan en el último momento y por las almas del limbo. 
Porque, aunque la Iglesia hoy no lo reconoce, el limbo existe, hijos míos. 
Y al limbo van las almas sin bautizar y sólo con la oración y el bautizo de deseo salen de él. Es un lugar que no se sufre, pero la tristeza abunda en él. Porque sólo algunos rayos de luz entran en él. 
Sus almas están manchadas por el pecado original, hijos míos. Y, creerme, donde estoy Yo, no puede entrar ningún alma manchada por muy pequeña que sea esa mancha.
Pero si os digo que sufrir, no sufren, pero están tristes, muy tristes por la mancha del pecado original, hijos míos. 
Y los rayos de nuestro amor y misericordia entran tenuemente para darles esperanza, hijos míos. 
En vuestras manos está. Hacer mucha oración por ellas y muchos bautizos de deseo. Derrama la sangre de mi divino Hijo junto con la sangre que brota del inmaculado corazón de mi Hija predilecta y sus lágrimas sobre el limbo.
Para que en ese bautizo también sean liberadas esas almas que tanto amo y que tanto anhelo también tenerlas junto a Mí. Y miles de ellas, caen todos los días en el limbo, hijos míos. 
In nomine Patris, et Filie et Spiritus Santi.
Todos habéis quedado bendecidos en mi corazón. 
Quedad, hijos míos, en mi amor. 
Yo quedo en vosotros. 

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