Vistas de página en total

domingo, 30 de diciembre de 2018

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES

20 OCTUBRE DE 2018



Nuestra Madre
Hijos míos, vuestra Madre Inmaculada junto con mi divino Hijo, vuestro Jesús y el mío, nos hemos hecho presentes en este cenáculo formado y dirigido y regado de gracias por nuestros Sagrados e Inmaculados corazones. 
Hijos míos e hijas mías, gracias os doy por haber acudido a nuestra llamada. A la llamada de amor, perdón y misericordia de nuestros corazones. Gracias por uniros a nuestros corazones para repararlos y con nuestros corazones orar por la situación de este mundo, por vuestras intenciones, por los pobres pecadores, por la Iglesia, por el Papa, por las almas consagradas, por el dolor y sufrimiento del género humano. 
Todas vuestras intenciones y peticiones, creerlo, pasan directamente a nuestros corazones y de nuestros corazones al del Padre. 
¡Os amo tanto, tanto, tanto, tanto, hijos míos! Al igual, que mi divino Hijo, el Padre y el Paráclito os amamos, que si percibierais un poquito de nuestro amor haríais verdaderos esfuerzos por agradarnos siempre. 
Y estar siempre en gracia. Para reparar más profundamente nuestros corazones tan doloridos, ultrajados y apenados por tanta maldad, tanto mal como hay en el mundo. 
Sólo, os vuelvo a repetir, que las lámparas de los cenáculos, de las personas justas y junto a nuestros corazones sostenemos la mano del Padre, para que toda su ira, toda su justicia no caiga sobre la tierra.
Seguir, hijos míos e hijas mías, practicando la humildad. 
Soportaros, amaros en nuestros corazones.
No tenéis que juzgar a nadie. Porque ya lo dijo mi divino Hijo cuando estuvo en la tierra, y está en los Evangelios: El que juzga sería juzgado cuando estuviera delante de Él y con la misma vara que el midiera, así le medirá mi divino Hijo. 
Hijos míos e hijas mías, no causarnos ese dolor. 
Tener siempre en vuestras manos, en vuestra alma, en vuestro corazón, en vuestro ser el santo rosario. El es el arma con el que será atado Lucifer y sus secuaces y echado a los infiernos del que no podrá salir, ni él ni los suyos.
Tener fe, confianza y esperanza en el santo rosario. Cada vez que rezáis el santo rosario, yo, vuestra Madre me uno a vosotros y rezo junto a vosotros. 
Ser almas reparadoras, llenas de amor, de fe, de confianza, de esperanza. Y amaros todos en la vid, vosotros y vosotras, los sarmientos estar bien injertados a la vid. Bien unidos, que nada os pueda separar.
Los tiempos que vienen ya se os han sido profetizados y solos no podréis caminar, porque el dolor y sufrimiento que se van a dar, sólo unidos podréis vencer. 
Los fuertes sostendrán a los más débiles, los levantarán y los pondrán a caminar. Ir siempre cogidos de las manos que en esas manos están las nuestras, mis niños y mis niñas de mis ojos inmaculados. 
No me canso ni me cansaré de deciros ¡cuánto os amo!
Que nada os turbe, ni os agobie. Dejarlo todo en mi Inmaculado corazón, pero con confianza, hijos míos. De que vuestra Madre os escucha y que vuestra Madre os ayudará en todo lo que necesitáis.
Como os decimos, a veces, pensáis que no os escuchamos, porque no es os da lo que pedís, todo es en el tiempo de Dios y la mayoría de las veces, lo que pedís por muy bueno que os parezca, no es lo adecuado para estas almas. Y mi divino Hijo lo cambia por lo que ese alma necesita. Siempre recibís, no os vais después de pedir, con las manos vacías. Vais con las manos llenas de nuestro amor, de nuestro auxilio y de nuestro socorro y de que nunca os abandonaremos.
Y que siempre estamos junto a vosotros, en vuestras necesidades, en las alegrías y en las penas y en que todo, todo os ayudamos. 
Ser como los primeros cristianos, que les conocían por el amor que se tenían y por cómo se ayudaban.
Quedad en mi paz y amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario