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martes, 21 de enero de 2020

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES


19 OCTUBRE DE 2019



Jesús 
Hijos míos, vuestro Jesús ha hecho presente junto con mi Madre y vuestra en este cenáculo formado y dirigido por nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones.
Mi corazón al igual que el de mi Madre vienen desgarrado de dolor por todo lo que está sucediendo en España, tierra de mi Madre y vuestra y de mi Sagrado Corazón.
¿Habéis visto las consecuencias del pecado?, ¿a dónde llega, hijos míos?
¿Habéis visto a donde lleva el vivir sin Mi, sin el Padre y sin el Paráclito?
¡Que dolor sienten nuestros corazones ante lo que se está produciendo en esta tierra! Y que ya se os ha avisado por años de lo que iba a acontecer.
Pero el hombre, ebrio de todo mal, de todo poder, embrutecido por la soberbia, que ha endurecido sus corazones ha querido quitarme para ponerse él como Dios.
Y, mirar las consecuencias, hijos míos.
Todo depende de la oración, en que el hombre y la mujer vuelvan sus ojos a Mí.
Orar mucho por vuestros hijos pero mi corazón y el mi Madre y vuestra, no cesa de estar desgarrado de dolor por tantas almas inocentes que están sufriendo la consecuencia y que puede llegar a acabar con sus vidas.
Porque no piensan como los demonios, hijos míos.
Ofrecer todos los días la estación a vuestro Jesús Sacramentado por España, en el sagrario o en vuestro hogares ante la estampa eucarística que se os fue dada, hijas mías e hijos míos.
Por España y por vuestros hijos.
Porque como el hombre en España sigue igual de embrutecido, de ciego, de soberbio, de creerse él a si mismo Dios y no se arrodille ante Mí y pida perdón. Se arrepienta correrá mucha sangre por las calles.
Todo ello, hijas mías e hijos míos, ya lo he avisado pero no llegabais a dar crédito de lo que se os estaba diciendo hasta llegado el momento. Pues ya lo tenéis.
Orar mucho. Ofrecer los rosarios por España y la estación. Y, por vuestros hijos.
Ir en nuestra paz y en nuestro amor. Y, creer en mis palabras y las de mi Madre porque como veis todo llega y todo se cumple.
¡Con pena os lo tengo que decir, hijas mías e hijo míos, que se cumple por el pecado que hay en vuestra patria!
Por la desvergüenza, por el embrutecimiento del hombre y por el hombre, gobernantes y no gobernantes, jugar a ponerse en mi poder.
Y, a mi Padre, a Mí, al Paráclito y a mi Madre nos echan bruscamente de su lado, maltratados y desgarrados por tanto desprecio y tanta saña como emplean contra nosotros, hijos míos.
Orar mucho, pedir a las almas que creen que oren también por España.
Acudir al Santísimo, que ahí estoy realmente vivo y ofrecer vuestras visitas para darme consuelo, para reparar tanto dolor y tanto pecado como se está produciendo en España, por vuestra España, vuestros familiares, vuestros hogares, vuestros hijos y por todos los españoles, hijos míos.

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