MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
17 DE MARZO DE 2015
Nuestra Madre
Hijos míos, vuestra Madre dolorosa junto con Jesús y
el vuestro crucificado, os damos las gracias por acudir a nuestras llamadas.
Que vuestro Jesús y vuestra Madre
os estamos esperando con los brazos abiertos para recibir el consuelo y el amor
que nos es negado en tantas almas. Nuestros corazones están traspasados de
grandes dolores como jamás aquí en la tierra os podréis imaginar. Todo dolor
que padecéis en la tierra es un suspiro, comparado con los dolores de vuestra
Madre y vuestro Jesús. Tomaros nuestras llamadas en serio.
Venid llenos de amor, de fe y
confianza a reparar nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones dolorosos
traspasados el de vuestra Madre con afiladas espadas y gruesas espinas.
Venid y reparemos ante la
majestad de todo un Dios, por la ingratitud de tantos hijos que se apartar de
Él o se han apartado como si fuera un leproso.
Venid y reparar tanto sacrilegio
como se comete, hijos míos, en la sagrada Hostia donde está mi Hijo presente.
Venid y pedir por vuestras
familias, los más allegados se salvarán si pedís frecuentemente por ellos, con
fe, con amor y confianza y poniendo vosotros y vosotras en práctica todo lo que
os vamos diciendo.
Venid y pedir por la salvación de
todas las almas, no me seáis egoístas y no os quedéis solamente en vuestros
familiares. Porque toda alma es creada por el Padre y por lo tanto, hijo e hija
mía y del Padre.
Ofrecerlo todo: vuestras
alegrías, vuestras tristezas, vuestra felicidad, vuestro dolor, vuestros
problemas al Padre para reparar su corazón tan tristemente lastimado por al
ingratitud de los hombres.
Cada día se acrecienta más, las
tinieblas cubren la tierra, sólo las luces de mis almas fieles y de los grupos
de oración son las que alumbran estas tinieblas junto con mi Inmaculado Corazón
y el Sagrado Corazón de mi Divino Hijo.
Rezar mucho por la Iglesia que va
a tambalear y por el Papa. Rezar mucho por las almas consagradas, las que han
apostatado para que vuelvan a Dios y por las almas fieles consagradas para que
nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones les den la fuerza necesaria para que
sigan hasta el fin sin tener miedo, hijos mío e hijas mías.
Con todo el dolor de mi
Inmaculado Corazón os tengo que decir que los pecadores empedernidos que mueren,
sus corazones están tan duros que la luz y la gracia que porta mi Divino Hijo
no traspasa esos corazones y van ellos solitos al infierno.
Orar, orar por los agonizantes
para que reciban la gracia antes de irse porque es muy difícil que un pecador
que haya toda su vida en pecado y renegando de Dios se salve al final.
Hijos míos, pedir mucho, mucho
por la conversión de los pecadores, especialmente de los más empedernidos y por
los agonizantes, que del purgatorio se sale pero del infierno no.
Pedir, pedir, hijos míos, no
cansaros de pedir y orar. Estos años pueden ser decisivos. En ellos, si el
Padre no da un tiempo más se cumplirá el aviso, el milagro y el castigo si el
hombre no cambia, hijos míos.
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