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lunes, 8 de junio de 2015

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES


28 DE MARZO DE 2015



Nuestra Madre
Hijos míos, vuestra Madre dolorosa con mi Divino Hijo cargado con la cruz de vuestros pecados y los pecados del mundo entero, cargado con vuestros problemas, aflicciones, dolores, enfermedades y sufrimientos se ha hecho presente en este cenáculo formado por nuestro Sagrados e Inmaculados Corazones.
Hijos míos, prepararos a vivir esta Semana Santa, esta semana de pasión junto con vuestra Madre dolorosa, San Juan, María de Magdala, Marta y las buenas mujeres, santas mujeres, como María de Cleofás, y otras, como os venimos diciendo tantos y tantos años.
Todos juntos, para estar junto a vuestra Madre, junto a vuestro Jesús en Getsemaní, junto a Jesús en el prendimiento, junto a Jesús en la flagelación, junto a Jesús en la coronación de espinas, junto a Jesús cargado con la cruz, junto a Jesús en el momento de ser despojado de sus vestiduras, junto a la cruz en el momento de ser clavado, junto a Jesús cuando la cruz fue ensalzada y el cuerpo de mi Divino Hijo se desgarro aún más, al igual que los agujeros que le hicieron en las manos y en los pies de los clavos.
Junto a mi Divino Hijo en la lanzada del costado, junto a mi Divino Hijo cuando le dieron la hiel y el vinagre.
La hiel y el desamor de tantos hijos, tantos hijos ingratos que viven apartados de su creador y malvados.
Junto a mi Divino Hijo en el descendimiento y puesto en mis brazos, junto a mi Divino Hijo en el camino de su entierro, y fue depositado en la fosa dentro de una cueva. Una piedra grande y fría.
Junto a vuestra Madre en al pena, en el dolor y en la soledad de verme despojada de mi hijo hasta el momento de la resurrección.
Tiempos graves como jamás se han visto en la tierra se acercan.
No creáis que los tiempos que vienen van a ser mejores, cada vez irán a peor y todo lo profetizado se cumplirá. Todo lo dicho por mi Divino Hijo, por el Padre, por vuestra Madre se cumplirá.
El tiempo es corto y el sufrimiento intenso.
La venida de mi Hijo está en puertas. Los ángeles  están tocando las trompetas, los que son encargados de ello para terminar de purificar esta tierra y con ella todo ser viviente, toda la naturaleza y lo que el hombre ha construido con tanto orgullo, todo será destruido.
No quedará piedra sobre piedra, en los lugares donde haya más pecado la purificación será más extensa y más profunda, lugares son países y pueblos.
Mis ojos no dejan de derramar lágrimas de sangre por todo lo que os viene por tanta desobediencia, tanta terquedad, tanta ceguera, y tanto rechazo a Dios.
¡Cuánto os ama mi Inmaculado Corazón, hijas mías, hijos míos¡, ¡cuánto os ama mi Hijo!, ¡cuánto os ama el Padre, y cuánto os ama el Paráclito!.
Sois un pequeño edén, un trocito del jardín del paraíso de vuestra Madre y de vuestro Jesús, vosotras sois las flores de ese jardín y tu, hija mía, la flor mayor porque en ella estamos nosotros.
Pedir mucho por la conversión de los pobre pecadores para que la lluvia de mis lágrimas y sangre, al igual que la sangre de mi Divino Hijo vaya ablandando esos corazones y vuelvan a Él.

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