MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
7 DE MARZO DE 2015
Jesús
Hijos míos, una vez más, vuestro
Jesús crucificado junto a mi Madre y la vuestra, la Dolorosa al pie de la cruz,
nos hemos hecho presentes en este cenáculo formado y dirigido por nuestros
Sagrados e Inmaculados Corazones.
Rosa
Veo un monte muy alto, tres
cruces, en el medio te veo a ti, Señor.
La cruz está bañada en sangre;
todo tu cuerpo es una llaga, todo está desgarrado, se te ven hasta los nervios
de todo tu cuerpo Señor, en la cintura llevas una gasa blanca.
Jesús
Sí, hija mía, me la dio mi madre,
cuando fui despojado de todas mis vestiduras.
Rosa
Tu divino rostro está todo
deformado, la nariz rota, un pómulo todo llagado con una herida muy abierta que
se te ve hasta el hueso, los ojos hinchados, el casco de la corona. ¡Dios mío!
Se te ha movido, te esta taladrando parte de la frente.
Veo al Señor dar espasmos; la
Virgen esta sujeta por Juan al pie de la cruz, la Virgen está que no se
sostiene por si misma.
Hay mujeres al otro lado de la
cruz, todas envueltas en lágrimas y de rodillas, el Señor no puede mover la
cabeza, cada movimiento las espinas se le clavan en otro lado, el Señor esta
agonizando, se pone rígido y mira al cielo y exclama: ¡Abba, en tus manos
encomiendo mi espíritu!
El cielo se cubre de negro, el
día se hace noche; un viento fuerte, huracanado se está produciendo. Parece que
caen rayos y centellas, parte de la tierra se abre, los cimientos del templo,
las columnas se rasgan, caen abajo y el velo queda rasgado del templo que cubre
el tabernáculo, los muertos salen de sus tumbas, hay una lluvia torrencial, el
cielo se cubre de rayos, la tierra de sangre; la sangre del cordero que quita
los pecados del mundo
La Virgen está desmayada en manos
de Juan, toda la tierra roja, la sangre del Señor se esparce por todos los
rincones del mundo cubriendo la tierra con su Preciosa Sangre.
¡Señor, ten piedad, Señor, ten
piedad, perdónanos Señor por lo que te hemos hecho!
La santas mujeres no levantan sus
cabezas del suelo, sus manos las tienen apretadas a la cruz.
La Virgen, San Juan se la lleva y
la sienta en una roca, toda manchada de la sangre de su hijo, y aquí termina la
visión.
Jesús
Hijos míos, cómo sois tan
ingratos de llevaros tan mal los unos con los otros, cómo os cuesta obedeced a
vuestro Jesús, si hasta la última gota cayó en la tierra purificándola para con
ello purificar a todo el género humano, y ¡qué pago me dais, qué pago me da la
humanidad!
¿Cuántas veces soy más
crucificado por los hombres, soy vendido, soy burlado y soy flagelado?, ¿cuántas
veces más me cargáis con la cruz y me carga la humanidad?
Y, Yo, el Cordero de Dios, que
quita el pecado del mundo, recojo con amor y mansedumbre para alcanzaros aún
más gracias, para vuestra salvación y la salvación del género humano; el hombre
dice que Dios ya no sufre, ¡qué no sufro!, pero muero todos los días cuando el
hombre peca y se aparta de Mí, y resucito en los hombres que arrepentidos me
abren sus brazos y los acojo en los míos.
Permaneced todos unidos a la vid,
a la cruz; sed muy humildes, llenad vuestro corazón de amor a vuestro Dios y al
prójimo, porque en verdad el que me ama a mí ama a los demás, miente aquel que
dice que me ama a mi y no ama al prójimo.
Sed caritativos con vuestros hermanos.
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