MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 

SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES

26 DE SEPTIEMBRE DE 2015

Nuestra Madre

Hijos míos, vuestra Madre Inmaculada junto con San Miguel y los demás arcángeles nos hemos hecho presentes en este cenáculo formado por nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones .

Hijos míos, los tiempos son graves como ya se os ha dicho tantas y tantas veces y últimamente mucho más.

Orar y estar en vela para no caer en la tentación de la confusión y seáis siempre fieles a mi Divino Hijo.

Haceros frecuentemente la señal de la Santa Cruz, despacio y con amor. Ella es el estandarte de los vencedores. El crucifijo es el escudo y el estandarte de los apóstoles de los últimos tiempos.

Todo el que tiene a Jesús crucificado es su triunfo, es su victoria. Almas reparadoras junto a mi, vuestra Madre, al pie de la cruz.

¡Ay, hijas mías e hijos míos, sin Cristo nada sois! Todo en Él se vuelve triunfo y gloria. Acudir delante del Crucificado y de rodillas con la cabeza en tierra pedir perdón de vuestras faltas y ayuda para corregiros de vuestros defectos.

Vosotras y vosotros sin el Crucificado no avanzáis ni conseguís nada.

Amar al que dio la vida por cada una y cada uno de vosotros y de vosotras, hijos míos. Que dio hasta la última gota de su sangre por vuestra redención, con su vida pagó el recate de vuestras almas al Padre.

Llevar siempre el crucifijo con vosotras y vosotros. Amar a Jesús en la cruz.

Amar y llorar delante de Él vuestros pecados. Pedirle con fe y con amor que quite de vuestra vida todo lo que os estorba y os aparta de Él.

Con que llevéis el crucificado y el santo rosario ya no necesitáis más.

Y ahora os dejo con el príncipe de la Celestial Milicia.

San Miguel

Paz a todas mis hermanas y hermanos. Por el querer del Padre y de la Inmaculada estamos aquí en esta tarde, llenos de amor y de alegría por venir a daros todas las gracias, bendiciones y protecciones que cada arcángel por orden del Padre llevamos a los hombres y yo el encargado de exorcizar vuestros hogares, cada hogar de los presentes quedan bendecidos y exorcizados junto con los que en ellos habitan. Por el querer del Padre exorciza a cada hijo y cada hija y nietos de los presentes.

Quitando el mal que anida en algunos de ellos.