MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
17 DE OCTUBRE DE 2015
Jesús
Hijos míos, la paz y el amor está en medio de vosotros. Mi paz y mi amor
os doy, cogerla y llevarla a lo más profundo de vuestros corazones para que
nada os pueda turbar, si Yo, Jesús, el Hijo del Dios vivo, la segunda Persona
de la Santísima Trinidad está en vosotros, ¿A que teméis, tantas veces?, ¿por
qué tanta angustia?
Si me tenéis a Mí, y teniendo a Mí, a nada tenéis temer
y nada os debe angustiar.
La confianza es una gracia que os he dado y esta
gracia tiene que aumentar más en vosotros para que realmente confiéis
plenamente en Mí. Y cuando alcancéis esta gran gracia nada os turbará, trabajar
la confianza, creyendo firmemente en Mí.
Si teniéndome a Mí, lo tenéis todo, ¿por qué
angustiaros, hijos míos?
El amor se regocija en cada una y cada uno de
vosotros, hijos míos e hijas mías.
Os amo tanto, tanto, tanto, que por el amor tan
inmenso que os tengo y el amor tan inmenso que tengo a las almas que intentan
andar en mis huellas ensangrentadas por este amo todavía no ha llegado la gran
purificación a la tierra y viene más lentamente, por el amor a mis pequeños y a
mis pequeñas.
Por ello, el Padre no ha bajado del todo su brazo y a
separado ya del todo la paja del trigo.
Pero en esta tarde, os vuelvo a decir que, aún
despacio, el tiempo que queda es muy corto. Si el Padre tarda mucho en limpiar
la tierra no encontrará fe en ella.
Vosotras y vosotros no tener miedo, nada os sucederá
que no esté permitido por el Padre. Es tiempo de que trabajéis la confianza.
Quiero que vayáis preparando ropa de abrigo para los
fríos glaciales que están por llegar. También os vuelvo a repetir que os hagáis
con las hierbas que os dije hace tiempo.
Ha llegado el momento de tener la planta de San Juan,
el espino y la violeta para las enfermedades que están a punto de llegar y los
médicos no sabrán curarlas.
Junto con las medallas de mi Madre, la Milagrosa, puestas
en el agua.
Llevar objetos religiosos bendecidos encima de
vosotros y vosotras. Ellos os salvarán de muchos males en las calles, hijos
míos e hijas mías.
El tiempo está muy próximo aunque va viniendo despacio,
os estáis metiendo ya dentro del huracán, una gran purificación en ésta tierra.
Manteneros unidos, no dispersos, que los fuertes
tendréis que sostener a los débiles.
Regiros por la tradición de vuestros padres, la
confusión ya ha llegado, los mandamientos, las santas y Sagradas Escrituras,
los sacramentos, las visitas a Mi, vuestro Jesús sacramentado, y la santa misa,
el santo rosario será por lo que os tengáis que regir.
Orar mucho por los cardenales, obispos, por el Papa y
las almas consagradas que hay gran enfrentamiento entre las almas consagradas
desde los más altos cargos hasta los más pequeños y mi corazón se desgarra al
ver a mi Iglesia dividida, mis espaldas se abren y soy cruelmente azotado en
ellas. No criticar, hijos míos e hijas mías, a las almas consagradas, pedir por
ellas, pedir por las almas que han apostatado y han perdido la fe y buscar
pastores santos.
Y en esta tarde os doy el don del discernimiento para
que nada ni nadie os pueda confundir. Yo soy la luz del mundo y vosotros y
vosotras sois hijos e hijas de la luz, estar siempre en la verdad, no esconder
la verdad, porque todo aquel que actúa a hurtadillas no viene de Mí, sino del
rey de la iniquidad y de la mentira.
Hijos míos, ser transparentes que vuestro Jesús, que
vuestro Jesús, se refleje en vuestros rostros.
Abro mis brazos y en ellos os abrazo y os adentro dentro
de mi corazón. Mis hijos y mis hijas tan amados. Que no volvería Yo a dar por
cada uno y por cada una de vosotras.
Os amo más que a las niñas de mis ojos, en la cual os
llevo.
Serme fieles. Tiempo de grandes dudas vendrán y estar
viniendo pero vosotras y vosotros ser fieles a vuestro Jesús, a vuestra Madre
Inmaculada que es la mía, al Padre y al Paráclito.
Y a nada debéis temer que Yo, vuestro Jesús, me ocupo
de cada uno y de cada una de vosotros y vosotras.
¡Si supierais o si sintierais un poquito del amor tan
intenso que os tengo, pondríais más cuidado en corregiros para no ofender a
vuestro Jesús ¡
Amaros unos a otros como Yo os amo. Que se os conozca
por el amor y por la caridad que tenéis unos con otros. Quiero que seáis la
continuidad de los primeros cristianos que los conocían por el amor que se
tenían unos a otros y por la ayuda y preocupación que tenían unos por otros.
Y no es difícil, es más fácil de los que vosotros y
vosotras pensáis. Despojaos de todas las cosas del mundo y revestiros de vuestro
Jesús.
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