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viernes, 3 de febrero de 2017

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
 

5 NOVIEMBRE DE 2016



Nuestra Madre
Vuestra Madre se ha hecho presente en éste cenáculo formado por nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones, vengo rodeada de tantas almas que cargan en su alma las cadenas de sus faltas y pecados aquí en la tierra y que están purificando en el purgatorio.
Mira hija mía, como vienen.

Rosa
¡Ay, Dios mío!
Veo muchas, muchas almas con unas cadenas gruesas que no pueden con ellas, unas las llevan en el cuello, otras en la cintura, otras en las manos, otras alrededor de los ojos, otros en la boca, otras alrededor de su cabeza; casi no pueden andar porque esas cadenas son largas y largas y terminan en el suelo.
Veo a la Virgen sentada en un trono como suspendida en el aire y el trono sujeto por ángeles y al niño Jesús sentado en las rodillas de la Virgen.
El niño se inclina ante estas almas con dolor y las va acariciando y las cadenas van cayendo; la Virgen extiende un largo escapulario para que lo vayan tocando y las cadenas van cayendo; los ángeles, que tiene uno a su derecha y otro a su izquierda, agarran cada uno de ellos los filos del manto y van rodeando a esta multitud de almas.
Las cadenas caen, todas las almas se van viendo con más alegría en su rostro, todas han postrado sus rodillas en tierra con la cabeza en el suelo dando gracias a Jesús y a la Virgen y dando gloria a nuestro Señor, sus caras se van transformando cada vez más, de dolor que tenían en alegría, en gozo y las fealdades de todos sus miembros, todos los que han pecado todos se ven bien hermosos.

Alma del purgatorio
Paz a todos y a todas, hermanitos y hermanitas.
Gracias por las oraciones que hacéis continuamente, día tras día, mes a mes por estas almas que estamos purificando nuestras maldades y pecados en el purgatorio; gracias por vuestras oraciones por tantos hermanos y hermanas que como yo no tienen a nadie que recen aquí en la tierra por ellos y por mí; unos porque ya no les quedan familia y otros porque nuestras familias no creen y llevamos ya varios años en el purgatorio y muchos siglos.
Que todas estas almas, hermanos y hermanas vuestras somos los que vamos a ver en esta tarde al Padre, porque ya hemos visto los rostros de Jesús y de María gracias a vuestras oraciones.
Pedid mucho y seguid pidiendo por las almas del purgatorio, por las hermanas y hermanos que están ahí purificando y que millones de ellas caen al día en este estado de gracia, de purificación.
Pedid también al mismo tiempo, seguid pidiendo por las almas que no tienen quien rece una oración por ellas como nosotras, pero sobre todo pedid mucho por los agonizantes, que este es el estado crítico del sí o el no que se da a Dios, por las oraciones que se hacen a los agonizantes yo fui salvada porque como una gota de rocío cayó una oración hecha por los agonizantes en mi corazón agonizante y la ceguera de mi corazón cayó y vi las gracias que nuestro Jesús me estaba dando para salvarme, pero que mi soberbia no las quería ver.
Por ello he estado, y por mi vida de pecados en la tierra dos siglos en el purgatorio y hoy salen conmigo almas que llevan hasta cinco o seis.
Todavía quedan muchas que llevan más siglos en él, caer se cae pronto pero salir, hermanos, se tarda; pero con la esperanza de que un día veremos el rostro de nuestro Señor y sabiéndonos culpables de todo nuestro dolor que hemos hecho al Señor y al prójimo y a nosotros mismos.
Recibimos muchos alivios y consuelos de nuestra Madre, de los ángeles y de los Santos, de las misas que se hacen por los difuntos, de las oraciones que hacéis por nosotros en el purgatorio.
Pero os voy a avisar, las que más siglos llevan en el purgatorio son las almas que decían ser del Señor, almas que han tenido la gracia de oír la voz de nuestro Señor y nuestra Madre directamente o por portavoces y se creían muy santas, muy perfectas, no reconocían su imperfección y sus equivocaciones por la soberbia y ellas son las almas que más siglos llevan en el purgatorio.
Rezad mucho y seguid rezando, sin cansaros, por todas las almas que quedan que son millones y millones y millones.
Y orar mucho porque orar por nosotras en el purgatorio es de una gran caridad, pero orar por los agonizantes lo es aún más porque con ello se evitan muchas condenaciones de muchas almas.
Os doy las gracias en el nombre de los cinco millones de almas que salimos en esta tarde, gracias a vosotras hermanitas.
Y sed muy humildes porque hay algunas en el grupo, no todas, que sois muy soberbias y no reconocéis vuestras culpas y pensáis que siempre lleváis razón y que sois perfectas.
Hermanas, mira que os lo digo con dolor, no quiero que paséis años o siglos en el purgatorio.
Os suplico sed muy humildes para que la entrada en el purgatorio si tenéis que entrar sea leve y ligera, vosotras tenéis muchas gracias del Dios Trino, de los corazones de Jesús y de María y tenéis que dar mucha cuenta de los talentos y dones que habéis recibido de los Sagrados Corazones, si les habéis dado frutos o los habéis enterrado y pasado de ellos hijos míos porque todos podéis ser mis hijitos, hermanos y hermanas mías.
Ahora os dejo con la reina y señora y madre de cielos y tierras

Nuestra Madre
Hijas mías, os amo inmensamente, gracias os doy por vuestras oraciones, por vuestra caridad con las almas del purgatorio. 
Esos corazones agonizantes que están a un hilo de pasar al cielo o al infierno, en ese hilo rezando por ellos se pueden salvar muchas almas, con la gota del rocío de la oración como muchas de las almas que también salen en esta tarde, han salido y se han salvado por las oraciones hechas en el grupo por los agonizantes. La mayoría llevan varios siglos, unas porque no tenían nadie que rezará por ellas, otras por creer ser perfectas y no ver la soberbia y llamarse hijos de Dios y ver los defectos de los demás y los suyos no.
Entre ellas están saliendo en esta tarde almas de religiosos y de religiosas.

Rosa
¡Dios mío, las veo!

Nuestra Madre
De cardenales, Obispos

Rosa
¡Ay, madre!

Nuestra Madre
¡Si, hija mía y dos papas!
Estas viendo bien, hija mía, por eso, he permitido que esta alma, hermana vuestra, os hablara para que aprendierais y no cometierais los errores que muchas de estas almas religiosas y otras que no lo son han cometido, el llamarse de mi Divino Hijo y mías.
Y por la soberbia no han visto su imperfección y siempre se han fijado en la paja del ojo ajeno y ellas se han creído perfectas.
Y aquí hay algunas, os lo aviso.
Sed muy humildes, no codiciar los primeros puestos sino los últimos.
Lo que deis con una mano derecha que no lo sepa la izquierda porque lo dais por amor a Dios.
Llevar a cabo todas nuestras enseñanzas y no creeros mejores ni perfectos y no saltar como culebrillas cuando algún hermano dice algo.
Prepararos en cuerpo y alma a recibir a mi Divino Hijo que está viniendo entre las nubes rodeado de ángeles al son de trompetas.
Prepararos para este acontecimiento grande y os diga: Venid a Mí, benditas y benditos de mi Padre.
El poder de Dios Padre, de mi Divino Hijo y del Paráclito desciende sobre todos estos objetos religiosos con gracias, protecciones y bendiciones para los moribundos
Orar muchos por los agonizantes que pocos se salvan en estos tiempos en que la mayoría ha dejado de creer en Dios.
Quedad en mi paz y en mi amor y en la paz y en amor de Nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones. 

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