MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
5 NOVIEMBRE DE 2016
Nuestra Madre
Vuestra
Madre se ha hecho presente en éste cenáculo formado por nuestros Sagrados e Inmaculados
Corazones, vengo rodeada de tantas almas que cargan en su alma las cadenas de
sus faltas y pecados aquí en la tierra y que están purificando en el purgatorio.
Mira
hija mía, como vienen.
Rosa
¡Ay,
Dios mío!
Veo
muchas, muchas almas con unas cadenas gruesas que no pueden con ellas, unas las
llevan en el cuello, otras en la cintura, otras en las manos, otras alrededor
de los ojos, otros en la boca, otras alrededor de su cabeza; casi no pueden
andar porque esas cadenas son largas y largas y terminan en el suelo.
Veo
a la Virgen sentada en un trono como suspendida en el aire y el trono sujeto
por ángeles y al niño Jesús sentado en las rodillas de la Virgen.
El
niño se inclina ante estas almas con dolor y las va acariciando y las cadenas
van cayendo; la Virgen extiende un largo escapulario para que lo vayan tocando
y las cadenas van cayendo; los ángeles, que tiene uno a su derecha y otro a su
izquierda, agarran cada uno de ellos los filos del manto y van rodeando a esta
multitud de almas.
Las
cadenas caen, todas las almas se van viendo con más alegría en su rostro, todas
han postrado sus rodillas en tierra con la cabeza en el suelo dando gracias a
Jesús y a la Virgen y dando gloria a nuestro Señor, sus caras se van
transformando cada vez más, de dolor que tenían en alegría, en gozo y las
fealdades de todos sus miembros, todos los que han pecado todos se ven bien
hermosos.
Alma del
purgatorio
Paz
a todos y a todas, hermanitos y hermanitas.
Gracias
por las oraciones que hacéis continuamente, día tras día, mes a mes por estas
almas que estamos purificando nuestras maldades y pecados en el purgatorio;
gracias por vuestras oraciones por tantos hermanos y hermanas que como yo no
tienen a nadie que recen aquí en la tierra por ellos y por mí; unos porque ya
no les quedan
familia y otros porque nuestras familias no creen y llevamos ya varios años en
el purgatorio y muchos siglos.
Que
todas estas almas, hermanos y hermanas vuestras somos los que vamos a ver en
esta tarde al Padre, porque ya hemos visto los rostros de Jesús y de María
gracias a vuestras oraciones.
Pedid
mucho y seguid pidiendo por las almas del purgatorio, por las hermanas y
hermanos que están ahí purificando y que millones de ellas caen al día en este
estado de gracia, de purificación.
Pedid
también al mismo tiempo, seguid pidiendo por las almas que no tienen quien rece
una oración por ellas como nosotras, pero sobre todo pedid mucho por los
agonizantes, que este es el estado crítico del sí o el no que se da a Dios, por
las oraciones que se hacen a los agonizantes yo fui salvada porque como una
gota de rocío cayó una oración hecha por los agonizantes en mi corazón
agonizante y la ceguera de mi corazón cayó y vi las gracias que nuestro Jesús
me estaba dando para salvarme, pero que mi soberbia no las quería ver.
Por
ello he estado, y por mi vida de pecados en la tierra dos siglos en el purgatorio
y hoy salen conmigo almas que llevan hasta cinco o seis.
Todavía
quedan muchas que llevan más siglos en él, caer se cae pronto pero salir,
hermanos, se tarda; pero con la esperanza de que un día veremos el rostro de
nuestro Señor y sabiéndonos culpables de todo nuestro dolor que hemos hecho al
Señor y al prójimo y a nosotros mismos.
Recibimos
muchos alivios y consuelos de nuestra Madre, de los ángeles y de los Santos, de
las misas que se hacen por los difuntos, de las oraciones que hacéis por
nosotros en el purgatorio.
Pero
os voy a avisar, las que más siglos llevan en el purgatorio son las almas que
decían ser del Señor, almas que han tenido la gracia de oír la voz de nuestro
Señor y nuestra Madre directamente o por portavoces y se creían muy santas, muy
perfectas, no reconocían su imperfección y sus equivocaciones por la soberbia y
ellas son las almas que más siglos llevan en el purgatorio.
Rezad
mucho y seguid rezando, sin cansaros, por todas las almas que quedan que son
millones y millones y millones.
Y
orar mucho porque orar por nosotras en el purgatorio es de una gran caridad,
pero orar por los agonizantes lo es aún más porque con ello se evitan muchas
condenaciones de muchas almas.
Os
doy las gracias en el nombre de los cinco millones de almas que salimos en esta
tarde, gracias a vosotras hermanitas.
Y
sed muy humildes porque hay algunas en el grupo, no todas, que sois muy
soberbias y no reconocéis vuestras culpas y pensáis que siempre lleváis razón y
que sois perfectas.
Hermanas,
mira que os lo digo con dolor, no quiero que paséis años o siglos en el
purgatorio.
Os
suplico sed muy humildes para que la entrada en el purgatorio si tenéis que
entrar sea leve y ligera, vosotras tenéis muchas gracias del Dios Trino, de los
corazones de Jesús y de María y tenéis que dar mucha cuenta de los talentos y
dones que habéis recibido de los Sagrados Corazones, si les habéis dado frutos
o los habéis enterrado y pasado de ellos hijos míos porque todos podéis ser mis
hijitos, hermanos y hermanas mías.
Ahora
os dejo con la reina y señora y madre de cielos y tierras
Nuestra Madre
Hijas
mías, os amo inmensamente, gracias os doy por vuestras oraciones, por vuestra
caridad con las almas del purgatorio.
Esos
corazones agonizantes que están a un hilo de pasar al cielo o al infierno, en
ese hilo rezando por ellos se pueden salvar muchas almas, con la gota del rocío
de la oración como muchas de las almas que también salen en esta tarde, han
salido y se han salvado por las oraciones hechas en el grupo por los
agonizantes. La mayoría llevan varios siglos, unas porque no tenían nadie que
rezará por ellas, otras por creer ser perfectas y no ver la soberbia y llamarse
hijos de Dios y ver los defectos de los demás y los suyos no.
Entre
ellas están saliendo en esta tarde almas de religiosos y de religiosas.
Rosa
¡Dios
mío, las veo!
Nuestra Madre
De
cardenales, Obispos
Rosa
¡Ay,
madre!
Nuestra Madre
¡Si,
hija mía y dos papas!
Estas
viendo bien, hija mía, por eso, he permitido que esta alma, hermana vuestra, os
hablara para que aprendierais y no cometierais los errores que muchas de estas
almas religiosas y otras que no lo son han cometido, el llamarse de mi Divino Hijo y mías.
Y
por la soberbia no han visto su imperfección y siempre se han fijado en la paja
del ojo ajeno y ellas se han creído perfectas.
Y
aquí hay algunas, os lo aviso.
Sed
muy humildes, no codiciar los primeros puestos sino los últimos.
Lo
que deis con una mano derecha que no lo sepa la izquierda porque lo dais por
amor a Dios.
Llevar
a cabo todas nuestras enseñanzas y no creeros mejores ni perfectos y no saltar
como culebrillas cuando algún hermano dice algo.
Prepararos
en cuerpo y alma a recibir a mi Divino Hijo que está viniendo entre las nubes
rodeado de ángeles al son de trompetas.
Prepararos
para este acontecimiento grande y os diga: Venid a Mí, benditas y benditos de
mi Padre.
El poder
de Dios Padre, de mi Divino Hijo y del Paráclito desciende sobre todos estos
objetos religiosos con gracias, protecciones y bendiciones para los moribundos
Orar
muchos por los agonizantes que pocos se salvan en estos tiempos en que la
mayoría ha dejado de creer en Dios.
Quedad
en mi paz y en mi amor y en la paz y en amor de Nuestros Sagrados e Inmaculados
Corazones.
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