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jueves, 31 de enero de 2019

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES

10 NOVIEMBRE DE 2018



Nuestra Madre
Hijos míos, vuestra Madre Inmaculada se ha hecho presente en medio de vosotros. 
Hijitos míos e hijitas mías, no lastiméis más nuestros corazones de vuestro Jesús y de María que bastantes lastimados y doloridos los tenemos ya por la depravación del hombre.
Hoy os quiero hablar de las almas del purgatorio. 
La mayoría de las almas que mueren a esta vida pasan por el lugar de la purificación porque la vestidura de las almas no está completamente limpia. Otras almas se salvan o por las oraciones de familiares, por mi intercesión en los últimos momentos de sus vidas. Estas almas son las que han vivido a su libre albedrío. Y han hecho mucho daño a nuestros corazones a sus familias y a ellos mismos y estas almas merecerían el infierno. Porque han vivido según la ley del hombre y del enemigo de las almas y no en la ley de Dios. Ni siquiera se han acordado apenas de Dios ni le han amado ni han querido saber nada del Él. Estas almas, sus almas están todas como el hollín de negras.
Y aún, salvadas por la misericordia de Dios, llegan a estos lugares sin remordimientos y en este lugar del purgatorio tienen que aprender a darse cuenta de sus dolores. Los dolores que han causado a los demás y a Dios de sus pecados de todo lo caído contra Dios.
¡Ay, pero cuánto les cuesta! Aún hay almas que se pierden.
¿Como comprendéis vosotros, hijos míos, que estas almas suban enseguida al cielo?
¡Si hay almas con faltas leves que se tiran años y años en el purgatorio!
Como almas en estas condiciones, al poco tiempo de morir a esta vida, creéis que estén en el cielo, hijos míos.
Orar mucho por estas almas que están en el bajo del purgatorio. Para que en vez de ir por su terquedad al infierno se vayan dando cuenta de todos sus errores. Los errores que hayan cometido, de todos sus pecados y arrepentidos pidan perdón a mi divino Hijo y vayan, hijos míos, subiendo poco a poco hasta llegar a la eternidad de Dios Padre, de Dios Hijo y de Dios Espíritu Santo.
¡No dormiros! Orar mucho por vuestras almas. También para que tengáis una santa muerte en los brazos de vuestros Jesús y de vuestra Madre Inmaculada.
Y orar mucho, mucho todos los días por las benditas almas del purgatorio. Especialmente por los que no tienen quien les rece ni una sola oración por ellas y los que están más profundas.
¡Ay, estas almas que están como los animales salvajes en la última morada, entre el purgatorio y el infierno, cuando se van dando cuenta van sintiendo el dolor de todo lo que han hecho y van purificando sus almas con las ayudas de las almas fieles, poco a poco! 
Orar mucho por ellas pues son muy agradecidas y ellas también orar por todas vosotras y vosotros, hijos míos.
Gracias, hijas mías e hijos míos, por acordaros de vuestras hermanas y hermanos que están purificando sus faltas.
Y en verdad os digo, todos los días desde que estáis haciendo el rosario de los difuntos de las benditas almas del purgatorio salen mil por cada alma del grupo que las estáis haciendo.
Y alegráis también mi inmaculado corazón y el sagrado corazón de mi divino Hijo.
Os amamos y os llevamos a todos en lo más profundo de nuestros corazones.
Os bendecimos en la paz y en el amor de Dios Padre, de Dios Hijo y del Paráclito.
Quedad en nuestra paz y en nuestro amor, hijos míos. 




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