MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
16 DE FEBRERO DE 2016
Jesús
Reparar los dolores de mi Madre y mi Santa
Faz.
Gracias hijitos míos. Os pide vuestro Jesús que
viváis esta Cuaresma en profundidad, mirando cada uno en vuestro interior;
mirar y hacer el firme propósito de corregiros de vuestros defectos. Hacer un
buen examen de conciencia, ahora al principio de la Cuaresma.
Y poner todo
lo que esté y todo lo que podáis de vuestra parte para corregiros de todo
aquello que hiere a vuestro Jesús y a mi Madre y vuestra.
Os tendréis que hacer violencia y gran esfuerzo para
corregiros, pero tenéis que seguir subiendo y no quedaos estancados. Y ¿como se
sube? siendo cada vez más perfectos.
Hijos míos, sois almas reparadoras con mi Madre al
pie de al cruz y contra más perfección, más reparación y más gloria dais a
vuestro Jesús.
Sacrificaos más en esta Cuaresma y ayunar pero ayunar
de todo lo que os aparta de Mi, para de esta forma estar más unidos a Mí.
Mirar, hijos míos, que los tiempos os viene muy
difíciles, muy dolorosos y contra mas unidos estéis a Mí, más llevadero os será
llevar el dolor de este tiempo.
Nada debéis temer puesto que Yo estoy junto a
vosotros pero ellos también requiere vuestros sacrificios vuestra humildad,
vuestra fe, vuestra caridad y vuestro amor para vivir más santamente y todo lo
que venga rebotará en todos vosotros.
No os digo que no vayáis a sufrir pero el sufrimiento en Mí y conmigo
es delicia, es dulce y llevadero, más que ser fuertes es ser santos.
La fortaleza la da la obediencia a vuestro Jesús, la
fortaleza la da vuestros sacrificios y vuestros esfuerzos.
Hijos míos, se aproxima el tiempo tan esperado para
unos y tan temido para otros. El tiempo de mi misericordia para los que se
arrepienten y arrepientan y se unan a Mí, y el tiempo de mi justicia para los
que sigan empedernidos en el pecado.
Alegraos y regocijaos porque vuestro Jesús está a las
puertas pero antes todo hombre sabrá quien es Dios, quien soy Yo, quien es el
Padre, el Paráclito y quien es mi Madre y la Madre de todos los hombres y
nadie, nadie podrá decir que no me conocían. Lo sabrán en el Aviso y lo sabrán
en el Milagro.
Tiempos grandes, hermosos, para todo el que se
arrepienta.
Después el rechinar de dientes para todo el que siga
obstinado por su soberbia en el pecado y se niegue a conocerme.
Y reparar y desagraviar en esta Cuaresma nuestros
Sagrados e Inmaculados Corazones doloridos y desgarrados por la ingratitud de
los hombres y prepararos conmigo y con mi Madre para la semana de pasión en que
vuestro Jesús será entregado como un malhechor por manos de los hombres
llevándome a la muerte en cruz por vuestra salvación y la salvación de toda la
humanidad porque por todos di mi vida y a todos quisiera tener conmigo pero el
hombre pisa la sangre que derramé por él, los trozos de carne que se
desprendieron en los latigazos que me dieron en la flagelación desprecian mis
caídas que padeci para que pudierais levantaros de vuestras caídas y en estas
caídas lleve las vuestras, desprecian mi crucifixión.
Cada mano y cada pie clavado en la cruz por la
salvación y por el amor de los hombres y vuestro Jesús es vendido, traicionado,
burlado y abofeteado y crucificado en la mayoría de los hombres al despreciarme,
al no seguir el camino que he trazado en los Evangelios, al no reconocerme como
Dios y vivir al su libre albedrío.
Uniros a mi Madre, a las santas mujeres y a San Juan
para reparar el dolor de todo un Dios, llagado y desgarrado tantas, tantas,
tantas y tantas veces por la ingratitud de todos los hombres.
Empezar a leer un poco todos los días de la pasión,
uniros conmigo en ese dolor y uniros en ese dolor de mi Madre. Coger María
Valtorta, Ana Catalina de Emerich, o la Ciudad Mística de Dios, ahí me
encontraréis y encontraréis a mi Madre.
Ahí, sostendréis a mi Madre de tanto dolor y con mi
Madre me sostendréis a Mí, hijos.
En mi mirada suave, dulce y amorosa os llevo y en mi
amor que me deleito en vosotros cuando hacéis el bien y arrancáis una sonrisa
de vuestro Jesús, un gozo y Jesús descansa en vosotros.
Orar con mi pasión y con el rezo de mi santo rosario,
aunque en este tiempo hagáis menos oraciones. Que algunas las tenéis ya por
rutina y suplirlas leyendo un poco de la pasión de vuestro Jesús, de esta
pasión pasada por cada uno de vosotros y de toda la humanidad.
Ello también es orar, ello también es sentir el dolor
de mi Madre y el mío, ello es uniros más a mi Madre y a Mí, hijos míos.
Orar con el corazón y no con la boca. Amaros,
llevaros bien, ayudaros, estar todos muy, muy unidos, soportaros porque ninguno
sois perfectos y cada uno tenéis vuestras faltas, vuestras manías, vuestras
formas de ser, aunque no las veáis porque la soberbia no os deja.
Creer que no hay nadie limpio ante Mí pero Yo suplo
todas vuestras miserias cuando vosotros lleváis los defectos de los demás. No
juzgar sino amaros y con amor y caridad corregiros porque es de buen hijo que
si veis que alguno o alguna no está haciendo bien, el corregir con amor y
misericordia y al que le corrigen saber aceptarlo, la corrección y no ponerse
soberbio no reconociendo lo que se le está diciendo.
Olvidaros de vosotros mismos para entregaros
eternamente a Mí y entregaros al hermano.
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