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jueves, 30 de junio de 2016

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
 
 16 ABRIL DE 2016



Jesús
Reine entre vosotros. Esta paz que sólo vuestro Dios os puede dar porque fuera de Mí la paz no es verdadera. Es una paz falsa mezclada de sentimientos buenos y mezquinos, una paz que se tambalea. La paz no puede existir donde no hay amor.
Solamente la paz que os traigo si la cogéis en vuestro corazón, sólo si la cogéis, os dará calma, bienestar, gozo y felicidad.
Y a nada temeréis, hijas mías e hijos míos.
Esta es la paz que os traigo, mi paz para que estéis tranquilos en todos los momentos de vuestras vidas pero hay que cogerla con amor y fe y cerrarla en vuestro corazón.
Yo soy el Buen Pastor. Yo soy el que he dado y sigo dando mi vida por las ovejas, por cada una de ellas.
¡Con cuánto mimo las cuido y os cuido, os abrazo, os hablo, os lleno de amor!
Me preocupo y cuido y a ninguna pierdo de vista y en todo momento estoy pendiente de ellas y de vosotras y vosotros, hijos míos e hijas mías.
Pero, ¡ay, cuántas ovejas descarriadas hay todavía! Salgo en busca de ellas y me dan la espalda y corren a su libre albedrío, sin saber el peligro que están corriendo y que les lleva al borde del abismo.
Orar mucho por la conversión de tantas y tantas ovejas perdidas que no quieren entrar en el rebaño y tantas son las que caen en estos tiempos al abismo.
Dentro de mi redil, las ovejas sufren, se caen, se hieren, yo las cojo, las cuido, las mimo, las levanto y doy bálsamo a sus heridas.
¡Qué felicidad más grande para vuestro Jesús dentro del rebaño viendo a mis ovejitas, acudiendo a las necesidades de cada una, llenándolas de amor para seguir hasta la meta final, de recompensa es la gloria eterna!
Perseverar hasta el fin, no desanimaros por muchas turbulencias que vais a pasar, por pruebas muy difíciles, pero hijos míos e hijas mías, no desfallezcáis. En todo momento estoy Yo junto a vosotras y a vosotros, seguir firmes hasta el fin que si me sois fieles Yo os daré las fuerzas para llegar al fin de la peregrinación en la tierra.
¡Qué alegría inmensa para vuestro Jesús es el encuentro en las puertas del cielo con el alma, en el abrazo eterno en el que ya vuestro Jesús descansa por ese alma porque al final está con Él eternamente en la gloria que le ha sido reservada por seguir hasta el fin de su peregrinación fiel!
A pesar de caídas, de desiertos, de dudas pero lo que ha triunfado en el alma ha sido el amor a su Jesús, al Padre, al Paráclito y a mi Madre y ello le ha llevado a mis brazos a las puertas del cielo, por el abrazo eterno pasando a la gloria que le ha sido reservada.
Ahora os dejo con un hermano que os quiere muchísimo, que se preocupa de cada uno y cada una de vosotras, que intercede diariamente junto a vosotras y vosotros por vosotros y por vuestras intenciones.

Padre Damián
La paz de vuestro Jesús y del mío esté en vosotros y en vosotras, hermanitos y hermanitos.
¿No sabéis quien soy? Soy vuestro Padre espiritual, en espíritu velo por cada una y por cada uno de vosotros y vosotras.
El Padre me ha dicho que os diga que leáis mi vida, que muchas no la tenéis leída y que sigáis mi ejemplo.
Mi vida fue sencilla en la tierra, pobre pero sencilla.
Dedicada a los pobres enfermos de lepra, a los repudiados de aquellos tiempos en que también se les llevaba lejos de las ciudades para no contagiar a los pueblos y ciudades.
¡Qué pena sentía mi corazón al ver tanta humillación en persona enfermas que necesitaban el cuidado y el amor de sus semejantes y hermanos y en cambio eran repudiados y llevado lejos para no contagiar a las poblaciones!
¡Qué miedo ha tenido y tiene el hombre a las enfermedades contagiosas como la lepra u otras parecidas!
Pero el hombre no tiene miedo a otras enfermedades cancerígenas que son peor que la lepra y todas las enfermedades del mundo que corroen el alma y las llevan al infierno, el libre albedrío y el mundo como está ahora, hijos míos.
Esa es la lepra que hay que temer, no la lepra de la enfermedad sea cual sea la enfermedad. No tener miedo al acercaros al enfermo, a hacerle una caricia, a darle vuestro amor, vuestra compañía, que tantos enfermos están necesitados de una palabra de aliento, de una sonrisa y de una caricia.
Consolar y visitar a los enfermos llevándoles en vuestro corazón, en vuestro amor a Dios y a vuestra Madre Inmaculada.
No a todos se les puede hablar de Dios y de nuestra Madre pero les habla el amor que os lleva a ellos, la caricia, la compañía, la ayuda y el consuelo que se les da y vosotras, hijas mías por ser e hijos míos por ser vuestro padre espiritual en el cielo y hermanas y hermanos míos porque soy vuestro hermano. Hacerme caso, hijos y hermanos míos.
Dejad al jardinero de vuestra corazón y de vuestra alma, dejad arrancarle, dejad que os arranque las escamas de la lepra que cubre vuestros corazones, para que podáis entender y comprender y saber bien lo que el Padre quiere de cada uno y de cada una de vosotros y de vosotras, y entender cada palabra que se os dice, cada consejo que se os da, lo que debéis de hacer y el camino que debéis de seguir.
Despojaros de todas las cosas de este mundo, y vestiros de todo lo de Dios, ayudaros entre vosotros y vosotras de la forma que necesitéis o necesiten los hermanos y las hermanas; 
La caridad empieza dentro, dentro del corazón del grupo, y se va abriendo, abriendo, abriendo, y sale como rayos inmensos de luz fuera de él, y lo que hacéis entonces no os empequeñecerá, sino que se multiplicará; las obras como las estrellas del cielo.
Amaros, aceptaros tal y como sois cada una y cada uno, ayudaros; y ser todos y todas uno en nuestro Cristo nuestro Señor, nuestro amado y buen Jesús.
Esta es la familia de Cristo, en ella sois verdaderos hermanos, más que de sangre; porque sois hijos de un mismo Padre, de un mismo Dios, y El os ha reunido en el grupo grande en el cielo de los Sagrados e Inmaculados Corazones.
No hay cosa más grande que el corazón de todo un Dios, el corazón de Nuestra Madre, corazones hechos de amor, en los cuales os tenéis que sentir orgullosos, porque sois de los Corazones de Jesús y de María; el corazón es lo que da la vida, si el corazón se para os morís, el corazón de todo un Dios nunca ha parado ni parará jamás; y cada latido del corazón son latidos de amor a su grupo y a todos los hombres.
Sois almas privilegiadas, almas escogidas para una gran misión que está por venir, y que Jesús y María, la divina Pastora y el divino Pastor de las almas os va formando poco a poco para esta gran misión, ser dóciles y obedientes a sus enseñanzas y caminar todos juntos unidos, porque no camináis en cualquier camino, no.
Camináis en algo muy grande en que no todos los hombres caminan en éste camino, camináis en las huellas ensangrentadas de Jesús, pero dentro de los corazones de Jesús y de María, recordarlo; vuestro camino lo estáis haciendo dentro de los corazones de Jesús y de María; almas privilegiadas.
¡Que no tenéis consciencia de dónde de estáis, no sois conscientes de quién viene, de con quién estáis y dentro de dónde estáis, que estáis dentro del mismo corazón de Cristo, y del mismo corazón de su madre y nuestra, la Inmaculada y Purísima Concepción!
Aprended de éste pobre hermano vuestro y vivid en las cosas de Dios y despojaros de todo lo mundano y todo lo que es de éste mundo, y vivid dentro de Dios que es donde estáis, llevando a Dios a los pobres enfermos con vuestras obras en la mayoría, en vuestras palabras de aliento de amor y misericordia, con vuestras caricias, vuestra dulzura y vuestra humildad y vuestro consuelo.
Y practicad el amor fraterno entre vosotros, ayudaros, todos en uno para que vuestras obras se multipliquen como las estrellas del cielo.

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