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jueves, 30 de junio de 2016



MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
 
 9 ABRIL DE 2016



Nuestra Madre
Hijos míos, orar mucho por la Iglesia, por las almas consagradas y por el Papa para que haga la voluntad de mi Divino Hijo en vez de la de los hombres.
El humo penetró hace muchos años en el Vaticano, se fue filtrando poco a poco por las grietas de las almas infieles que se habían vuelto contra mi Jesús y el Padre y el vuestro y contra el Paráclito.
Ese humo ha ido filtrándose cada vez más en el Vaticano y en la mayoría de mi iglesia, vuestra Iglesia.
La Iglesia fundada por mi Divino Hijo.
¿Queréis la verdad? La verdad la tenéis, hijos míos e hijas mías, la verdad está en el Evangelio, en la Carta y en los Hechos de los Apóstoles.
Mi Hijo siempre es el mismo, antes, ahora, después y siempre.
Él es siempre actual.
A la Iglesia se entra por el amor a Dios, por el amor a mi Divino Hijo, al Padre, al Paráclito y la Trinidad quiere que se entre por Mí, madre de Dios Hijo. Hija de Dios Padre y esposa del Paráclito.
El templo vivo del Dios Trino. Madre y reina de cielos y tierra.
No se entra a la Iglesia de Cristo, de mi Divino Hijo y a la vuestra y a la mía por la sensibilidad y permitiendo las cosas que no son de mi Divino Hijo.
Hijos míos, a la Iglesia se entra con el amor, la humildad y la verdad, reconociendo al Dios Trino, reconociéndome a Mí como reina de cielo y tierra, Madre de Dios, Hija del Padre, Esposa del Paráclito y reconociéndome como la Inmaculada Concepción.
No trayendo los pecados a ella y no corrigiéndolos.
Leed los Evangelios y la Carta y los Hechos de los apóstoles. Ahí está la verdad no la que el hombre quiere imponer.
El cielo respeta una separación donde hay mucho dolor y sufrimiento porque el Dios Trino no quiere eso pero en esa reparación la Trinidad exige castidad tanto por el hombre como por la mujer para entrar en mi Iglesia, a vuestra Iglesia,  a la Iglesia de mi Divino Hijo se entra con el amor a Él, al Padre y al Paráclito y a vuestra Madre.
Se entra creyendo y confesando la fe no atrayendo más pecados a ella.
¡Ay, almas consagradas que habéis callados vuestras bocas, no habéis denunciado la mentira, habéis callado la verdad y mirar donde ha ido el mundo a parar!
España como los demás pueblos y ciudades está sufriendo el castigo producido por los pecados.
No por Dios sino por los pecados.
Pero dentro de poco saldrá a la luz el cisma de la Iglesia pues ya está hecho pero lo llevan a escondidas y callado, pronto saldrá a la luz.
Orar mucho por la Iglesia, por el Papa para que sea fiel a Dios y no a los hombres y desde Dios traiga a los hombres a Él.
Orar mucho por las almas consagradas.
Una vez más os digo que si os mantenéis firmes, unidos todos como una piña en nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones nada debéis temer. Nada.
Hijos míos e hijas mías, en la unión está mi Divino Hijo en medio de vosotros, en la unión está vuestra Madre en medio de vosotros permanente, día y noche.
Os digo que a nada debéis temer y por nada debéis preocuparos.
Si os mantenéis unidos en la fe, en el amor entre vosotras y haciendo lo que nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones os mandan, no tenéis que temer nada.
El tiempo predicho por los profetas, por místicos y por nuestros portavoces, aquí ya se está cumpliendo porque ese tiempo ya ha llegado.
Orar mucho por España para que entre todos arranquemos al Padre la gracia de ser librada por los infieles pero para ello hay que rezar mucho, mucho, mucho porque el Padre ahora mismo la tiene en manos de los infieles, de los herejes.
Todo ello, consecuencia de los pecados, hijos míos e hijas mías.

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