MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
1 JULIO DE 2016
Jesús
Vuestro Jesús, todo llagado, ensangrentado se ha
hecho presente en medio de vosotros.
Mira mis llagas, hijas mía.
Todas abiertas, manando sangre, Por cada una de
ellas, para la purificación y la salvación del género humano.
Mira como vengo, hijos míos.
Vengo a encontrar reposo en vuestros corazones.
¡Cuánta de mi sangre es pisoteada por un gran número
de hombres¡
Vierto mi sangre dejando que se abran todas mis
venas, todas mis llagas, todos los poros de mi piel para salvar a esta
humanidad y en vez de acogerla, la rechazan y la pisotean.
Mira mi Madre, hija mía.
Rosa
Veo a la Virgen con un paño y a unas santas mujeres
recogiendo la sangre de su hijo por los suelos.
Perdónanos, perdónanos por tanta ingratitud, Señor
mío y Dios mío.
Jesús
Quiero que vosotras y vosotros, los hijos del grupo
ayudéis a mi Madre y a las santas mujeres a recoger esa sangre, esa Preciosa
Sangre de vuestros Jesús, derramada con tanto amor sobre mis hijos y vilmente
despreciada.
Quiero que la recojáis con vuestro amor, hijos e
hijas de mi Preciosa Sangre, con vuestra humildad, con vuestra caridad, con
vuestra fe, con vuestra esperanza y poniendo en práctica lo que tantas y
tantas, tantas, tantas, tantas veces y años os llevamos diciendo en el grupo.
Este grupo tan amado de nuestros Sagrados e
Inmaculados Corazones. Este grupo tan querido por el Dios Trino, por mi Sagrado
Corazón y el Inmaculado Corazón de mi Madre, este grupo llevado de nuestras
manos y dirigido por nuestros Corazones.
Repasar los mensajes, nuestras palabras nunca pasan
siempre son actuales.
Ser muy humildes, hijos míos e hijas mías.
Gracias os doy a todos y a todas los que habéis
podido esta mañana, tempranito y de mañanita con la cara lavada, a oír la santa
misa horrando, venerando, glorificando y adorando mi Preciosa Sangre.
Pero os pido más. Se que no es fácil aunque lo
parezca pero sino confiáis en vosotros que lo podéis todo y confiáis en Mí que
lo puedo porque vosotros no podéis nada lo conseguiréis. De mi mano y de la de
mi Madre todo lo alcanzáis con amor y con humildad y todo lo que os vamos
pidiendo, nada imposible se os pide porque todo es posible en nuestros
corazones, hijos míos e hijas mías.
Y de rodillas en el suelo haciendo lo que Yo os digo,
no hijos míos, no poneros ahora, y lo que os hemos ido diciendo todos estos
años recojáis la sangre que la almas rechazan pisoteándola y profanándola y
riéndose de todo un Dios porque todos los hombres, mujeres, niños todos reciben
luces para cambiar y transformarse pero quieren seguir viviendo a su libre
albedrío y rechazan que les purifico, la sangre que salva, la sangre que lava,
la sangre que perdona, la sangre que cura, la sangre que santifica y libera, la
sangre del Cordero de Dios que quita los pecados del mundo.
¡Cuántas veces pedís las curaciones de los cuerpos o
el final de un sufrimiento y muchas veces no sabéis lo que pedís porque en esos
sufrimientos están purificando sus almas, ablandando sus corazones, una pequeña
parte de almas y obteniendo la conversión y la salvación de sus almas!
Por ello os digo, que la curación de los cuerpos lo
obtendréis si es bien para el alma.
Al final, vuestra hermana irá pasando las manos por
todo lo que habéis traído y aunque no lo veáis todo ello quedará empapado en mi
sangre y los raudales de sangre que están manando en ellas, en esta sangre han
sido bañados y terminarán de bañarse cuando mi portavoz, vuestra hermana,
plasme su mano que es la mía al final de lo que habéis traído pero sólo lo que
os dije.
Bendeciré a vuestras familias, las bañaré y las
cubriré en mi Preciosa Sangre al igual a las demás almas que habéis traído.
Vuestro Jesús,
está en medio de vosotros, poner
esta música santa que deleita y repara los corazones de Jesús que es el que
ésta en medio de vosotros y el de mi Madre y vuestra.
Dejarme entrar en vuestro interior, presentarme todas
vuestras preocupaciones, dolores y sufrimientos. También presentarme y darme
vuestras alegrías.
Venid a Mí que vuestro Jesús está en medio de
vosotros.
Venid cerrad mis llagas y consolar el corazón de
vuestro Jesús traspasado por la lanza para la salvación de vuestras almas.
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