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miércoles, 21 de septiembre de 2016

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
 
1 JULIO DE 2016



Jesús
Vuestro Jesús, todo llagado, ensangrentado se ha hecho presente en medio de vosotros.
Mira mis llagas, hijas mía.
Todas abiertas, manando sangre, Por cada una de ellas, para la purificación y la salvación del género humano.
Mira como vengo, hijos míos.
Vengo a encontrar reposo en vuestros corazones.
¡Cuánta de mi sangre es pisoteada por un gran número de hombres¡
Vierto mi sangre dejando que se abran todas mis venas, todas mis llagas, todos los poros de mi piel para salvar a esta humanidad y en vez de acogerla, la rechazan y la pisotean.
Mira mi Madre, hija mía.

Rosa
Veo a la Virgen con un paño y a unas santas mujeres recogiendo la sangre de su hijo por los suelos.
Perdónanos, perdónanos por tanta ingratitud, Señor mío y Dios mío.

Jesús
Quiero que vosotras y vosotros, los hijos del grupo ayudéis a mi Madre y a las santas mujeres a recoger esa sangre, esa Preciosa Sangre de vuestros Jesús, derramada con tanto amor sobre mis hijos y vilmente despreciada.
Quiero que la recojáis con vuestro amor, hijos e hijas de mi Preciosa Sangre, con vuestra humildad, con vuestra caridad, con vuestra fe, con vuestra esperanza y poniendo en práctica lo que tantas y tantas, tantas, tantas, tantas veces y años os llevamos diciendo en el grupo.
Este grupo tan amado de nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones. Este grupo tan querido por el Dios Trino, por mi Sagrado Corazón y el Inmaculado Corazón de mi Madre, este grupo llevado de nuestras manos y dirigido por nuestros Corazones.
Repasar los mensajes, nuestras palabras nunca pasan siempre son actuales.
Ser muy humildes, hijos míos e hijas mías.
Gracias os doy a todos y a todas los que habéis podido esta mañana, tempranito y de mañanita con la cara lavada, a oír la santa misa horrando, venerando, glorificando y adorando mi Preciosa Sangre.
Pero os pido más. Se que no es fácil aunque lo parezca pero sino confiáis en vosotros que lo podéis todo y confiáis en Mí que lo puedo porque vosotros no podéis nada lo conseguiréis. De mi mano y de la de mi Madre todo lo alcanzáis con amor y con humildad y todo lo que os vamos pidiendo, nada imposible se os pide porque todo es posible en nuestros corazones, hijos míos e hijas mías.
Y de rodillas en el suelo haciendo lo que Yo os digo, no hijos míos, no poneros ahora, y lo que os hemos ido diciendo todos estos años recojáis la sangre que la almas rechazan pisoteándola y profanándola y riéndose de todo un Dios porque todos los hombres, mujeres, niños todos reciben luces para cambiar y transformarse pero quieren seguir viviendo a su libre albedrío y rechazan que les purifico, la sangre que salva, la sangre que lava, la sangre que perdona, la sangre que cura, la sangre que santifica y libera, la sangre del Cordero de Dios que quita los pecados del mundo.
¡Cuántas veces pedís las curaciones de los cuerpos o el final de un sufrimiento y muchas veces no sabéis lo que pedís porque en esos sufrimientos están purificando sus almas, ablandando sus corazones, una pequeña parte de almas y obteniendo la conversión y la salvación de sus almas!
Por ello os digo, que la curación de los cuerpos lo obtendréis si es bien para el alma.
Al final, vuestra hermana irá pasando las manos por todo lo que habéis traído y aunque no lo veáis todo ello quedará empapado en mi sangre y los raudales de sangre que están manando en ellas, en esta sangre han sido bañados y terminarán de bañarse cuando mi portavoz, vuestra hermana, plasme su mano que es la mía al final de lo que habéis traído pero sólo lo que os dije.
Bendeciré a vuestras familias, las bañaré y las cubriré en mi Preciosa Sangre al igual a las demás almas que habéis traído.
Vuestro Jesús,  está en  medio de vosotros, poner esta música santa que deleita y repara los corazones de Jesús que es el que ésta en medio de vosotros y el de mi Madre y vuestra.
Dejarme entrar en vuestro interior, presentarme todas vuestras preocupaciones, dolores y sufrimientos. También presentarme y darme vuestras alegrías.
Venid a Mí que vuestro Jesús está en medio de vosotros.
Venid cerrad mis llagas y consolar el corazón de vuestro Jesús traspasado por la lanza para la salvación de vuestras almas.


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