MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
2 JULIO DE 2016
Nuestra Madre
Hijas mías, vuestra Madre bajo la advocación de
Nuestra Señora de la Preciosa Sangre se ha hecho presente en medio de vosotros.
En esta tarde tan llena de amor y de misericordia y de gracia para las que
habéis acudido a mi llamada.
Bendigo a cada una con la sangre de mi Hijo.
Arrodillaos.
Pedir perdón por vuestros pecados de soberbia.
Pedir perdón por el desamor que hay entre algunas de
vosotras y que no podéis medios ni remedios para ello. Él que se humilla será
ensalzado.
Mi Hijo recibió toda clase de desprecios, de
calumnias pero los miraba con amor y los perdonaba.
¿Quién sois vosotras, quien sois vosotras para no
perdonar, para estar fijándoos en la falta del hermano creyéndoos vosotras
llenas de santidad, cuando no es así porque en todas hay miserias?
Nadie es santo aquí en la tierra, camináis en este
camino de la santidad,
Hijos míos, ¿Cuándo vais a aprender de verdad, a no
levantaros la voz, a ser humildes y mansos?
Y no digáis que yo estoy libre de culpa porque no es
así, no creeros mejor que los demás porque no es así. Estáis llenos de
podredumbre, solamente por la gracia y misericordia de mi Divino Hijo os
levantáis, os reconciliáis con el Padre. Quien perdona vuestros pecados y os
reconcilia con Él.
Y vosotros ¿cómo andáis así? A todo sacáis punta y le
echáis la culpa de todo al enemigo de las almas, vosotras también sois
culpables.
Prepararos con las lámparas encendidas llenas de
aceite de amor para recibir al esposo que viene. Que no os encuentre dormidas,
creyéndoos mejores y os pase como las vírgenes necias, que el esposo pasó de
largo.
Mi Divino Hijo viene en las nubes al son de
trompetas, está viniendo cada día, a cada instante está más cerca de este mundo
en que todo hombre mujer y niño tendrá que rendirle homenaje y toda rodilla se
inclinará ante Él y juzgará a los cabritos, los pondrá a su izquierda y a los
corderos a su derecha.
Creerme, no seáis necias y preparar vuestras almas y
vuestro corazón a este gran encuentro, a este gran abrazo con Jesús, en los
aires llevadas por los ángeles.
No preocuparos tanto por los acontecimientos, todo lo
profetizado se ha de cumplir.
Algunos eventos se suavizarán algo pero otros no.
Pero vosotros y vosotras a nada tenéis que temer. Tenéis un gran refugio de
protección que son nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones, vivir contentos y
alegres a este encuentro y confiar en nuestros Sagrados e Inmaculados
Corazones.
Toda la protección que necesitáis cada uno la tenéis,
todos estáis sellados en el Padre, en el Paráclito, en el Hijo y en vuestra
Madre Inmaculada y todos estáis sellados, no hoy, sino ya a lo largo de estos
años, con la marca, la cruz de San Miguel en vuestras frentes.
Pensar y querer nuestras almas en vuestros corazones
limpios de paja, llenas de luz para recibir al esposo que viene a vuestro
encuentro.
Este es un grupo de oración, de amor. Un grupo donde
el Maestro y la Maestra, su Madre, os corregimos.
Pero ¡que tercos, cuántas almas no desearían tener lo
que tenéis vosotras y no lo apreciáis en toda su totalidad!
A parte ya de todo esto, vuestra Madre se ha sentido
muy feliz en este día, en el que he sido feliz al ser honrada en esta
advocación, en esta fiesta de vuestra Madre de la Preciosa Sangre que también
se ha celebrado en el cielo.
Cuando hay un acontecimiento grande en la tierra como
el que habéis celebrado hoy, el cielo se viste de gala y también se celebra
estas fiestas en el cielo.
Pero no quedaros en esto, quedaros en hacer aún más
feliz a vuestra Madre, llevando a cabo nuestras palabras, nuestras enseñanzas y
no os turbéis con lo que os viene.
Confiar en el Rey de Reyes, confiar en vuestra Madre
y reina y que se cumpla en cada una de vosotros y vosotras la voluntad del
Padre, sea la que sea.
El poder del Padre, del Hijo y del Paráclito
desciende sobre vosotras.
La Preciosa Sangre de Divino Hijo y de vuestra Madre
os cubre en ella con todos los objetos religiosos que habéis traído.
Quedad en nuestra paz y en nuestro amor.
Y bendigo a vuestros familiares que habéis traído en
fotografía, a los que tenéis en vuestras mentes: hijos, maridos, mujeres,
yernos, nueras, nietos, nietas, hermanos, hermanas, primos, primas, toda clase
de familiares, amigos y conocidos que me estáis presentando.
Todos ellos han quedado cubiertos de nuestra Preciosa
Sangre y han obtenido gracias para la salvación de sus almas.
Quedad en nuestra paz y nuestro amor.
Amen
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