MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES
23 SEPTIEMBRE DE 2017
Nuestra Madre
Hijos míos, tenéis que agradecer a mi Divino Hijo
para obteneros la salvación y para justificaros ante el Padre y ¡que ingratos,
pequeños, sois algunas veces!
Poneos todos los días unos minutos ante el crucifijo
y ser agradecidos y darle las gracias por haber cargado con todas vuestras
miserias. Por haberos justificado ante el Padre y por haberos obtenidos la
salvación.
Pero decírselo, que salga de lo más profundo de
vuestro corazón. No con palabras que solamente salen de vuestros labios sino
con palabras que broten de lo más profundo de vuestros corazones. ¡No sabéis
con ello la alegría que le daréis, el gozo que recibirá de todos vosotros si lo
hacéis!
Se olvidará por esos instantes o minutos del dolor
tan tremendo que le causa la mayor parte de la humanidad, hijos míos.
Seguir con mi plegaria favorita.
Jesús
Madre mía queridísima, he aquí que te entrego a mis
hijos.
Cuídamelos, protégemelos y adéntralos a cada uno de
ellos y de ellas en tu Inmaculado Corazón. Madre de mi alma, Madre de mi
corazón.
Hijitos míos, hijitas mías he aquí a vuestra Madre.
Cuidármela mucho, amármela mucho. Darla alegrías y no penas, que se sienta
feliz en vosotros y ayudarla a salvar almas porque de esa cuarta parte de la
humanidad que será salvadas, todavía falta algunos, no está completa.
Fijaros una parte se salvará solamente. Rodearla con
vuestro amor, con vuestros sacrificios, vuestras oraciones, vuestras alegrías,
vuestra humildad, vuestro buen comportamiento y reparar de esta forma su Inmaculado
corazón.
Mirar que hoy os he vuelto a dar a mi Madre y a mi
Madre la he vuelto a dar a todos vosotros por hijos.
No lastimármela con malos comportamientos, con malas
palabras, desobediencias y con la soberbia que cada uno lleváis dentro.
Llenarla de vuestra alegría, de vuestro amor y de
vuestro cariño.
Seguir con esta plegaria poderosa que detiene al
enemigo cuando estáis rezando, hijos míos.
Nuestra Madre
La paz inunde vuestros corazones, esta paz que no es
otra que la que da mi Divino Hijo.
Vuestra Madre bajo la advocación de la Merced se ha
hecho presente en esta tarde en medio de vosotros.
Hijos míos, ayudarme a liberar a tantos cautivos y
esclavos que en este tiempo tiene Satanás y que como marionetas bailan
alrededor de él. ¡Como bailarán en el infierno si no se convierten!
Soy la Madre de los afligidos, venir a Mí, todos los
que os encontréis en situaciones difíciles que yo os auxiliaré y os socorreré,
hijos míos.
Las cadenas que os traigo en esta tarde, son las
cadenas del santo rosario. En ellas quiero atrapar a muchos hijos como os he
dicho antes, esclavos y oprimidos de Satanás, pero para ello quiero vuestra
ayuda pidiendo por la conversión de los pobres pecadores. También quiero ayudar
a tantas almas que lo están pasando mal. También quiero que pidáis por todo el
dolor del género humano.
Soy el auxilio y el socorro del hijo y la hija que
viene a mí. Pero hay tantas almas que no lo saben.
Con vuestra Madre, todos los sufrimientos son más
ligeros y llevaderos, al igual que con vuestro Jesús y el nuestro.
Recordarlo, las cadenas que traigo son las cadenas
del santo rosario. En ellas, quiero atrapar las almas de los pecadores para
atraerlos a mi Inmaculado corazón.
Orar mucho por la conversión de los pobres pecadores.
Orar mucho por vuestros hermanos que sufren toda clase de dolores espirituales,
materiales y corporales.
Orar mucho por España porque en verdad está a punto
de darse la revolución en ella. Corta pero muy sangrienta.
Orar para que los españoles y los que no lo son,
porque han venido de otros países a incordiar a España, se conviertan y se
quede solamente, si ha de darse ahora o un poco más adelante, en una revolución
y no desemboque en guerra civil, hijos míos.
El brazo de Padre ya ha caído y su justicia está
cayendo sobre la tierra.
Esa justicia que el Padre tanto ha preservado y tanto
trabajo le ha costado derramarla, pero ya no hay retorno. El hombre se ha
olvidado de Dios, no quiere a Dios. Y el hombre ha traído la justicia del Padre
sobre él.
Padre Pío
Vuestro padre, protector del grupo, está aquí
presente en medio de vosotros.
La paz de todo un Dios Trino descienda sobre vosotros,
vuestros corazones.
Gracias, hija mía, por haberme felicitado hoy.
Soy el padre Pío como vosotros me conocéis y vengo a
despertaros de vuestro letargo. No es tiempo de dormir sino de estar en vela y
de que llevéis a cabo todas las enseñanzas que los Sagrados Corazones, el Padre
y el Paráclito os ha dado.
Os amo mucho y quiero vuestra salvación, pero algunos
sois todavía muy rebeldes y hay algo que os quiero decir: ¡Ay, del hermano o la
hermana que se vaya de este mundo con algún rencor o algo hacía otro hermano o
hermana del grupo!
Padecerá en el purgatorio doble pena y las penas en
el purgatorio son muy dolorosas y muy terribles, creerme hermanos e hijos míos.
No sabéis cuando va a venir el Señor a por vosotros,
ni el día ni la hora. Estar preparados, hacer buenas confesiones que algunas no
las hacéis muy bien.
Dejaros que brille en vosotros la sencillez para que
brote en vosotros la humildad y no la soberbia.
Amar mucho a nuestra Mama, la Madonna, abrazarla,
besarla todos los instantes de vuestra vida.
Amar mucho a nuestro Jesús que Él siempre miradas de
compasión y misericordia para vosotros y me retiene de deciros cosas más
crudas, que os merecéis.
Porque ya lleváis años en la escuela del amor de los
Sagrados Corazones y ¡cuánto os cuesta crecer!
Pero, recordar que yo también os amo y siempre estoy
junto a vosotros y os protejo y os cuido, sobre todo cuando rezáis a los santos
y ángeles protectores, que muchos no lo hacéis. Si no venís vosotros a nosotros
¿cómo os podemos ayudar?
Pero aún así, de ¡cuántos peligros os he salvado,
hijos míos! Pero dejarme hacer más invocándome en vuestras oraciones.
El Padre me ha dado una gracia para vosotros, de gran
poder, fuerza que desciende sobre vosotros contra Satanás, sus secuaces y todos vuestros enemigos.
El poder y el amor de nuestro Padre Celestial
desciende sobre vosotros,
El poder, el amor y la misericordia de Dios Hijo,
nuestro Jesús, desciende sobre vosotros,
El poder, el amor y el fuego del Paráclito desciende
sobre vosotros,
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