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martes, 2 de abril de 2019

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES

12 FEBRERO DE 2019



Nuestra Madre
Hijos míos, estáis en la barca de nuestros sagrados corazones preparando las redes día tras día para llegado el momento vengan muchos pececitos a nuestros corazones porque el Paráclito, hijos míos, será quien hable por vuestras bocas. 
Pero para ello, tenéis que tener la barca protegida cubierta con vuestro amor. 
Ser todos muy prudentes porque todo lo que es nuestro, el enemigo lo quiere derribar a través de almas que se dejan llevar por él, hijos míos. Otros por la soberbia.

Jesús
No dejéis que la barca naufrague, hijos míos. Porque entonces, todos caeríais abajo. 
Ser todos uno en Mí, vuestro Jesús, que Él es él os habla ahora, hijos míos. 
Ser todos dulces como la miel unos con otros y no ásperos, hijos míos. 
Mirar que cuando ante Mí, sentiréis vergüenza y desesperación porque no habréis puesto de vuestra parte y veréis según hayáis amado al hermano, así os veréis a vosotros mismos. Y sufriréis un montón, hijos míos. 
El hermano o la hermana que mira con amor y benevolencia al hermano, al igual que habla al hermano, les serán evitados muchos sufrimientos cuando esté ante Mí. Y la purificación será suavizada, abreviada y ligera. Me refiero a la purificación del alma, no la del mundo, hijos míos.  
Mirar lo que os digo, detener vuestros malos pensamientos contra el hermano o hacía el hermano. Hablaros con bondad y dulzura y no decir: “es que soy así. Es que soy tal y cual”. No, hijos míos, no tenéis disculpa.
Amaros unos a otros como Yo amo.
Antes os pedía que no hicierais al hermano lo que no queríais que os hicieran a vosotros y que os soportarais. 
Ahora os digo, amaos unos a otros como Yo os amo.
Sé que sois débiles y caéis, pero esforzaros. Y no pensar: Yo soy mejor que este o aquel. ¡Esforzaros, hijos míos! 
Yo busco vuestro esfuerzo para poder ayudaros a que cumpláis mi voluntad, pero el esfuerzo, hijos míos e hijas mías, veo pocos.
No consiste sólo en rezar sino en esforzaros, cada día que pasa, en ser mejores. Vosotros no lo conseguiréis sin Mi o sin mi Madre o sin los ángeles que os hemos puesto a vuestro lado. 
Yo solamente os pido la voluntad de vuestro esfuerzo, lo demás, lo haré Yo, en cada uno de vosotros.
Os bendigo esta tarde en la sangre que brota del Inmaculado corazón doloroso de mi Madre y vuestra.

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