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martes, 2 de abril de 2019

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES


25 FEBRERO DE 2019



Nuestra Madre
Hijos míos, os pido que oréis mucho por vuestras familias y las familias del mundo entero, que el enemigo está haciendo muchos estragos en ellas. La familia es el centro de la cristiandad. En la familia se debería vivir como mi divino Hijo os dejó escrito en el Evangelio. Los padres educar a sus hijos en el amor de Dios y en su santo temor.
Pero la mayoría de estas familias están destrozadas. En ellas sólo hay problemas, discusiones y guerra.
Los padres no educan bien a sus hijos. Creen que con dárselo todo ya tienen bastante y les falta lo más importante, el amor. La dedicación de los padres a sus hijos.
¡Ay, hijos míos, que dolor más grande sienten nuestros corazones al ver el desamor tan grande en las familias! Los hijos no respetan a sus padres. Viven a su libre albedrío.
Y todo es discordia, como os he dicho. Problemas y guerras en ella.
Hace años que os dije que la familia, hijos míos, sería atacada, sin piedad por el enemigo para destruirla. Y lo ha conseguido, hijos míos. 
La familia, que es lo más grande, porque así quiso el Padre, el Paráclito y mi divino Hijo que lo fuera y así quiso mi divino Hijo nacer y educarse y crecer, en la familia.
Tener un padre y una madre y que fuera la Sagrada Familia el ejemplo de todas las familias cristianas del mundo entero.
¡Y, que pocos, se acuerdan y meditan en lo que es la Sagrada Familia!
La Sagrada familia es lo más grande que el Padre ha dado al hombre.
La familia tenía que ser la escuela del amor. Donde se aprendieran a amar bien a los padres y los padres a los hijos. Al igual que a enseñarlos a amar a Dios. A grabar los mandamientos en los corazones de los hijos. A regirse por ellos y por el Evangelio.
Es la escuela del amor. La primera escuela donde debería enseñarse a amar a Dios.
¡Pero que pocas familias cristianas lo hacen!
Destruyendo la familia está destruido el mundo porque se pierde el amor.
Todo principio, toda moral, todo valor. Y, crece el desamor y el libertinaje, hijos míos.  
La familia es lo más grande y es lo más atacado y destruido.
Orar mucho por vuestras familias que la mayoría, hijos, de vuestras familias no están como deberían. Ha crecido la cizaña en ellos. Y, la semilla del bien que los padres habéis, hijos míos, plantado está toda ahogada en la cizaña. 
Orar mucho para que la cizaña vaya cayendo y la semilla que plantasteis por la gracia de Dios vaya creciendo y dando su fruto. Pero para ello, vosotras madres, tenéis que hacer mucha oración por ella. Mucho sacrificio y muchas curas de humildad y predicar con vuestro amor y vuestro ejemplo. No de palabra y doblegando vuestra voluntad a la voluntad de Dios. Haciendo, hijos míos, lo que Él os dice. 

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