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viernes, 1 de noviembre de 2019

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES


11 JUNIO DE 2019



Nuestra Madre
Hijos míos, vuestra Madre Inmaculada y el Paráclito nos hemos hecho presentes en medio de vosotros.
Mira, hija mía.

Belén
Veo un monte muy alto. Veo a Jesús crucificado. Todas sus carnes desgarradas, su santa Faz desfigurada.
Un pómulo rasgado. Un ojo hinchado que a penas se le ve. Toda la cara amoratada.
Veo al Padre que sostiene a su Hijo con inmenso amor. Apoya su cabeza y su rostro en la cabeza de Jesús y con sus brazos metidos por la  cruz, le sujeta.
Veo a los pies de la cruz a la Santísima Virgen, desgarrada en dolor. A penas se mantiene en pie. Es sujetada por el Paráclito.
Juan es un valle de lágrima desgarrado por el dolor.
Mira a Jesús y mira a su Madre, está pálido de tanto dolor. El Paráclito le mantiene en pie con su fuerza. Le coge la mano y se la pone en la mano de la Santísima Madre.
La Virgen dentro de su inmenso dolor le mira, le agarra la mano y saca fuerzas para animarle a seguir al pie de la cruz.
Jesús mira hacía abajo y pronuncia las palabras: Mujer, he ahí a tu hijo. Juan, he ahí a tu Madre.
El Paráclito abre sus brazos y encierra en ellos a Juan y a María y los estrecha fuertemente en el fuego de su amor. No se les ve porque arden en ese fuego.
Y, en ese fuego el Paráclito sostiene a María y a Juan.
El Padre alarga su brazo y funde en el medio de ese fuego la mano de la Santísima Virgen con la de San Juan.
Y, la dice: Hija mía, en Juan; tu Padre, tu Hijo y el Paráclito, te da por hijos a toda la humanidad. Cuida de ellos. Vela por ellos. E intercede, Hija mía, por ellos. Porque por tu intercesión, gran parte de la humanidad se salvará.
Esta visión desaparece.
Veo otra, es un palacio de cristal y de piedras preciosas con muchas puertas y un gran trono.
Viene la Santísima Virgen rodeada de ángeles y se sienta en el trono.
Veo descender de lo alto una corona que la traen tres personas. El Padre, el Hijo y el Paráclito.
Y, se la ponen a la Santísima Virgen, en su hermosísima, bellísima e inmaculada cabeza.
Y los tres a una sola voz la nombran Reina del cielo, de la tierra, de todos sus hijos, de todo lo creado.
El Padre viene hacía ella. La Virgen se levanta, se arrodilla. El Padre la coge de las manos, la estrecha fuertemente entre sus brazos y la besa. El Padre se retira y se pone detrás del trono. 
Se acerca el Hijo, la Virgen hace lo mismo, se arrodilla ante su Hijo. Jesús le da sus manos. Besa sus llagas, la levanta y la estrecha fuertemente sobre su corazón y la besa.
Jesús se retira y vuelve a su sitio. 
Se acerca el Paráclito, la Virgen se arrodilla ante Él con una sonrisa la levanta, la coge las manos, la estrecha contra Él y se funden en uno. Todo es luz.
La luz va desapareciendo y se va viendo al Paráclito y a la Santísima Virgen, que se sienta en el trono.
Los ángeles alaban a la Santísima Trinidad, le dan gloria al igual que a la Santísima Virgen como Reina y señora de todo lo creado y Madre.
Vienen una multitud de santos. Se arrodillan ante el trono y ante la Santísima Trinidad, y al igual que los ángeles, alaban, bendicen y dan gloria y glorifican a la santísima Trinidad y a la santísima Virgen.
La Virgen se levanta, los va tocando y los va abrazando.
Es una multitud. No sé como, pero todo pasa en un segundo. 
La cara de la santísima Virgen está toda llena de gozo y de alegría. 
Y, dice: Mis hijos, mis hijos. Interceder junto a mí por todos los que quedan aún en la tierra, pues todos son mi hijos y a todos los quiero conmigo. Junto a vosotros en la gloria de Dios Padre, de Dios Hijo y de Dios Espíritu Santo. 
La visión desaparece.

Nuestra Madre
Si, hijos míos, soy vuestra Madre y vuestra Reina. Y, como Reina que soy vuestra. Vosotros sois príncipes y princesas, Recordarlo.
El tiempo se ha cumplido.
Falta muy poco para la segunda Venida de mi divino Hijo y todos tenéis que estar ya preparados para esa Segunda Venida, para ser los instrumentos del Paráclito, hijos míos. 
Por ello, en esta tarde, os doy todas las gracias, protecciones y bendiciones muy, muy especiales para esos momentos.
In nomine Patri, et Filie, et Spiritu Santi. 

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