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viernes, 1 de noviembre de 2019

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES


3 AGOSTO DE 2019



Nuestra Madre
Vuestra Madre Inmaculada y vuestro Jesús nos hemos hecho presentes en este cenáculo formado y dirigido por nuestros Sagrados e Inmaculados Corazones.
Gracias a todos los que habéis venido a reparar los corazones sagrados e inmaculados de mi divino Hijo y el de vuestra Madre, hijos míos. Que tan tristes y desgarrados están por los pecados de esta humanidad perversa, que ha perdido todo el sentido del mal y acampa a su libre albedrío, hijos míos.
Vosotras y vosotros, almas reparadoras, agarraros conmigo fuertemente a la cruz de mi divino Hijo para no sucumbir ante tanta maldad y tanto pecado, hijos míos. 
Pero agarraros sin miedo, como bravos soldados, llenos de fuerza y de alegría. De amor, de fe, de confianza y esperanza. Para ayudar a mi divino Hijo a cargar con la cruz y poder salvar muchas almas, que muchas, una multitud caminan por el precipicio y caen al fuego eterno, hijos míos.
Agarraos también por vuestros familiares, que algunos están muy duros, hijos míos.
¡No tener miedo! 
El que camina sin la cruz de mi divino Hijo termina perdiéndose, hijos míos. 
La cruz es salvación, la cruz es reparación, la cruz es santificación, la cruz es liberación, hijos míos, la cruz es redención.
En la cual, mi divino Hijo, os obtuvo la entrada a los cielos y el perdón de todos vuestros pecados. Cuando de corazón pedís perdón y vais al confesionarios, hijos míos. La cruz es salvación y liberación.
Ya se os dijo, no una vez sino muchas, que vuestros caminos no son rosas sino espinas. Piedras, latigazos, insultos, bofetadas, caídas. Los clavos, la corona de espinas de mi divino Hijo.
Pero os vuelvo a decir, llevarlo con fe, llevarlo con alegría, llevarla como valientes soldados de vuestra Santísima Madre, Capitana y Reina de todos los ejércitos. Y, a San Miguel, hijos míos. 
Tenemos que salvar muchas almas y entre ellas, las de vuestros familiares.
Prepararos en este mes, hermoso y bello,  de mi Asunción a los cielos, por las armas de la humildad, de la fe, de la confianza, de la esperanza y del amor.
Os bendigo con grandes gracias, protecciones y bendiciones para llevar la cruz de mi divino Hijo, que es un gran obsequio para cada uno de vosotros y vosotras, hijos míos.
Para que la llevéis con amor, para que la llevéis con alegría, como valientes y bravos soldados, a las órdenes de vuestra Madre y de San Miguel.
In nomine Patris et Filie et Spiritu Sancti

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