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viernes, 1 de noviembre de 2019

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES


13 JULIO DE 2019



Nuestra Madre
Hijos míos, vuestra Madre Inmaculada en medio de vosotros, en este cenáculo formado y dirigido por nuestros sagrados e inmaculados corazones. 
Hijos míos, os pido para salvar una parte más de la humanidad: oración y sacrificio. Amor y humildad, hijos míos. Al igual, que para reparar nuestros Sagrados e Inmaculados corazones tan ultrajados y doloridos por la maldad y la perversidad del hombre.
El hombre ha llegado a un grado tal de brutalidad y perversidad, hijos míos, que ya no escucha nuestras llamadas en el interior de sus corazones, hijos míos. 
Si mi Hijo no llega pronto, muy poquitos podrán ser salvados. 
Hijos míos, orar mucho, hacer muchos sacrificios y penitencia por la conversión de vuestros hermanos para ablandar la dureza de tantos y tantos hombres, pecadores empedernidos que rechazan la gracia y el amor de mi divino Hijo.
Mirar como está el mundo. Cada día que pasa aún está peor por la perversidad y la dureza del hombre. Por el pecado de toda la humanidad.
No echéis la culpa a unos y a otros. La culpa de que el mundo esté así, es el pecado, hijos míos. Recordarlo.
El mundo está totalmente en tinieblas, en tinieblas de muerte. 
Sólo las lucecitas de las almas con fe de los grupos de oración, ha evitado que el Padre haya dejado caer su brazo con rigor y con justicia.
Y que no se haya desencadenado ya a cólera del Padre por el pecado en la tierra, hijos míos. 
Pedir en vuestras oraciones al Padre que venga ya su divino Hijo. 
Pedir la segunda venida, hijos míos. Para que el mundo, tal y como está, quede ya purificado, hijos míos. Para poder entrar mi divino Hijo en él.
Todo va a llegar a su fin. No hay retorno pero vosotros con fe, con confianza y esperanza. Orar mucho por los pobres pecadores especialmente los más empedernidos y las oraciones que se os han dado al Padre para suavizar y abreviar su justa cólera, hijos míos. 
Porque sino fuera así, pocos, muy pocos, quedarían vivos en esta mundo para recibir a mi divino Hijo, hijos míos.
Orar mucho por las almas consagradas. No criticarlos y amarlos.
Vuestra misión, como la misión de todos los hombres es pedir por las almas consagradas.
Ello son más atacados por el enemigo infernal, hijos míos. No criticarlos, ni hablar a los sacerdotes mal de otras almas, hijos míos.
Tenéis que tener un corazón puro, tierno y humilde. Lleno de amor y caridad para no juzgar sino perdonar.
Como mi divino Hijo no cesa de perdonaros constantemente a cada uno de vosotros y a todos los hombres que van ante Él para obtener el perdón de sus pecados, hijos míos.
No juzgar sino queréis ser juzgados en su día sino solamente amar y perdonar. Esto no quiere decir que si veis algo que realmente esté mal, lo digáis. 
Y que corrijáis al que esté confundido u obrando mal, hijos míos, esto es amor fraterno.
El mundo empezó así, a pervertirse, porque nadie corrigió y se dejó obrar mal y nadie hubo que a estas almas les llamaran la atención y les hicieran ver el camino equivocado y el mal que estaban haciendo y cometiendo. 
Vosotros corregir con amor pero no dejar pasar, hijos míos, el mal. 
Vuestros deber es, con la gracia del Paráclito, corregirlos y hacerles ver el mal.
Y no desanimaros sino lo conseguís. Vosotros seguir, hijos míos, corrigiendo con amor y enseñando con amor. Que algunas almas caerán y se darán cuenta de sus errores y volverán sus ojos a Dios. 
Os bendigo, hijos míos, en Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. 
In nomine Patri etFilie et Spiritu Sancti
Ir en la paz de Dios Trino. Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. 

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