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domingo, 6 de mayo de 2018

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES

5 MARZO DE 2018



Padre Eterno
Hijos míos, vuestro Padre se ha hecho presente en medio de vuestros corazones. ¡Ahí, he plantado esta tarde mi tienda! Para que estéis siempre junto a mí. 
No quiero que tengáis miedo de lo que oigáis, escuchéis y veáis. 
Si mi tienda, con vuestro Padre, está en vuestros corazones. Jesús está en vuestros corazones, mi divino Hijo, vuestro Hermano. Si el Paráclito habita en vuestros corazones y mi Hija predilecta, vuestra Madre Inmaculada, está en vuestros corazones. A nada debéis temer, hijos míos.
Debéis temer en no hacer nuestra voluntad, de desviaros del camino, eso sí que debéis temer. Porque al alejaros de vuestro Dios y de vuestra Madre sois presas y seréis presas del enemigo. Y caeréis fácilmente en sus redes de seducción, de mal para llevaros al infierno. Manteneos firmes en las huellas ensangrentadas de mi divino Hijo, esas huellas que trazó para cada uno de vosotros y vosotras, hijos míos e hijas mías. 
¡Con que amor y con qué dolor trazó esas huellas para vuestra salvación!
Ser agradecidos. No ser ingratos y besar todos los días el crucifijo y el corazón agonizante de mi Hijo, Jesús, y del vuestro.
El brazo de vuestro Padre está cayendo y poco queda para terminar de caer, hijos míos. 
La justicia de vuestro Padre, poco a poco, se está dando hasta que se dé enteramente y venga mi divino Hijo entre las nubes.
Y, a los corderos los ponga a su derecha y a los cabritos a su izquierda. 
Manteros firmes. No vaciléis.
Orar, orar para que no caigáis en tentación y rezar el santo rosario diariamente a vuestra Madre Inmaculada por vosotros, vuestros familiares, por vuestro país, por el mundo, por vuestras necesidades, por la Iglesia, por los pecadores. Por tanto, por tanto, que tenéis que pedir, hijos míos e hijas mías. 
Alegraos y regocijaos en este tiempo porque las trompetas del triunfo están sonando ya en el cielo.
La victoria será dada a los buenos y las almas justas y fieles volarán de la mano de sus ángeles custodios al encuentro de mi divino Hijo a los cielos.
Aceptar todo como una purificación en la cual vuestras almas quedarán más limpias que la nieve. Y no tener miedo.
Si estáis con nosotros, hijos míos. Si estáis con vuestro Padre. ¿a que teméis?, ¿a que tenéis miedo?
Miedo sí que tenéis que tener a alejaros de vuestro Padre, de vuestra Madre, de vuestro Hermano y del Paráclito. Eso sí que tenéis que tener miedo porque ahí sí que caeríais presas del enemigo de las almas.

Jesús
Con dolor os alumbró para la eternidad y con dolor os alumbró para estar junto a vosotros y vosotras en vuestras alegrías y en vuestras penas.
Ella es verdaderamente Madre de cada uno y de cada una de vosotros y de vosotras. 
Ella padeció junto a mi todo dolor, todo sufrimiento espiritual por cada uno de vosotros y de vosotras y de toda la humanidad.
Y ahora os vuelvo a dejar con mi Padre y el vuestro.
Para que os de su bendición que en esta bendición va la bendición del Paráclito y la mía. Y para que selle vuestro corazón con esta gran protección.

Padre Eterno
Hijos míos, vuestro corazón está siendo sellado con esta gran protección que os he dado en esta tarde.
Y os bendigo en el nombre del Padre, que es él os está bendiciendo. 
En el de mi Hijo, Dios Hijo. Y en el del Paráclito, Dios Espíritu Santo. 
Y en la llama de amor del Inmaculado Corazón de María, la Inmaculada y Purísima Concepción.
Quedad en nuestra paz y en nuestro amor. 

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