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lunes, 5 de octubre de 2015

MENSAJE PARA EL GRUPO DE ORACIÓN 
SAGRADOS E INMACULADOS CORAZONES


21 DE JULIO DE 2015


Jesús
Hijos míos, vuestro Jesús crucificado se ha hecho presente junto con mi Madre y vuestra al pie de la cruz.
Mira, hija mía.
Rosa
Viene un soldado con un clavo grande, le coge la mano derecha, le pone la punta del clavo en la muñeca, con el martillo empieza a clavar la mano en la cruz. El señor intenta no moverse mucho por no causar dolor a su Madre.
Veo ahora al soldado pasar a la mano izquierda, tira del brazo para llevarle al agujero donde esta el clavo y el hombro del Señor cruje, el hombro del Señor ha sido dislocado. Se me ha olvidado deciros que tiene las manos atadas con cuerdas.
Otra vez veo el clavo en la muñeca ¡ay, que dolor! empieza a pegarle fuerte al clavo, es clavado en la otra muñeca.
Ahora veo al Señor todo chorreando sangre no hace fuerzas ni espamos, todas las llagas que tenia cerradas han sido abiertas, las muñecas empapadas, sale la sangre a borbotones de ellas.
Veo al Señor como pone los pies en el tablero y veo como un soldado empieza a taladrar el pie derecho.
Veo como cogen el otro lo ponen a la misma par que el derecho y empiezan a clavárselo también, rompen tendones, venas.
¡Que dolor más horrible! todos los músculos  y venas se le quedan al Señor agarrotados, está hecho un calambre.
El Señor quiere disimular el dolor pero no puede. El rostro lo tiene todo desfigurado de tanto dolor.

Jesús
Si, hijos míos. Fui clavado en la cruz por amor a cada uno de vosotros y de vosotras y de toda la humanidad y ¿como me lo pagáis y me lo pagan?
Unos con aberraciones, otros con ingratitudes, otros con incredulidad y vosotros con falta de confianza. ¿porque no confiáis más en Mí, hijos míos e hijas mías?, ¿porque no lo dejáis todo en mi Sagrado Corazón?  que Yo os lo iré dando en su tiempo y en su momento, ¡pero no! Vosotros me pedís con exigencia ya y no dejáis actuar a vuestro Jesús y queréis que haga Yo vuestra voluntad. Pero no vosotros y vosotras la mía y me tenéis que dejar libre para poder actuar en vuestros problemas. Esa impaciencia, ese Ya es falta de confianza.
¡Cuántas veces os hemos dicho que os preocupéis de mis cosas que Yo me preocupo de las vuestras!
Y cuando llega el dolor, cuando llega el sufrimiento, sea cual sea, perdéis esa confianza que decís tener en Mí y me pedís angustiados, me pedís con exigencia YA y no me dejáis actuar libremente en vuestros problemas, necesidades y enfermedades.
Mirar a vuestro Jesús crucificado, mirar la cruz, mirar el árbol de la cruz y junto a mi Madre, a San juan y a las Marías agarraros bien a la cruz que en ella está la salvación y ser almas reparadoras de corazón, no de palabra que algunas decís “bla bla, bla, bla” y a la hora de la verdad todo se os hace grande, la cruz muy pesada porque no confiáis plenamente en Mí, hijos míos.
Si a los animalillos de los bosques, de los campos, no les falta su sustento, ni a las florecillas,  ¿como os voy a dejar Yo que os falte los necesario? Aunque algunas veces os tengáis que ayudar unos a otros, porque todo lo que tenéis no es vuestro porque Yo os lo he dado, por lo tanto es mío.
Hijos míos e hijas mías, ser almas muy humildes, ser almas llenas de amor, de caridad, de confianza, de esperanza, de fe y dejaros llevar por la cruz, dejaros llevar por vuestro Jesús crucificado en ella. Y en esta cruz tenéis que estar crucificados todos y todas junto a Mí.
Si no estáis crucificados y no sois crucificados en ella no habrá resurrección.
Ser con mi Madre almas corredentoras, almas reparadoras, almas que me traigáis a otras almas, hermanos y hermanas vuestras, que por ellos también di mi vida, por ellos también me tendí en la cruz y por ellos también derramé hasta la última gota de mi sangre.
Y a todos y a todas os quiero conmigo, pero mira, hija mía, un precipicio muy grande, muy grande.
Mira cuantos caen en las profundidades del infierno porque no hay almas que recen por ellas.
Mira todas estas almas que han quedado al borde, que son cogidas por los ángeles son todas que se van a salvar esta tarde gracias a la reparación a la Santa Faz y a los dolores de mi Madre.
Orar mucho por la conversión de los pecadores, en especial, por los más empedernidos. Los que más me odian y los que me quieren quietar del centro de España y de los hogares y del mundo entero. Ellos también son mis hijos y también los amo.
Orar por ellos que como Padre que soy los quiero todos junto a Mí. Y no quiero la perdición de ninguno de ellos.
En vez de criticar, bendecirlos y orar por todos ellos que Yo os prometo que si lo hacéis así, muchos se salvaran y con su salvación ganáis la vuestra y la de vuestros familiares, hijos míos e hijas mías.
Y ahora, hija mía, vete poco a poco inclinándote.
Bebe del cáliz de la amargura para reparar los dolores de mi Madre, mi Santa Faz y el Sagrado Corazón dolorido y traspasado por el desamor de los hombres.
Regiros por los mandamientos, por los Evangelios y por mi palabra y la de mi Madre que os damos en el grupo que no es otra que el Evangelio.
No seáis ingratos ni ingratas y reparar a vuestro Jesús y a vuestra Madre y salvar muchas almas, almas reparadoras.
Y para daros más fuerza os pongo a cada una a santa Gema para que ella os ayude y os de fuerza para agarraros bien a la cruz y aceptar todo lo que venga de ella. Que todo lo que viene de Dios no es malo, hijos míos e hijas mías y se puede llevar con amor porque mi yugo es suave y mi carga ligera.

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